Capitulo 10

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-Mi pequeño Kyu.
-¿Hoya?
-¿Por qué lloras, amor?
-¡Te traicione!
-No lo hiciste. –Me abrazo. –Sólo te gusta alguien más.
-Jure jamás enamorarme otra vez.
-Te pedí que no jurarás, ere muy joven aún. Yo ya no regresaré. –Me beso.
-¿Me odias?
-Jamás lo haría, eres el amor de mi vida.
-Tengo miedo a que me enamoré y deje de verte.
-De hecho hoy es la última vez que hablamos, encontraste a alguien que estará dispuesto a dar la vida por ti.
-No quiero que nadie más muera, no quiero enamorarme de nuevo y volver a sufrir.
-Sólo confía.
-¿Me amas?
-Como no te imaginas, por eso te pido que te des una oportunidad.




[***]




No había tenido oportunidad de pensar en aquel sueño, todo fue demasiado rápido, el incendio del orfanato, la confesión de Woo Hyun, la despedida de Hoya, no sabía en qué pensar, pero las palabras que me dijo acerca de Namu me estaban volviendo loco. En cuanto me dejo en mi casa y él se fue mi estómago comenzó a sonar extraño, entonces recordé que no habíamos comido en todo el día, que sólo me preocupe por tener bien atendidos a todos aquellos niños. Y es que si, puedo ser un asesino sin alma pero también sé que los familiares no tienen la culpa absolutamente de nada, por eso, cuando mato o mando a matar a gente traidora siempre trato de ayudar a los que se quedan solos, esa también ha sido mi vida, mandar lejos a las familias que quedan desamparadas fuera del país, los ayudo a buscar trabajo y se les cambia el nombre, ya que las personas que comprar a mi gente y les dejan de servir matan a todos, por eso movilizaba a Hoya, Myung Soo y Ji Soo antes de que llegaran mis enemigos y los mataran, pero siempre trataba de sonar frío, despreocupado, diciéndoles que los mataran, sabiendo cual era la orden en realidad. Fue lo mismo que sucedió con aquella familia, mis padres lo habían salvado, no recuerdo sus nombres, ni siquiera aquel niño que hace tiempo deje de soñar, mejor dicho desde que conocía aquel chico, ese niño que me pedía ayuda, después de haber salvado a aquella familia mis padres fueron asesinados y nosotros, nosotros solo fuimos escondidos debajo de todos aquellos sótanos en donde según ellos no estábamos.




-¡Oppa! –Llegó Jisoo por detrás y me dio un beso. –Hmmm huele delicioso. –Le metió el dedo. –Hace mucho que no hacías esa comida.
-Sólo son rollos de huevo. –La fulmine con la mirada.
-Sí, pero eso sólo lo hacías con Hoya.
-¡Niña! –Le di un ligero golpe con la cuchará. –Váyase a bañar y dígale a sus hermanos que la cena está lista.




Esa chica sólo logró sacarme de mis pensamientos pero tenía razón, sólo hacía estos rollitos con Hoya, iba desistir de llevarle comida a Nam, pero supuse que él también estaba demasiado cansado como para querer hacerse de comer, así que continúe, mis hermanos se estaban tardando en bajar y mejor decidí dejarles la mesa preparada, de todas formas no sería la primera ni última vez que comieran sin mí. Salí de casa lo más rápido que pude, toque varias veces pero el chico no respondió, entonces por un segundo pensé que estaba dormido pero lo escuche cantar, por eso me atreví a entrar sin avisar, de todas formas era mi casa. Lo esperé por unos 20 minutos, se estaba bañando, cuando lo vi salir del baño con sólo una toalla y con las gotas recorriendo su torso mi garganta se secó y sólo pensaba en pasar mi lengua sobre de él, pero me tuve que controlar.




