mi odioso jefe (cap 48)

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Luego de eso él colgó. Él simplemente colgó y yo me quedé como retrasada sosteniendo el celular contra mi oreja durante los siguientes cinco minutos.

Mierda, estaba tan perdida. No había forma en este mundo de que él no lo notara, al menos que consiguiera mantenerlo a un metro de distancia durante todo el tiempo que estuviera aquí. ¿Y qué demonios era eso que tenía que decirme? ¿Protegerme de quien mierda…? ¿¡Y qué maldita verdad!? Las preguntas daban vueltas tan rápido que comenzaban a verse borrosas a través de mi cabeza. Me sentía mareada y como si todas las respuestas estuvieran a un paso de distancia y no me pudiera mover. No entendía nada. No entendía por qué de la nada Ruggero estaba preocupado. No entendía qué verdad era la que quería decirme y no entendía cómo había sido tan tonta como para olvidarme que los aparatos tecnológicos pueden ser rastreados en un abrir y cerrar de ojos.

Me miré al gran espejo de la sala, preguntándome si había una posibilidad de que él no notara el bulto en mi vientre. Vamos, con una playera holgada no podía ser tan obvio, ¿verdad? Siempre y cuando lo mantuviera lo suficientemente lejos de mí, él no iba a notar nada. Dios, no podía notar nada, porque si lo hacía, todo se iba a ir más a la mierda y terminaría quebrándome, finalmente me quebraría y no quedaría nada de mí. No importaba si era mi culpa por ocultárselo, pero si Ruggero me lastimaba una vez más, no iba a soportarlo.

Mi mente vagó por las más estúpidas ideas que he tenido nunca. Primero me pregunté cuán lejos podría estar de aquí antes de que Ruggero llegara, pero no tenía ningún lugar permanente a donde ir, y si me iba a un hotel, tarde o temprano terminaría regresando aquí y siendo encontrada, luego me dije que podía ponerme una faja o algo, pero eso podría dañar al bebé y no estaba dispuesta a correr ese riesgo, ni siquiera tenía una faja. Luego pensé que tal vez podría simplemente no abrir la puerta, y esa fue la ganadora de las ideas estúpidas, porque definitivamente no era un buen plan.

El reloj parecía nunca querer avanzar, porque cuando lo miraba y pensaba que habían pasado dos horas, solo habían pasado veinte minutos. Ver la televisión o escuchar música no ayudó, tampoco ayudó ponerme a cocinar o ir a la tienda a comprar. Había una gran distancia entre Boston y California, literalmente ambos estados estaban en extremos diferentes del país, un vuelo comercial se demoraría más de cuatro horas más el tiempo extra que tomaba subirse a un avión.

Vale llamó luego de eso, y le conté todo. Al parecer, ella tampoco tenía una solución o no quería decírmela, y resultó que me distrajo exitosamente de Ruggero cuando comenzó a contarme lo bueno que era Camilo en la cama, y en ese momento, pensándolo bien, la ansiedad por Ruggero parecía una mucho mejor alternativa que la imagen que tenía plantada en mi cabeza ahora, pero Vale no se detuvo ahí, y siguió dándome detalles que Dios sabía que yo no necesitaba, ni siquiera creía que algo de eso fuera completamente legal.

A medida que las horas pasaban, mis ansias comenzaban a hacerse más y más grandes. Luego empezó a llover y un trueno casi hizo que aterrizara contra mi trasero en el suelo. Sentí mis manos sudorosas y mi corazón latiendo a una velocidad que no podía ser normal en términos médicos. Estaba tan nerviosa que era inexplicable, y estaba tan asustada de que Ruggero se enterara de la verdad que estaba literalmente a un segundo de salir corriendo por la puerta a otro estado.

Cuando dieron las nueve, finalmente tocaron el timbre… bueno, azotaron el timbre. Mi cuerpo de pronto entró en un estado de shock; no podía moverme mientras escuchaba los campanazos del timbre sonar una y otra y otra vez. Una parte de mí decía “¡Muévete, tarada!” mientras que la otra me rogaba de rodillas que me quedara ahí, sin hacer nada, y que quizás él se iría y todo esto se desvanecería en el aire, pero considerando que viajó más de cuatro horas en un avión solo para verme y decirme Dios sabe qué, esa no era una posibilidad.

Me tomó una eternidad calmarme lo suficiente como para pararme del sillón sin que mis piernas cedieran a mi peso. Me tomó otra eternidad llegar hasta la puerta, y me di cuenta que era demasiado cobarde como para abrir la puerta. Tenía miedo de que la curva en mi estómago fuera lo primero que notara, y luego de eso… Dios, él iba a odiarme por siempre, aunque con el polerón gigante que llevaba puesto, era difícil distinguir si quiera la mitad de mi figura.

Dando un paso hacia adelante y poniendo mi mano en la perilla de la puerta, tomé una gran bocanada de aire y cerré mis ojos con fuerza, alejando las lágrimas que rugían por salir. No podía desmoronarme ahora, simplemente tenía que ser fuerte. Una última vez.

Cuando abrí la puerta, mi corazón se detuvo y el sonido de la tormenta se volvió mudo. Todo lo que podía ver era aquella sonrisa malévola y esos ojos fríos atentos a mí.

—Karol,Karol,Karol. Estoy muy decepcionado de ti, ¿no te dijo tu madre que no debes abrirle la puerta a los extraños?

No era Ruggero.Era Daniel.

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Woooo es Daniel que creen que va hacer? Pobre karol?.............. Esto esta ASKDKKDK

Bueno, bueno aquí les dejo otro cap Si lo por que l@s quiero demasiado además se los debía ya que hace tiempo me están pidiendo maratón

Besos😘 ~fefa~

"mi odioso jefe"[terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora