Parte 18:

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Las personas iban desapareciendo poco a poco, ya estaba terminando y aún quedaba comida en montones. Cruce el salón esquivando algunas personas, había mandado a Raiza a dormir la cual obedeció por suerte. Espero y haya ido directo para mi cuarto sin que nadie la haya visto. 

Me había pasado el resto de la bienvenida con ella, es una chica bastante agradable incluso me había reído más de lo normal.

Aunque no estoy seguro si puedo llamarla chica.

Camine entre las personas cuando divise a aquella chica de cabellos anaranjados en la barra de las bebidas, me acerque a paso lento y me detuve unos pasos antes detrás de ella.

-No sabia que los ingleses eran fan del vino-Comente haciéndome notar, ella se giro lentamente sonriendo.

-No creo que lo sean, pero me gusta romper el prototipo de típica inglesa que toma el té-Ahora que lo pienso nunca la había visto tomando un té, aunque bueno no le presto tanta atención como para saberlo.

-A mi me gustan los licuados y el café-Comenté acotando a la situación.

-El café es la gloria, de todas formas los franceses son de tomar mucho café así que no rompes tanto el prototipo.

-¿Estas diciéndo que soy un chico estereotipado?-Ella rápidamente nego con su cabeza repetidas veces.

-El café es irresistible, no te culpo niño-Ahora recuerdo porque no hablaba con esta chica. Me quede unos segundos en silencio observándola detenidamente, tenía la mirada algo perdida y su piel parecía estar más pálida de lo normal.

-¿Te sientes bien? Pareces perdida-Ella asintió rápidamente pero luego dejo la copa de vino sobre una mesa y hizo algo demasiado inesperado, me abrazo. Me quede quieto sin hacer ningún movimiento, no iba a corresponder el abrazo pero ella tomo mis manos y se rodeo con ellos obligándome de cierta forma a corresponder el abrazo. Abrí mis ojos totalmente y la aleje de mí, ella dio un pasó atrás sorprendida por mi alejamiento aunque de cierta forma la entiendo fui algo tosco-Yo...tengo que irme. Buenas noches.

Sin esperar una respuesta de ella me gire y me largue. Esquivé las personas mientras intentaba salir de allí, mi mente estaba hecha un lío. Aquel abrazo me había dado terror, sentí esa presión en el pecho y una necesidad de alejarla de mi. Apresure mi paso pero este era torpe y mis pies no coordinaban, cuando llegué a mi habitación cerré la puerta rápidamente y me apoye en ella intentando despejar mi mente.

-Crei que tardarias más-Eleve mi vista al escuchar aquella voz, pero rápidamente me volteé.

-Joder, Riaza. Lo siento, no sabía que te estabas cambiando.

-No lo hago, así duermo-Me quedé plasmado ante esa respuesta.

-Raiza no puedes dormir así...

-Si puedo, oie-Respire profundo manteniendo la calma.

-Te prestare algo-Me giré lentamente luego de cubrir mis ojos con una de mis manos. Camine lentamente hasta mi armario tanteando con mi mano libre. Cuando logre llegar tome una remera y se la extendi aún sin ver nada-Ten.

-Pero no me gusta, oie-Mordi mi labio inferior y suspiro profundo.

-Solo pontelo-Cuando deje de sentir la prenda en mi mano espere unos segundos para quitarme la mano de los ojos. Fui hasta el mueble buscando ropa interior que pueda usar como un pantalón-Esto también.

Se lo lancé, ya estaba cubierta con mi camiseta por lo menos. Luego de eso busque ropa para mi y me metí al baño. Me quite el traje cambiándolo por ropa más cómoda y lavé mis dientes antes de regresar a mi habitación. Pero a diferencia de cuando entre al baño la chica de cabellos blancos había desaparecido.

Todo sea por la corona ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora