Capitulo 2

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Todo el procedimiento en el que se vio envuelta, paso como la corriente de un río que corre sin interrupción. Nada le importaba. Habia dejado de importarle su vida. La acusaron intento de asesinato. Dándole cinco años de cárcel. Al ser menor de edad se decidió que lo pasaria en el correccional de menores hasta que cumpliera la mayoría de edad y pasaria a la cárcel de mujeres a cumplir con su condena.

La Correccional estaba llena de muchachas que habian pasado y echo cosa que ella ni imaginaba. Un año de su vida se habia ido encerrada en ese lugar. Logró terminar la escuela. Aunque al ser ella una casi reclusa. No le importaba mucho. El mismo día en el que ella cumplió su mayoría de edad. La trasladaron al penal de mujeres. 1 de septiembre. Nunca olvidaria ese día. El día en que su vida cambio por completo.

Entró al penal, aún con la esperanza de salir bien librada. Pero no. El lugar estaba lleno de mujeres que eran mucho mayor que ella. Una que otra, rodeaban su edad. Y aunque la mayoría no se metía con ella. Una no la dejaba en paz. Indira. Una reclusa condenada a quince años de cárcel y que le llevaba quince años más. Se encargó de molestar, golpear e intimidar a Anguelique. Todos y cada uno de los días siguientes a su ingreso. Los primeros dias casi deseo morir, pero despues de unas semana se vio obligada a endurecer. A dejar de ser la muchacha ingenua. decidió que nadie más la haría menos. Tuvo que aprender a ser igual que las demas, golpear si la golpeaban. Muchas veces terminó en la enfermería o en el calabozo. Y aunque trataba de no llamar la atención, y pasar su vida sin problemas, no lo lograba. Indira siempre estaba ahí para recordarle si suerte. Pero no lloraria. ya había llorado demasiado y ya no quería darle a nadie el gusto de verla llorar.

Dos años y medio. Dos años y medio en los cuales logró entablar una amistad muy fuerte con la enfermera del penal. Nora. La había ayudado todas las veces que había acabado ahí por alguna pelea. Por lo cual siempre terminaban hablando. Y Por lo cual Nora se había enterado la forma tan ruin en la que Anguelique había llegado a ese lugar y por el cual estaba decidida a sacarla.

-Angy, Angy... ven tengo que contarte algo - Nora la llamo al verla sola limpiando el comedor del penal.

-Shuu -Anguelique se acerco deprisa callandola para que nadie las regañara -¿Que paso? -Preguntó en un susurró.

-Te aceptaron, te aceptaron como una postulante para salir por buena conducta -Soltó la mujer entusiasmada. El rostro de Anguelique se iluminó. No podía creerlo. Había deseado tanto estar fuera de ese lugar. Que el simple echo de pensarlo parecía un sueño.

-¿En serio? ¿Estas segura? -Pregunto esperanzada.

-Si, yo te postule, Cecilia y unas oficiales más secundaron la noción, así que sólo tienes que pasar una entrevista que te harán los jueces y podrás salir -Anguelique no podía creerlo, tenia la oportunidad de salír de ese lugar.

-Gracias, gracias Nora, no se como pagarte todo lo que haces por mi -Su rostro en unos segundos se vio envuelto de lágrimas que no podía contener más.

-No tienes porque, yo te quiero como una hermana y se que no hiciste nada de lo que se te acusa, así que sólo sal de aqui y eso será recompensa suficiente -Nora la quería, le había cojido cariño como a una hermana menor, la primera vez que la vio supo que le había pasado algo realmente malo, pero nunca se imaginó que los causantes de ese mal eran sus padres.

Anguelique estaba decidia a salir de ese lugar. A estar lejos al fin de todo ese mundo gris.

-¡Nora! -Grito Anguelique.

-¿Que paso? Ya dime por favor. Estoy que muero de los nervios -Solto ansiosa por saber que había pasado en la entrevista. Anguelique la vio con ojos llorosos.

EL SABOR DE LA TRAICIÓN (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora