Final.

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Dios. ¿Como se supone que debía reaccionar? Nadie estaba preparado para algo como eso. Mucho menos el.

Edward veía a Anguelique retorcerse de dolor. El trataba de hablar con ella, trataba de distraer su atención en otra parte que no fuera el dolor. Pero nada lo conseguía. Anguelique gritaba y echaba sollozos llenos de dolor.

-Mi amor. Ya llegamos al hospital tranquila -Edward le susurraba palabras tiernas, mientras el personal más Aurora que había preparado todo para su llegada la ayudaban a bajar del auto.

Ver a su mujer retorcerse de dolor era algo muy doloroso. Daría lo que fuera para ser el quien sufriera y no ella. Pero no podía sentirse más impotente al no poder hacer nada.

Aurora daba órdenes por todos lados. Martha y Nelson los acompañaban hasta que les impidieron el paso mientras se llevaban a Anguelique tras unas puertas.

Una enfermera salió y los vio a todos.

-¿Quien es el padre? -Edward dio un paso aún nervioso. -Póngase esto y entre -La enfermera se fue dejando a Edwarda congelado al ver la bata.

¿Que tenia que hacer que?

-Vamos hijo. Ve y entra con tu esposa -Martha lo empujó y Edward aún dudoso lo hizo. Después de vestirse con la bata desechable. Una de las enfermeras le pidió que la siguiera. Edward aún nervioso lo hizo.

Al entra a la sala de parto. Vio a su esposa. Gemia por el dolor. Lo cual el no soportaba ver.

-Señor. Tiene que quitarse el anillo. No puede entrar con el. -Edward vio su anillo de casado y sonrió al recordar el día en el que se dieron el si.  Fue el mejor día de su vida. Y ahora este sería otro gran día. En el cual su hijo llegaría a sus vidas.

Edward se sacó el anillo y lo puso en uno de sus bolsillos. Para después acercarse a su esposa.

-Tranquila cariño. Ya estoy aquí -Anguelique al verlo formó una sonrisa. Aunque esta venía acompañada de dolor.

-Edward. Creo que sólo tendrás un hijo. Porque no puedo con este dolor -Anguelique parecía querer arrancarse el pelo al sentir las fuertes contracciones. El Dolor era tan fuerte que no sabía si siempre era asi o sólo era ella la que lo sentía de ese modo.

-Vamos Angy. Tu puedes. Cuando te indique pujas con todas tus fuerzas -Aurora le hablaba con voz calmada, tratando de animar a su sobrina -Ahora. Hazlo -Indico con fuera. Anguelique pujo con todas sus fuerzas y después de unos segundos que le pareció horas al fin el bebé nació. Sintió como el dolor disminuía y ella por fin podía meter aire a sus pulmones.

Edward no podía creer amar a algo tan pequeño. Pero en cuanto vio a su hijo. Su pecho se llenó de orgullo. Y de una fuerza desconocida. Vio a Anguelique y uníos sus labios con ternura.

-Gracias. Me diste el mejor regalo -Dijo cerca de sus labios y recibieron a su bebé.

Anguelique soltaba lágrimas de alegría al ver al pequeño que tenía entre sus manos. Era tan pequeño y tan grande a la vez. Grande porque era asi como sentía que era el amor que le tenía sólo de verlo . Mucho más grande del que pensó tener. Y junto a Edward veían a su hijo llenos de orgullo.

~☆~

-Suficiente. No voy a dejar que nadie más se acerque -Edward se puso en medio de Anguelique y todos lo que habían ido a visitarlos.

-Hijo. Es mi derecho como abuela cuidar a mi nieto, además Angy necesita descansar. Y. . .

-Yo también puedo cuidarlo -Nelson interrumpió a su esposa y está se echó a reír.

EL SABOR DE LA TRAICIÓN (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora