Capítulo 17

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Después de la salida de Nestor y Martha, Edward y Anguelique se quedaron en completo silencio esperando a que la enfermera que el doctor había dicho, llegará, el ambiente era realmente tenso, ninguno de los dos sabia que decir. Hasta que Edward recordó que Anguelique no respondió a su pregunta.

—No me respondiste —Dijo poniendo alerta a Anguelique —¿Por que no me mostrarse tu herida si era de esa magnitud? —Edward estaba aun muy cerca de ella y podía ver claramente cada uno de sus movimientos, veía claramente lo nerviosa que estaba, Anguelique unió sus manos en un intento de limpiar el sudor que se encontraba en ellos, pero al unirlas causó un fuerte dolor en la palma donde se encontraba la herida. Edward se apresuró a tomar sus manos para evitar que siguiera lastimandose —No hagas eso, te lastimas —Dijo, sin percatarse de que al hacer ese movimiento quedaría extremadamente cerca de ella.

Al levantar la mirada se encontró con los ojos de Anguelique, y fue en ese momento que se percató que estaba muy cerca de su rostro, casi no había espacio entre ellos, podía sentir su aliento y aroma, ningúno de los dos se movió, no podían quitar la vista del otro, Edward no pudo evitar ver los labios de la joven. Anguelique sentía que el corazón se le saldría por la boca en cualquier momento por la intensidad con la que palpitaba, pasaron segundos, minutos tal vez horas, no lo sabían, lo unico que sabian era que no podian dejar de tener esa conexión, Edward deseaba con todas sus fuerzas posar sus labios sobre los que tenia frente, se acercó y ya casi se rozaban, podía sentir la suavidad de los labios de la joven, no aguanto mas y la beso, al fin beso esos labios que lo atraían. Anguelique no sabia como reaccionar, no tenía absolutamente nada de experiencia, pero Edward la guiaba y se fundieron en un beso tierno y suave, simplemente disfrutando del momento hasta que un carraspeo los saco de la nube en la cual se habían sumergido.

—Am... lo siento, vine para curar a la señorita —Una enfermera que estaba ligeramente colorada estaba en la entrada del consultorio. Pero no sólo era la escena la que la ponia de aquella manera sino también el porte de Edward,  la mujer no se imagino encontrar a un hombre que con solo posar su mirada sobre ella causará que su cuerpo entero se entumiera . se le quedó observando por varios segundos no pudiendo esconder su escudriño al hombre que causaba que se le cortará la respiración. Y tal cosa que no paso desapercibida por Anguelique, pensó que tal vez era la reacción de todas las mujeres al ver a Edward ya que ella misma conocía esa sensación. pero ese simple vistazo por parte de la enfermera causó un ataque de celos que ella no podía evitar por más que quisiera. Al ver que la enfermera seguía comiéndose a Edward con los ojos fue ella quien se aclaro la garganta ahora.

—Es está, la mano que debe curar —Dijo llamando la atención no sólo de la enfermera sino también la de Edward, El al verla pudo ver la molestia en su rostro, pensó que tal vez fue por el beso que ella se veía molesta.

La enfermera asintió aun muy colorada, se acercó a la camilla y  procedió a curar la mano de Anguelique.

—Yo... espero afuera —Dijo Edward retirándose para tomar un poco de aire que estaba claro le hacía falta. No podía creer lo que había pasado ahí dentro.

Al salir de la habitación pudo ver a sus padres que se encontraban sentados en unas sillas cerca de la habitación en la cual Anguelique era atendida.

Nelson al verlo supo de inmediato que algo pasaba por su cabeza, lo veía con la mirada pérdida y al recibir preguntas de su madre el simplemente respondía con monosílabos, sin siquiera poner atención.

¿Que fue eso? ¿Como es que sus labios podían tener ese sabor tan dulce?
Aún no podía creer que besar sus labios lo hubiera echo sentir ese millón de emociones.

Se sintió tan bien que casi lo estaba volviendo loco. Sentir su suavidad y el sabor dulce de aquellos labios que deseo besar desde hace mucho lo dejaron con ganas de volver a sentir aquella suave y dulce sensación, pero tal vez si eso se repetía no se conformaría con un simple beso tierno, estaba seguro que tenía hambre de ella, de sentirla por completo y llenarse por completo de su ser. Con temor esperaba volver hacerlo.

EL SABOR DE LA TRAICIÓN (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora