Capítulo 16

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Anguelique no pudo evitar sonrojarse al escucharlo es mía ¿En serio dijo eso? no podia creer que el había dicho eso y mas cuando lo único que hizo desde ayer fue escapar de ella como si su sola precencia lo molestará.

—Sera Tuya pero no la cuidas bien, esta tan olvidada que creo que perderá el conocimiento en cuestión de segundos ¿Como se te ocurre dejarla sola si esta mal? —Lo reprendió Martha furiosa.

Edward dirigió su mirada a Anguelique, al escuchar las últimas palabras de su madre, y si, se veía muy pálida, tenía ojeras y un intenso tono carmesí en sus mejillas, respiraba con dificultad y se podía ver una leve capa de sudor en su frente.

Se acercó a ella sin medir sus acciones, llevo su mano a su frente para ver si tenia la temperatura alta, y nuevamente si, estaba un poco elevada, esa mañana se veía algo cansada y tenia las mejillas teñidas de rojo ¿Por que no se dio cuenta?

Anguelique lo veía incrédula. Su mirada la recorría de pies a cabeza como tratando de encontrar algo. Su tacto la puso aun mas nerviosa, trato de no verlo más desviando su mirada, pero le era difícil desviar sus ojos de esos que tanto la atraían.

—¿Por que no me dijiste que estabas mal?— pregunto al fin. Eso causó que Anguelique volviera a la realidad y pusiera atención a lo que Edward decía. ¿Por que no le dijo que estaba mal?

¿Que quería que le dijera?

¿No pude decirte nada porque saliste huyendo al verme?
Pensó irónica y para colmo ni ella se había dado cuenta de su estado

—No lo creí importante —Mintió. Algo resentida. 

¿Como no se dio cuenta que tenia fiebre? 

Si no hubiera sido por los señores Alden ella no se habría dado cuenta,  se toco la frente y si, efectivamente estaba más caliente de lo normal, abrió los ojos por la sorpresa, le parecia realmente sorprendente que estaba tan distraída con el tema de Edward  que no  pensó en nada más. ¿Como era posible que no se diera cuenta de su estado?

—Edward hay que llevarla al hospital, pero ya —Dijo Martha acercándose más a Anguelique.

Edward asintió. Tomando las llaves de su auto.

¿Hospital? ¿Otra vez con eso? No, eso no.

—En serio estoy bien, debe ser un pequeño resfriado —Dijo Anguelique tratando de hacerlos declinar en la idea de llevarla al hospital.

—Hija, es mejor saber que tienes antes de que sea peor —Martha se acercó y tomó una de sus manos y con la otra le acarició la mejilla con cariño.

—Si, no quisiéramos que después se te agrave aunque sea un simple resfriado —Hablo Nelson quien la veía igual de preocupado.

La actitud que tenían con ella cada vez la tenia mas intrigada ¿Como es que podían tratarla como si ya fuera parte de su familia?

Edward la tomo de la cintura y la llevo con el hasta el auto. Pero Anguelique paro en seco. No podía ir, no quería, no sólo porque no le parecía tan grave, ya había tenido fiebre antes y no a necesitado nunca de un doctor para curarsela. Y por otra parte no quería que su deuda se extendiera, menos cuando Edward huía solo por no tener que estar cerca de ella.

—¿Podemos ir un momento a la cocina? —Pregunto dirigiéndose a Edward, el simplemente asintió y les pidió a sus padres que subieran al auto. Y los esperarán.

Llegaron a la cocina y Anguelique hizo que la soltara, lo miro y estudio su reacción al verla hacer eso, se veía confundido y tenso, era claro que su presencia y cercanía lo molestaban.

EL SABOR DE LA TRAICIÓN (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora