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Llegó domingo y se encontraba ansiosa por el almuerzo con Ucker...Eran las 9 de la mañana,  preparaba el desayuno de su hija que aún seguía dormida. Como era domingo la dejaba levantarse más tarde. Tocaron la puerta y se acercó a abrir.
La figura que se presentó la dejo atónita.

Dulce: Qu..e..  ha...ces aquí? - Preguntó con dificultad mientras todo su cuerpo temblaba de miedo. — La había encontrado.

Felipe: Hijita así recibes a tu padre después de tanto tiempo sin vernos,  que maleducada eso no fue lo que te enseñé. - Siguió sin pedir permiso mientras observaba todo con cierto aire de desprecio. Se sentó en el sofá.

Ella estaba en la puerta con los ojos llorosos... Trataba de controlarse.

Felipe: Siempre fuiste una tonta Dulce María, eres mi hija, no deberías de vivir en esta posilga,  conmigo lo puedes tener todo.

Dulce: ¿Cómo me encontraste?

Felipe: Qué no se te olvide quien soy querida,  para mi no hay nada oculto ni imposible. De casualidad tienes una copa de whisky? Tengo sed.

Dulce: En esta casa no hay alcohol.

Felipe: Entonces cuentame, ¿ Qué ha sido de tu vida todos estos años?

Mamii!!! - Grita Sofía corriendo hacia las piernas de Dulce.

Felipe: Así que tengo una nieta y no lo sabía,  pero que bonita es. Ven,  acercate preciosa.

La niña retrocedió más hacia Dulce tenia miedo y es que el aspecto de ese hombre asustaba,  Sofía se concentraba en la gran cicatriz que cubría el rostro del sujeto,  llevaba grandes prendas doradas en el cuello y manos. Era alto,  robusto,  de piel trigueña.

Sofía: Mami- Con una mirada de miedo que le explicaba a su mamá que no quería acercarse a su abuelo. 

Dulce: Cariño ve y te lavas los dientes, si quieres puedes ver caricaturas ahora te alcanzo.

Una vez la niña se fue.

Felipe: ¿Quién es el padre?

Dulce: Eso no importa. Él responde por ella si es lo que te interesa.

Felipe: Pues debe de responder por las dos,  no consiento como puedes vivir aquí.

Dulce: Sí es así es porque yo lo he decidido,  no quiero estar con él.  Pero te pido que no te metas en esto.

Felipe: Tienes razón eres una Espinoza y no tienes porque mendigar dinero a nadie,  para eso estoy yo, tu padre.
Toma su chequera y coloca un número con muchos ceros,  luego introduce su mano en su bolso y saca  dinero en efectivo. Deja todo sobre la mesa. - Eso es para ti y para mi nieta lo van a necesitar.

Dulce: Papá,  yo no necesito tu dinero,  no de la manera en que lo ganas.

Felipe: Nunca me vas a perdonar, ¿cierto?

Dulce: Ya te dije hace años cual es la única forma en la que te podré perdonar.

Felipe: Los culpables ya pagaron.

Aunque intentaba controlarse las lágrimas recorrían su rostro.

Dulce: ¡De qué manera!, De la única forma que tu sabes! Por tu culpa mamá no esta con nosotros,  por tus malditos negocios y enemigos!

Felipe: No sabes nada Dulce,  Sandra era mi vida,  ellos tenían que pagar.

Dulce: ¡No quiero estar cerca de ti!,  no mientras sigas con tus negocios sucios. Mientras sigas en eso estaré corriendo peligro, no quiero que le suceda nada a mi hija, entiende. No me puedo arriesgar a que nos suceda lo mismo que a mi mamá. Tienes muchos enemigos papá que no se van a tentar el corazón.

Felipe: A ustedes no les va a pasar nada,  de eso me encargaré yo,  pero no me puedes pedir que este lejos de ti,  ahora que te he encontrado y se qué tienes una hija. Te quiero Dulce eres mi única hija.

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Se acercaba la hora pactada para recoger a Dulce en su departamento, sonrío ante el espejo observandose listo,  tomó un poco de colonia lo distribuyó en sus manos, cuello y torso. Salió hacia su destino.

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Sé quitaba las lágrimas de sus mejillas, ese hombre era su superheroe, él que de niña le sacaba tantas sonrisas,  pero ese capítulo de su vida no lo quería repetir,  fue muy doloroso y traumático,  se negaba a volver a sentir miedo.

Dulce: Te pido por favor que te vayas,  ah, y  llévate todo ese dinero no lo necesito.

Felipe: Pero... Dulce...

Dulce: No necesito nada papá,  por favor...

Se acerca a la puerta la abre y le pide que se vaya.

Él se acerca a ella,  le da un beso en la frente...

Felipe: Nunca olvides que te quiero.

Ella no respondió nada, solo lo dejó irse.
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Llegó al edificio,  esperó al ascensor pero se tardaba demasiado,  lo pensó varias veces y decidió irse por las escaleras.
Mientras él se encontraba subiendo el décimo escalón el ascensor se abrió y de él salió su peor enemigo....
Esta vez el destino no los dejó encontrarse frente a frente pero estaban muy cerca el uno del otro sin saberlo.
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Cuando estuvo en el piso que Dulce le indicó,  buscó el número del departamento,  justo ese tenía la puerta entre abierta.
Decidió tocar,  fue recibido por Sofía.

Sofía: ¿Hola Chlis?

Ucker: Pero que hermosa estás. Y ¿ Tú Mami?

Sofía: Se esta telminando de alegar es que cleo que esta enfelmita.

Ucker: ¿ Qué tiene?

Sofía: Te dilé, pelo no le digas nada a mi mami.

Ucker: No le diré nada,  pero dime?

Sofía: Es que vino un señol un poco feo,  dijo que ela mi abuelo. Yo no supe más polque me fui a mi habitación y mi Mami se quedó con él,  cuando él se fue ella estaba llolando pelo me dijo que no ela nada,  que le dolía la cabeza.

Después de varios minutos apareció Dulce,  llevaba un vestido rojo semiajustado,  ese color le sentaba muy bien, pensó él. Ella miró a Ucker que no se quedaba atrás,  ese traje color beige le quedaba ajustado,  su mirada recorría todo su cuerpo hasta que salió de ese tipo de pensamientos,  saldrían en plan de amigos,  como agradecimiento o eso era lo que ella pensaba...
Quien sabe que planes tenía el destino.

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😚😚😚😚😚😚😚
~DM~

Destinos Cruzados © (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora