Ocultos entre la multitud, comencé a reconocerlos a todos. Sentí un apretón en mi mano, Val la había sujetado después de que su hermano se presentara. Supongo que luego de tanto tiempo sin verle, creyendo que había muerto, debe ser duro.
El rubio parecía ser uno de los que tenían peor aspecto, desde lejos se podían notar algunos moretones en su rostro y eso me daba la impresión de que luego de que me fuera habían pasado cosas. Me enfurecía tanto pensar lo que le hicieron luego de que yo me fuera, tal vez le castigaron por mi culpa y eso realmente me desesperaba pero no podía hacer nada más que esperar.
Mire de reojo hacia mi otro lado donde se encontraba Grayson, su perfil se veía bastante relajado aunque siempre se veía así aunque este a la defensiva. Por un momento recordé lo que había ocurrido, lo que el no recordaba y tal vez nunca lo recuerde. Sentí como algo presionaba mi pecho y como autoreflejo solté la mano que sostenía la británica para posarla sobre mi pecho. Su mirada de preocupación no tardo en llegar, al igual que la de Grayson. El respirar comenzó a hacerse cada vez más difícil.-¿Qué te pasa?-Me pregunto colocando su mano sobre mi hombro entonces el aire se volvió más distante. Desesperado me sacudi apartandolo y retrocedí entre la multitud-Mierda, Ventino.
Caí de rodillas al suelo y entonces toda la multitud se abrió formando un camino hacia mi, todas las miradas estaban sobre mi pero todo se volvió cada vez más borroso hasta que pude escuchar como alguien se aproximaba. Levante mi cabeza y pude ver como Grayson estaba forzajeando con dos sujetos que lo sostenian.
-Sabia que volverías-Escuche esa voz que no tarde en reconocer. Era el principe cosvoloquiano, ese hijo de puta.-Y al parecer no viniste solo, que pena que tengan que morir por tu culpa.
-¡No!-Grite intentando volver a levantarme pero volvi a caer. De repente, todas las personas que quería estaban en mi cabeza y solo quería protegerles. Una luz proveniente de mi mano empezó a brillar, esta luz cada vez era más grande. Recordé que mi anillo estaba allí, seguramente estaba protegiendome porque poco a poco comencé a recobrar las fuerzas y el aire. Me levanté y el coslovoquiano no parecía entender que me ocurría, asustado dio un paso atrás. Tuve que cerrar los ojos a causa de la luz que deslumbraba y un fuerte ardor comencé a sentir por todo el cuerpo. Grite de dolor y con mi otra mano me apresure para quitarme el anillo lanzándolo al suelo, este dejo de brillar y entonces pude ver como Raiza y Luz se encontraban enfrente de mi, con la mirada totalmente pérdida. Todos estaban cegados aún por la luz y creí que había acabado pero el anillo comenzó a brillar por si sólo y esta vez lo hizo con más intensidad, nunca se detuvo hasta que de un momento a otro la oscuridad inundo todo. Algo o mejor dicho alguien sujeto mis manos y entonces fue cuando pude verle. La luz que antes había visto salia de las grietas de su piel, el era mi espada.
-Eres mi espada-Una sonrisa apareció en su rostro.
-Soy una abominación-Confundido le mire y entonces el comenzó a retroceder, le seguí porque era lo único que podía ver entre tanta oscuridad-Mi propósito fue cambiado.
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Todo sea por la corona ©
FantasyTodo comenzó aquella noche, pero no era una noche especial ni diferente. Era una noche más entre las miles de noches que había habitado en toda mi vida. Y ese fue exactamente mi problema, no estar preparado para que una noche diferente se presentara...