Los cuatro se las arreglaron para colocar la parrilla y cocer algunas piezas de carne y verduras. Pero Néstor se veía ansioso por pescar. Saco su caña de pescar y un balde en el que pretendía poner los pescados que atraparia.-No entiendo porque se lleva ese balde, si nunca logró pescar ni uno -Martha vio a su marido con una sonrisa. Anguelique dirigió su mirada al lago y vio que Néstor ponía algo en la punta de la caña. Con curiosidad se acercó a el y vio como tiraba la caña al lago. Miro atenta si atrapaba algo.
Néstor al verla sonrió por la mirada de curiosidad que tenía en el rostro.
-¿Quieres intentar? -Preguntó y Anguelique desvío la mirada para verlo.
-¿Quien, yo? -negó al terminar la frase, pero Néstor ya extendía la caña hacia ella -No creo que pueda... yo -
-Vamos. Inténtalo -La interrumpió y la hizo sostener la caña.
Anguelique no sabía que hacer y Néstor le iba indicándo como sujetar la caña y como enroscarla si llegaba a sentir algún movimiento. Pero antes de que pudiera terminar de explicar el hilo de la caña fue jalado con fuerza.
-¿Que? -Dijo Néstor incrédulo.
-Siento algo que quiere meterme al lago -Dijo Anguelique al sentir el fuerte tirar del pescado -No puedo sostenerlo -Dijo al ver que la caña empezaba a soltarse.
Edward se aproximó al verlos y vio que Anguelique luchaba por sostener la caña de pesar.
-Cariño. Damelo, voy a intentar atraparlo -Anguelique con mucha dificultad le paso la caña y se apartó para que pudiera moverse. Edward jalo con fuerza la caña y con facilidad atrajo al pez hacia la orilla. Néstor vio al pez y lo agarró para sacar el anzuelo de su boca. Era al menos de quince centímetros. Lo que les dio a entender el porque Anguelique no pudo con el.
-No puedo creerlo. Llevo intentando pescar al menos un pez pequeño desde que compre este lugar y nunca lo logre. Tu tocas la caña y pica uno de inmediato -Néstor seguía admirando el pescado sin creer lo que habia pasado.
-Esa es mi chica -Edward miraba a Anguelique con orgullo mientras ella se sonrojaba al escuchar su última frase.
-Vamos a probar otra vez -Dijo Néstor y volvió a alistar la caña.
Se pasaron una hora en la orilla del lago pescando. Sólo Anguelique logró pescar unos cuantos más. Néstor empezaba a pensar que el problema no era el lago. Sino el. Dios. Ella no sabía ni como poner el anzuelo, pero ya había pescando más de media docena de pescados.
-Muchacha. Tienes que venir a pescar conmigo todos los fines de semana -Dijo Néstor orgulloso y se llevó los pescado.
Anguelique se veía feliz. Nunca había vivido algo como eso. Ser recibida con tanto cariño y aceptada, de alguna manera era lo mejor que le había pasado.
Edward la veía más que feliz por haberla llevado a ese lugar. A pesar de haberse arrepentido de llamar a sus padres ahora veía que fue lo mejor. Ella hablaba más y convivía perfectamente con sus padres. Incluso su padre hacia sus bromas tontas que a nadie le parecían graciosas. Aunque parecía que a Anguelique si. No paraba de reír por los chistes de su padre.
-Dios. Eres increíble, yo no aguanto ni un chiste más -Martha ya cansada de las tonterías de su esposo decidió alejarse y no callarlo metiendo algo en su boca.
Juntos empezaron a recoger todo y no dejar nada de basura en el lugar. Todo era hermoso para que alguien lo ensuciara con basura.
Anguelique miraba por la ventana del auto mientras la imagen del lago se iba alejando cada vez más. De alguna manera se sentía triste. Había vivido un momento mágico en ese lugar. El paisaje, la compañía, la comida. Todo, todo era un hermoso recuerdo que jamás olvidaría.
ESTÁS LEYENDO
EL SABOR DE LA TRAICIÓN (COMPLETA)
RomanceAngelique es una muchacha que por azares del destino, descubre de la peor forma que la traición puede llegar de las personas menos pensadas. Pero que al enamorarse vuelve a confiar. ¿Podrá el amor vencer a la traición? Esta es una historia de roman...