*SADIQUE: PAINFUL PLEASURE * [YOONMIN] * MPREG *

XI

En todo el camino de regreso a su casa, Jimin no pudo evitar comentarle el montón de noticias a su hermano, aunque este en si no le prestaba mucha atención, en silencio lo dejó que parloteara como loco, con la esperanza de que en algún momento se aburriera y se callara.

Jimin le contó pensativo su extraña tregua con Jin, el montón de chicas que se le habían insinuado desde que había entrado al salón de clases, y no pudo faltar en su relato el grupo de chicos de otros cursos que lo habían invitado a una gran fiesta, a la que lógicamente no asistiría.

Y a decir verdad se sintió demasiado incomodo, cuando el líder del equipo de Básquet se peleó a puño seco con el de Taekwondo porque les urgía que Jimin perteneciera a alguno de sus clubs, no obstante, el menor pálido como una vela los había detenido antes de que llegara un profesor, y con un notable enojo en su rostro, rechazó sus propuestas.

Jimin no era tan estúpido como YoonGi imaginaba, el menor era muy perspicaz e inteligente, tanto que solo se limitaba a reírse a todo pulmón, divertido con todos los intentos fallidos de los estudiantes del instituto Kim por agradarlo, como si haciendo eso, YoonGi fuese a brindarles un trato especial.

El mayor por alguna razón desconocida se sintió un tanto más tranquilo, no era como si al pálido le preocupase lo que sea que le hicieran sentir a Jimin en la escuela, a decir verdad, lo único que le irritaba era que las personas se acercaran a él con las intenciones de utilizarlo, de lastimarlo, y luego probablemente desecharlo como un trapo viejo cuando consiguieran lo que deseaban, pero no precisamente porque lo quisiera o lo tuviera siquiera en estima.

Para YoonGi, él era la única persona que podía hacer lo que se le diera la gana con el menor, por ende, saber de ante mano que Jimin se evitaba esos malos tragos, le satisfacía en demasía, dado que prácticamente le estaba permitiendo que fuera el único que lograse destrozarle el corazón, el alma e inclusive cada parte de su precioso cuerpo.

Las cosas entre ambos habían cambiado mucho, lo cual para Jimin era demasiado inquietante, ya que con cada día que pasaba entre tanta calma, se acostumbraba al nuevo trato de su hermano mayor, y él sabía con seguridad que eso era muy malo, porque en cualquier momento el verdadero YoonGi saldría a flote y lo destrozaría de una forma vil, de la que estaba convencido no lograría recomponerse con tanta facilidad.

El nuevo YoonGi no solo lo llevaba en su bicicleta a la escuela, este también le compraba a veces el almuerzo bajo la mirada cargada de ternura de todos los presentes en la cafetería, y cuando se topaban por los pasillos, lo obligaba a detenerse para acariciar sus cabellos dejando al más bajo completamente desubicado. Sin embargo, Jimin sabía que YoonGi también lo usaba solo para mantener su nueva imagen de buen hermano, para guardar las apariencias y fingir algo que no era frente a sus fanáticas que se embelesaban cada vez más con él.

En muchas ocasiones más, le ayudaba con los deberes mientras jugaba videojuegos en la sala de estar, le explicaba con esa voz ronca cargada de desinterés hasta el más mínimo detalle de cualquier materia, sin apartar sus ojos del televisor o siquiera perder las partidas. YoonGi era demasiado ágil y listo, lo cual a Jimin ya no le sorprendía en lo más mínimo.

Cuando caía la noche, juntos preparaban la cena, y ese día no fue la excepción, entretanto YoonGi cortaba las verduras con una maestría impresionante, el otro preparaba varios trozos de pollo en salsa agridulce. Ambos en total silencio se movían por la cocina y arreglaban hasta el más mínimo detalle de cada alimento, y no se detenían sino cuando quedaban a gusto con el resultado final.

Al estar sentados las sillas del comedor, alimentándose con cada platillo sobre la mesa, ninguno de los dos se dignaba a decir nada trascendental, no era incomodo, pero tampoco demasiado agradable. Su relación era un vacío, un agujero profundo del que no podían escapar, el cual se habían acostumbrado a compartir de mala gana.