Parte 19:

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La luna no parecía querer iluminar mucho aquella noche, la oscuridad abundaba y si no fuera por el objeto emitidor de luz no lograría ni distinguir mis propios pies. Lo malo de los pueblos era eso, que el pueblo de noche parecía un desierto en medio de la nada. Nadie salia de su casa, nadie hacia ruido, nadie parecía hacer algo más que dormir. Aunque bueno este pueblo siempre ha sido muy emprendedor, las casas fueron hechas por ellos mismos con mucho esfuerzo y sacrificio lo cual era una gran forma de cuidar lo que uno tiene.

Grayson me había llevado al lugar donde se hospedaba que no era muy lejos de donde solía vivir, recordaba perfectamente ese lugar. Era una especie de hotel de cinco habitaciones, nadie solía visitar muy frecuentemente aquel pueblo así que las cinco habitaciones bastaban y sobraban.

Mientras este preparaba té en un calentador recoste a Raiza en su forma lagarto con alas, esta había quedado agotada del viaje así que es mejor qué la deje descansar. Regrese con Grayson y me senté en una silla que daba de frente a su ubicación.

Aún no podía creer que estaba conmigo, lo había extrañado tanto. Durante esas semanas me había dado cuenta lo mucho que lo necesitaba apesar de que no cambie mi ropa en las mañanas, qué no haga por mi todo lo que se refiere a "esfuerzo". Es que el no era mi mano derecha, el era mi amigo. El castaño se acercó con dos tazas y una jarra que contenía té, se sentó en la silla que daba de frente a la mía. Lleno ambas tazas de té y me entregó una, me limite a tomar un poco del té. El liquido caliente enseguida cobro efecto en mi garganta, debería de haberle soplado un poco antes de beber.
Deje la taza sobre la pequeña mesa y fije mi vista sobre el, este parecía tener su atención en el té. El silencio que había me desesperaba.

-¿Y bien?¿No tienes alguna pregunta?-Este al escucharme, bebió de su té y me miro para luego negar-¿Enserio? ¿No vas a preguntar como es que llegue aquí?

-Nop, la respuesta esta sobre aquella cama-Señalo hacia Raiza y luego volvió a tomar de su té.

-Me dijiste que los dragones eran difíciles de encontrar, no parecias muy emocionado al verla.

-No puedo interesarme en algo que solo traerá problemas, Ventino tu no deberías de haber venido aquí-Su tono era frío y grotesco, parecía que estába enojado.

-¿Por qué? Es el lugar en donde crecí.

-¿Hablas de ese lugar repleto de cenizas?-Bien, ahora si me molesta su actitud.

-Sigue siendo un lugar especial para mi.

-Bien-El chico de ojos cafés se levantó tomando su taza y la llevo al lavado.

-¿Tienes idea de donde están mis padres?-Le pregunte. Este dejo de lavar la taza y regreso a su silla.

-Antes de responder esa pregunta, ¿No tienes otra pregunta?-Bueno tenia bastantes preguntas pero esa era la principal. Negué con mi cabeza-Bien. Tus padres están en el castillo, tu padre me llamo hace una hora diciéndome que huiste del castillo y que probablemente vendrias aquí.

-¡Ellos no son mis padres! Puede que tenga su sangre pero mis verdaderos padres fueron los que me criaron en esa casa que ahora se encuentra en cenizas-Había elevado un poco mi voz. Arrastre la silla un poco hacia atrás.

-Ve haciéndote la idea de que ellos son tus padres-No entendía cual era su problema.

-Ya te había hablado de ellos, incluso me ayudaste a enviarles cartas ¿Por qué ahora actúas de esta manera?

-¿Quieres saber la razón?-Asenti-Bien, te contare. Mientras nosotros estábamos en el instituto, tus padres tuvieron un accidente. Una noche, cuando todos dormían un calentador descompuesto provocó un incendio en tu casa. Tus padres dormían, el fuego creció hasta cubrir cada rincón de lo que tu llamabas casa. Los que tus llamas padres no lograron escapar, Ventino. Ellos murieron-Esa historia no era real, no en mi cabeza. No podía aceptarla, no.

Todo sea por la corona ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora