ECOS DE AMOR/WOOGYU

Capitulo 06

  -¿Qué demonios haces Myung Soo? –Grite. –Dispárale, maldita sea.

Nos encontrábamos en un atentado, era nosotros o la mafia Jang, un negocio que ellos nos habían pedido y que al mismo tiempo hicieron fracasar para que se les regresará al triple de mercancía o dinero, ellos salían ganando, Onew me lo había dicho, ese chico, resulto ser bueno. Hoya tenía razón.

-¡Cuidado! –Me empujo, pero él había recibido el disparo.
-Onew, Onew, ¿Estás bien? –Lo sostuve entre mis brazos, esta escena ya la había vivido antes, entonces recordé a Hoya, sabía porque hacían esto, pensaron que con la muerte de él podían tumbarme, pero se equivocaron. –Myungsoo. –Grite. –Llévatelo.
-Sung Kyu. –Susurro.
-Hyeong. –Tomó de mi mano.
-Estaré bien, llévatelo.

Tomé mi arma y comencé a disparar, se les olvido por un momento que yo era Kim Sung Kyu, el demonio Kim o el sangriento Kyu Kyu, si mis manos estaban manchadas de sangre no pasaba nada con hacerlo con estos hijos de puta, mate como a 10 hombres en mi camino, pero me había olvidado de aquella chica que había rescatado, estúpidamente la deje en un hotel, por lo que me conto la andaban buscando por culpa de su hermana gemela y hermano, quienes se dedicaban al comercio de la cocaína. Fue entonces que el Líder de la mafia Jang apareció con ella.

-Si te acercas. –Di un paso. –La mataré. –Sonreí.
-¿Tú... En verdad crees que me importa?

Me acerqué más a él y cuando vi que le quería disparar lo hice más rápido, entonces lo mate, ella corrió a mis brazos, diciendo que la disculpara, que por su culpa estaba herido, ni siquiera me había percatado de ello, tampoco supe del porque la defendí, simplemente no quise ver a una mujer ser asesinada, si, mandaba a matarlas, pero nunca lo hacía o veía yo, simplemente para eso tenía a mi gente. Caí en sus brazos, la herida era algo profunda, pero no demasiada como para perder el conocimiento, sentí cuando entraron mi hermano y Onew, al igual que Jisoo, quien casi mataba a la chica. Ella me recordaba a aquel chico, al vecino de Dongwoon, ahora no recordaba cómo se llamaba pero tenía sus ojos y su sonrisa, lo había averiguado cuando salió en nuestro auxilió, aquellos chicos y ella habían sido llevados a un orfanato, las gemelas y aquel chico se habían crecido como hermanos, pero en realidad ellas llegaron cuando estaba recién nacidas, por lo que supe su madre había muerto mucho antes (estado de coma) la desconectaron cuando las dio a luz.

[***]

-¿Oppa? –Susurro aquella chica.
-A partir de ahora eres nuestra hermana. –Tome las manos de mis hermanos. –Serás Kim Ji Yeon, pero te seguiremos diciendo Kei. –Sonreí.
-Hyeong.
-OPPA.
-La quieren matar porque ella sabe cosas de aquel clan, mataron a su hermana gemela, a su hermano, matamos al hijo del jefe Jang, se nos vendrán encima, tenemos que protegerla.

Sabía que Jisoo la odiaba, ella convivió con los niños de orfanato durante su crecimiento, según Hoya para que valoraran la vida humana y no solo pensarán que era algo que se podía quitar fácilmente. Nuevamente pensando en él, al parecer nunca podré olvidarlo o al menos eso pensé hasta que el rostro de aquel chico se me había venido a la mente. Ni siquiera recordaba su nombre, pero cuando comenzaba a llorar por recordar a Lee Ho Won, él se me venía a la mente, aquel ¿Estás bien? Me hizo perder un poco de mi cordura, si es que la tenía. Ha pasado una semana desde que adoptamos a la chiquilla como nuestra hermana, Jisoo la tuvo que tratar mejor, pero sabía que ella ya le estaba agarrando cariño, podía verlo en sus ojos.

-Jisoo, Myungsoo y Key, vengan acá. –Me senté en el sofá. –Mañana me iré a un viaje de negocios, necesito recuperar aquellos millones de Wons que perdimos por aquella maldita mafia de mierda. –Sonreí. –Ustedes se quedan acargo de esto, no quiero errores. –Asintieron.
-¿por cuanto tiempo te vas oppa? –Se sentó en mis piernas.
-Dos semanas. –Replique. –Es muy complicado, los negocios legales y los ilegales están teniendo problemas críticos y no quiero despedir o matar nadie, todos han sido personas decentes hasta el momento.
-Entiendo. –Me dio un beso en al frente. –Cuidate, Oppa.

Mi viaje a Japón se había pospuesto por el CEO Yong, sin embargo para mí fortuna me había pedido nuevamente una cita, quería una exportación de armamento y de vinos, ambas cosas manejaba, solo que mi modo de transportación era aérea o marina, nada por tierra, era más peligroso, Hoya me lo enseño. Las horas pasaron y por fin había llegado, baje del avión, acomode mi abrigo, bufanda y cubre bocas para poder avanzar, de lejos vi que alguien me estaba esperando, lo sabía por su letrero. Me acerqué a él, le enseñe mi identificación y nos dirigimos al auto, me dijo que el CEO ya me estaba esperando en su departamento, sonreí por aquello, seguramente quería sexo también pero jamás me tendrá, porque yo le pertenecía a un solo hombre, el hotel estaba cerca del lugar, en cuestión de minutos llegamos al lugar, solo que me equivoque, no quería sexo, quería que surtiera los vinos para su boda, me presento a su prometido, Yang Yo Seob, vi que ellos eran felices, les dije que contarán con aquello, mi gente haría las dos cosas, la transportación sería en una semana, pero zarparían tres vehículos, agua, tierra y aire, uno de esos tres llevaría el armamento. Nunca dije cual, porque si había algo que siempre me dijeron fue que en nadie confiará.

Las dos semanas se pasaron demasiado rápidos, entre los croquis, los planos, la mercancía, los pagos y los negocios legales me cansaron, solo quería regresar a casa, pero nada es como parece, tomé el avión para regresar a Seúl, me quede dormido desde el momento en el que me senté, un chico se sentó a lado mío, no le tomé importancia, solo me puso mis audífonos y cerré los ojos, cuando desperté ya habíamos llegado a nuestro destino, hacía demasiado frio, revise mi móvil, solo estaba el mensaje que me mando Kei, diciendo que mandarían a un chofer por mí, pues todos estaban en sus negocios y ella tenía prohibido salir, al salir del aeropuerto vi mi coche y mi seguridad, me subí, y cuando avanzamos comenzaron a atacarnos, balazos por todos lados, gente siento herida o asesinada solo por querer matarme, pedí que aceleraran, que nos alejáramos de la ciudad, ahí nos sería más fácil disparar también. Llegamos a aquel lugar solitario salí del auto y comencé a disparar, los hombres tanto mios como de aquella camioneta iban cayendo.

-Yo lo cubro. –Esa voz. –Póngase atrás de mí, Joven Kim. –Era él.
-Tú, ¿Qué haces aquí?

Pero ni siquiera tuve tiempo de la respuesta, los disparos comenzaron a ser más frecuentes y cansado de estar con lo mismo, abrí la camioneta y tomé una de las granadas que había adquirido de Japón, le quite el seguro y lo lance.

-¡Abajo! –Lo tire al suelo. Me levante como pude y después lo ayude a él. –Ahora mismo me dirás, que demonios haces con mi gente de seguridad.
-Señor. –Dijo el jefe de seguridad Jeon. –Su hermano Myungsoo lo contrato.
-¿Myungsoo? –Repetí. – ¿Por qué no me dijo nada?
-¿Hice algo mal? -¡Esperen! ¿A caso estaba intentado hacer aeggyo conmigo?
-¡NO! –Afirme. ¿Qué demonios me pasaba? Pude haberle dicho que si y despedirlo, pero no pude, solo me deje convencer por aquel rostro de conejo cazado o de perro mojado.
-Soy Nam Woo Hyun.

Esa maldita sonrisa, esa fanfarronería que muestra desde la primera palabra que dice, ese chico solo logra que pierda la poca cordura que aún me queda.

-¡Cuidado! –Me jalo a su pecho y disparo.

¿Qué me sucedía? Mi corazón palpitaba un poco más rápido de lo normal, me sentía protegido entre sus brazos, quise alejarme pero él no me dejo, diciendo que a lo mejor había más gente que quiere matarme y hasta que llegamos al coche de hasta atrás me soltó, evite su mirada, su plática, su contacto, ni siquiera le pregunte su nombre y él ya me lo había dicho, quería golpear a Myungsoo, por haber contratado a alguien sin consultarme, pero pronto o al menos hasta que alguien me mate él tomará mi lugar y tiene que tomar decisiones, solo llegué a casa y me encerré en mi habitación, me sentía sucio, me sentía mal, porque por alguna razón sentía que engañaba a Hoya, jure jamás enamorarme de nuevo y nadie haría que rompiera ese juramento.