mi odioso jefe (cap 12)

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—¿Señor Mathew? Buenas tardes, soy Karol Sevilla, la asistente del señor Pasquarelli.
—¡Ah, los Pasquarelli! ¿Qué puedo hacer por usted, señorita Sevilla?
—Perdóneme que lo haya llamado a esta hora de la noche —dije, mirando el reloj, que ya marcaba las 10:30 PM—, pero requerimos de sus servicios mañana para la firma de un contrato. ¿Hay alguna posibilidad de que pueda hacer un espacio en su agenda para nosotros?
—Por supuesto, señorita Sevilla, los Pasquarelli son mis mejores clientes —casi pude sentirlo sonriendo por el otro lado del teléfono. El apellido Pasquarelli significaba que iba a ganar varios billetes de tres dígitos—, y no se preocupe por la hora, de todos modos hay unos cuantos casos que tengo que estar revisando hasta entrada la medianoche. Entonces, explíqueme de qué se trata.
—Pasquarelli Holdings está comprando unas propiedades en Seattle para extenderse en esta ciudad de forma más permanente, y necesitamos verificar el contrato que el señor Pasquarelli tendrá que firmar, y si es necesario, hacer los cambios que se estimen convenientes.
—Muy bien, señorita Sevilla, dígame cuándo y dónde.
—Será mañana, en la oficina del señor Pasquarelli. ¿Tiene la dirección?
—Sí, he estado varias veces.
—A las diez de la mañana en punto.
—Bien, señorita Sevilla, ahí estaré.
—Gracias, señor Mathew, que tenga buenas noches.

Luego de cortar el teléfono, el peso del mundo volvió a caer de nuevo sobre mis hombros y esta vez estaba aún más pesado. Lo que había pasado con Ruggero hace algo más de dos horas seguía fresco en mi memoria como si acabara de salir de su oficina, toda acalorada y más excitada de lo que debía estar.

Sus manos sobre mí, y sus deliciosos labios recorriéndome aún seguían hormigueando en todas partes de mi cuerpo. No había tenido espacio en mi cabeza para pensar en otra cosa que no fuera eso, incluso había olvidado llamar al abogado de los Pasquarelli a una hora que se considerara decente.

¿Qué iba a pasar ahora? No podía estar muy segura, lo único de lo que estaba segura es que todo iba a ser muy, muy incómodo. Ni siquiera quería ponerme a pensar qué iba a hacer durante las cinco horas que tendríamos que estar sentados y sin movernos en el vuelo de mañana hacia Boston. Además, ni siquiera había sido yo la que había empezado todo, por muy extraño que eso soñara. Ruggero me había besado a mí, y yo no había tenido la suficiente fuerza de voluntad o racionalidad como para detenerlo de hacer algo de lo que ambos nos arrepentiríamos luego, porque tenía que aceptarlo. Ruggero no era mi tipo, y por todos los dioses que yo no era el suyo. Veníamos de mundos iguales, pero al mismo tiempo éramos demasiado diferentes, e incluso si fuéramos mínimamente compatibles, no creía que pudiera surgir ninguna especie de sentimientos entre nosotros, eso simplemente no iba a pasar.

¿Por qué estaba deseando tan malditamente mal que sí pasara?

Ahora mismo, mientras yo daba vueltas por la habitación y resoplaba palabrotas cada tres minutos, justo al otro lado de la pared, en la habitación continua estaba Ruggero, probablemente trabajando o probablemente dormido, o probablemente tomando una ducha… y no debería estar pensando en eso.

Mi celular sonando me sacó rápidamente de mis divagaciones. Distraída por quién demonios estaba llamando a esta hora, lo cogí y atendí.

—¿Diga?
—Señorita Sevilla, lamento interrumpirla —era el señor Mathew.
—No se preocupe, señor Mathew, ¿qué desea?
—Espero que no le moleste, pero estoy teniendo problemas para comunicarme con el señor Pasquarelli, su teléfono está apagado, y estaba esperando que hubiera una posibilidad de que él estuviera en un lugar cerca de usted.
—Amm… él… él… Ah, se está hospedando en la habitación de al lado. ¿Quiere que le deje un recado?
—Si fuera tan amable de darme con él, es sumamente importante —dijo él.

Maldiciendo por lo bajo, le pedí que esperara un momento. Salí de mi habitación y golpeé la puerta de Ruggero. Mis manos estaban sudando y mis piernas estaban temblando, y mi corazón estaba latiendo muy, muy fuerte.

Ruggero abrió la puerta unos segundos después. El aire abandonó mis pulmones cuando vi que estaba vestido con una playera negra con cuello de V y unos jeans que caían deliciosamente por su cintura.

Intentando recomponerme rápidamente, le estiré mi teléfono.

—El señor Mathew desea hablar con usted.
—¿Pero mi teléfono…?
—Está apagado, solo cójalo.

Básicamente le aventé el celular contra el pecho, y salí de ahí antes de que me volviera más loca de lo que ya me estaba volviendo. Definitivamente el Ruggero informal lucía diez veces más sexy que el que estaba dentro de caros trajes Hugo Boss, y eso no debería haber sido posible.

Luego de entrar a mi suite, me di cuenta de que Ruggero tendría que devolverme el teléfono en algún momento cuando acabara la conversación, y eso significaba que iba a tener que enfrentarlo de nuevo.

Definitivamente esto no había sido una buena idea.

Veintitrés vueltas en círculos y dos tazas de café más tarde, tres golpes secos interrumpieron la tranquilidad y el silencio que reinaba en mi habitación de hotel.

Abriendo la puerta, me encontré con un Ruggero que se veía mucho más alto de lo normal. Sin mis tacones de diez centímetros, él era infinitamente más alto que yo y se veía más intimidante, aunque con aquella ropa tenía un ligero toque adolescente que no le había visto antes. Él lucía perfecto de esa manera y con el cabello alborotado para todas partes. Sexy era la palabra. La fantasía de cualquier mujer que tuviera ojos e inclinación por el sexo masculino.

—Pensé que eras más alta —fue lo primero que me dijo. Fruncí el ceño.
—No tengo tacones.

Él me extendió mi celular, sin sacar sus ojos de los míos en ningún momento, llevándome al límite del nerviosismo que podía alcanzar en una situación como esta.

—Karol, acerca de lo que pasó en la oficina —comenzó él en voz baja.
—¿Podemos no hablar de esto, por favor? —pedí en un susurro, sintiendo cómo mis mejillas se coloreaban.
—Bien, no necesitamos hablar —y dicho esto, me empujó dentro de la habitación y cerró la puerta detrás suyo antes de cogerme por la cintura, acorralarme contra la fría madera y chocar sus labios contra los míos.

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Espero que le allá gustado este maratón bueno ya perdí la cuenta de cuantos capítulos fue pero lo que si se que con el siguiente cap van a morir literal espero que le allá gustado l@s quiero mucho besos😘 ~fefa~

"mi odioso jefe"[terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora