mi odioso jefe (cap 58) maratón 3/3

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Como era de esperarse, luego de aquello, la noticia del bebé hizo que nuestras madres lloraran más fuerte. No estoy muy segura de qué cara pusieron nuestros padres, pero Camilo se atragantó con su bebida y la escupió en la cara de Vale, por supuesto ella casi lo golpea, pero alcanzó a controlarse y me sonrió luego de que se secó un poco la cara. Le sonreí de vuelta, sin soltarme en ningún momento del brazo de Ruggero y sin desprenderme de la sonrisa de mi rostro tampoco.

Creo que mi padre estuvo cerca de golpear a Ruggero, sobre todo cuando les dijimos que en realidad el bebé tenía seis meses y medio y que no se notaba tanto porque yo era especial en una manera muy extraña, pero Cecilia y mi mamá estaban bailando sobre la luna, sobre todo Cecilia, quien no iba a parar de llorar pronto.

—Gracias por decir que sí —me susurró Ruggero un rato después cuando finalmente encontramos un momento a solas.
— ¿Pensaste que diría que no? —me reí y me abracé de su cuello, perdiéndome en sus hermosos ojos.
—Cruzó mi mente —sonrió apenas y se inclinó para besarme cortamente en los labios.
—Entonces… ¿estás seguro de que no te precipitaste?
—No —respondió enseguida—. Si por mí hubiera sido, te hubiera pedido ser mi esposa la primera vez que te vi.
—Eso es muy dulce, y probablemente yo habría aceptado.
— ¿Tú crees? —se rio.
—Claro, de todos modos tú puedes comprarme muchos autos deportivos.
—Puedo comprar toda la compañía de Ferraris por ti, cariño.
—Eso suena bien —recosté mi cabeza en su pecho—. Los Ferraris son una buena elección.
—La mejor elección.
—Y quiero mi propia isla.
—Te daré todo el Atlántico si quieres.
—Siempre he querido viajar a Grecia también.
—Te compraré una mansión en Grecia.
—Entre más grande mejor, ya sabes eso.
—Lo sé, lo sé. ¿Algún otro requerimiento?
—Solo eso, no te preocupes —me reí.
—Está bien, intentaré no hacerlo. ¿Cuándo quieres casarte?
—Mañana, en las Vegas —suspiré, feliz del simple hecho de estar junto a él.
—Bien, mañana en las Vegas —pude sentir su sonrisa sin verlo.
—Bueno, entre antes mejor, nunca he sido muy paciente —levanté mi rostro para mirarlo. Efectivamente él me estaba sonriendo y me estaba mirando como si yo realmente fuera su mundo entero.
— ¿Un mes?
—Una eternidad, pero supongo que está bien —suspiré como si estuviera en un inmenso dolor.
—Un mes será.
—Será mejor que volvamos a casa.
— ¿La tuya o la mía?
—La tuya. El baño me parece una exageración bienvenida. Siento a ese jacuzzi llamándome, lo prometo, solo tenemos que pasar por Kendall Square para llevar algunas cosas.

Nos despedimos de todos, sin soltar nuestras manos en ningún momento. La primavera estaba comenzando a llegar, sin embargo el frío invernal seguía invadiendo Boston, por lo que el contacto era una fuente de calor bienvenida a cualquier hora del día.

Cuando finalmente estuvimos en la comodidad del hogar de Ruggero, fuimos libres de tomar una ducha antes de meternos en el Jacuzzi. Por supuesto, lo primero fue un lío, porque el objetivo era lograr bañarme sin caerme en el intento, y considerando que no podía pisar con mi pie roto sin la bota puesta eso fue difícil, sobre todo con el brazo herido de Ruggero, aunque nos las arreglamos como pudimos, lo único malo era que no podía haber diversión en la ducha.

Nos metimos al Jacuzzi entre risas, tirándonos agua y besándonos en intervalos de cada diez segundos, con manos urgidas recorriendo cada lugar que encontráramos de nuestros cuerpos desnudos para explorar, y así nos mantuvimos durante una hora más, y ninguno parecía mostrar señales de querer salir, a pesar de que mis dedos ya estaba completamente arrugados por el agua.

— ¿Sabes? Estoy considerando seriamente eso de un casamiento en las Vegas. Hoy mismo —murmuró besando mi cuello.

Entre risitas y suspiros de gusto, enrede mis manos en su cabello mojado mientras echaba mi cabeza hacia atrás para darle acceso ilimitado a mi cuello.

—Queda al otro lado del país, y Cecilia nos mataría por ello —cerré mis ojos, disfrutando de las sensaciones.
—Es un riesgo que estoy dispuesto a tomar —ascendió por mi mandíbula, besando cada pulgada de piel a su camino, mientras su mano trazaba formas en mi vientre—. Al menos moriré feliz.
—Créeme, me parece una genial idea —me reí, acariciando los musculosos brazos y con cuidado de pasar a llevar su hombro lesionado—. Pero probablemente no parecerá una buena idea para los demás.
—Te quiero, Karol Sevilla—susurró en mi oído, enviando deliciosos escalofríos a través de mi cuerpo—. Te quiero como a nada en este maldito mundo.

Sonreí.

—También te quiero, Ruggero Pasquarelli, como nada en este maldito mundo.
—Y yo estoy feliz de oír eso —me sonrió de vuelta.

Un tiempo después, estábamos finalmente arropados en la cama de Ruggero la cual era lo suficientemente grande como para cuatro personas, pero nos mantuvimos juntos como si estuviéramos en la cama de mi apartamento donde tenía que ponerme medio encima de él para alcanzar en el pequeño espacio. Esto fue exactamente lo mismo solo que sin la preocupación de caerme y darme de bruces contra el suelo, aunque eso no había pasado, porque Ruggero era impenetrable al dormir. El hombre solo se movía para respirar, y su brazo se mantenía alrededor de mí con fuerza durante toda la noche, sin cesar en ningún momento, y amaba eso.

Simplemente lo amaba a él.

Y no podía creer que íbamos a casarnos en un mes, y que en dos meses más íbamos a tener un hijo. No parecía real que por primera vez en mi vida, todo fuera perfecto, no podía creer que realmente luego de la tormenta venía el arco iris.

Luego de una vida vacía, finalmente sentía que estaba completa.

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Bien, aquí el capítulo del día, cada vez falta menos:(
Las quiero no se olviden de votar y comentar besos 😘 ~fefa~

"mi odioso jefe"[terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora