VII

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Después de disfrutar del abrazador baño de burbujas, donde el agua se llevó aquel rastro de tristezas y malos recuerdos, se secó todo el cuerpo con una toalla que encontró en los armarios de la estancia. Cuando estuvo sin rastros de humedad sobre su piel, repartió un poco de crema hidratante por su cuerpo, ya que sabía que si daba un delicado masaje en donde estaban sus moretones, estos mejorarían el pésimo aspecto que tenía con más prisa.

Para su desafortunada desgracia, vislumbró por el rabillo de sus ojos, como YoonGi de pie bajo el marco de la puerta que ahora estaba abierta, analizaba cada uno de sus movimientos con una sonrisa socarrona, y sus brazos cruzados sobre su pecho. No supo exactamente porque lo hacía, pero podía sentir sus ojos clavados en su trasero, y cada lugar por donde sus manos pasaban esparciéndose crema.

—Apresúrate, no quiero tener que esperarte más para comer —refunfuñó el mayor, y Jimin a pesar de escucharlo claramente, continuó en absoluto silencio.

Al finalizar, se envolvió en la toalla, e ignorando la perturbadora presencia del más alto, ando con pesadez hasta su habitación. Encontrándose segundos más tarde en la seguridad de su cuarto, abrió su armario para ponerse las primeras ropas que encontró, una camisa blanca vieja que le quedaba demasiado grande, y una sudadera roja que fue toda una travesía poner al igual que su ropa interior.

Sacudiendo su cabello húmedo con una de sus manos, bajó al primer piso a pasos torpes y muy lentos, casi podría decirse que no tenía energías de verle la cara de nuevo a Min YoonGi. Pero fue inevitable no encontrarse con un callado YoonGi comiéndose su hamburguesa, sentado plácidamente en una de las tantas sillas del amplio comedor, Jimin tomó asiento lo más alejado posible de él y sacó de la bolsa azul en medio de la mesa, su hamburguesa completamente envuelta en papel aluminio. La abrió con sus labios fruncidos en una fina línea y de inmediato el exquisito aroma inundó sus fosas nasales; obligándolo a devorarse con ansiedad aquel manjar que para sus papilas gustativas era muchísimo más que delicioso.

—Pareces un cerdo cuando comes, definitivamente Jin tiene razón al llamarte obeso —masculló YoonGi con un tono desdeñoso en su ronca voz. Jimin sin poderlo soportar, puso sus ojos en blanco, mientras masticaba con rapidez el gran bocado que le había pegado al pan, la carne y el montón de verduras.

—No es mi bendito problema lo que Jin o tú, piensen de mí —refutó antes de volver a morder la hamburguesa, y simplemente se limitó a comer con gusto, bajo la enojada mirada del mayor.

—Estás demasiado altanero, ¿acaso no te quedaron claras las cosas conmigo, zorrita?

—¿Puedes evitar llamarme de esa forma?

—Te llamaré como se me dé la gana, puta —murmuró hecho una bola de furia.

Min YoonGi chasqueó su lengua como si hubiera perdido de repente el apetito, y dejando escapar un gruñido lleno de fastidio, dejó su hamburguesa a medio terminar sobre la mesa, para acto seguido ponerse en pie con un aire de preeminencia que molestó un tanto a Jimin—. Te espero en mi habitación apenas acabes.

—Espera sentado, porque no pienso poner un pie ahí.

—Atrévete a llevarme la contraria, Jimin —le advirtió con sus ojos inyectados en sangre, y repletos de una aversión que lograba tocar cada centímetro del cuerpo de Jimin sin mucho esfuerzo—. Solo inténtalo a ver qué te sucede.

—¿Qué pasaría si se me ocurriera denunciarte por lo que me hiciste anoche? —contraatacó el más bajo dedicándole una sonrisa de oreja a oreja, que YoonGi le devolvió con mofa.

—No alcanzarías a poner ni un dedo de tu mano en la calle, antes de que te asesine.

—Bien, ya lo veremos... —dijo en calma.

*SADIQUE: PAINFUL PLEASURE * [YOONMIN] * MPREG *Donde viven las historias. Descúbrelo ahora