-¿No sabe que para entrar a la casa de alguien se tiene que tocar? –Continúo secándose su cabello.
-Toqué, pero no habrías. –sonreí. –Supuse que estarías demasiado cansado para hacerte de comer, así que yo te traje para que cenes.
-No. –Calló. –No se hubiera molestado.
-No es ninguna molestia, anda vístete rápido para que comamos.
-¿No... no ha comido?
-No, te estaba esperando.




Debo admitir que pensaba que seguía molesto, pues lo que hicimos la noche anterior lo recordaba todo, también recordaba haberle dicho Hoya y haber llorado, pero es que me sentía demasiado culpable, bueno, aun me siento pero ya no cómo antes, no después de aquel sueño, pero tengo miedo de tocarle tema, por eso había pedido que no fuera trabajar, no quería confundirme más, pero me di cuenta que estaba cayendo poco a poco hacia él, no sé si eso estaba mal pero realmente quiero permanecer a su lado y no sé cómo hacerlo. Mientras comíamos pude ver que le gustó, eso me estaba llenando de satisfacción, pero algo me preocupaba y no sabía que...




-Bueno. Es hora de irme. –Comencé a guardar los trastes a mi mochila. –Es tarde y necesito que duermas bien, mañana será un día ajetreado.
-¡Quédate a dormir aquí, Sung Kyu! –Me tomó de la mano.
-Pero...
-Por favor. –Me hizo esa cara de cachorrito a lo cual sólo accedí.




Platicamos de todo un poco, pensé que me preguntaría de Hoya o me tocaría el tema de la noche anterior pero nada de eso paso, al final sin darnos cuenta nos quedamos dormidos y fue la llamada del estúpido de Onew quien me despertó. Me dijo que los del orfanato estaban siendo trasladados pero que de aquellos niños que tenían quemaduras de tercer grado habían muerto 3, me levante de inmediato y desperté a Woohyun, realmente no quería hacerlo pero no podía dejar a los niños así. Nos levantamos y como estábamos vestidos nos fuimos al hospital, en cuanto llegamos los reclamos de JiSoo se hicieron presente, diciéndome que debí de haberlos pasado al orfanato nuevo, aquel que les había mandado a poner un calentador automático, donde jamás había ocurrido esto, pero mi dolor por la pérdida de Hoya y por el comportamiento de Nam me cegó, además de todas las trabas que me estaba poniendo los estúpidos agentes.




-Vaya, vaya, vaya. –Dijo un maldito agente. –Así que CEO Kim, ¿cuál será su explicación? 3 niños han muerto en su orfanato.
-¡Largo de aquí imbécil! –Lo empuje.
-Ya sabe mi nombre. –Sonrió. –Soy el agente Kim, Kim Ki Bum. Sólo quiero que me diga el motivo.
-Ya lo sabes, estúpido. Hubo un maldito incendió. –Lo golpee, pero no pude evitar que lagrimas cayeran, me tuve que ir para que nadie me viera, dejando a Woo Hyun y a Onew a cargo.




Camine por un buen rato, necesitaba esconderme, no quería que nadie me viera así y es que esos niños que se murieron eran los que Ho Won me había traído, diciendo que ellos serían nuestros hijos, sus padres los habían abandonado, él los había encontrado un contenedor de basura, demasiado enfermos y con pocas probabilidades de vivir, pero había sido un milagro que sobrevivieran y nos habíamos jurado siempre cuidarlos, pero ese maldito incendio. Sentí como unos brazos me rodeaban, al principio pensé que era Woohyun pero su voz era distinta.




-Hámster. –Entonces supe quién era. –No debes mostrar nunca tú debilidad. Recuerda lo que nos enseñó el señor Lee.
-Jackson. –Me voltee y correspondí al abrazo. –Llora amigo, sabes que siempre estaré para ti. –Lloré como hace mucho no lo hacía, lloré como si estuviera reviviendo el dolor de la muerte de Hoya, Jackson se había tenido que ir al extranjero a hacerse cargo de unas inversiones con la mafia mexicana e italiana, pero al fin había regresado.
-No me vuelvas a dejar sólo.
-Jamás.




Me sentía tan bien, obvio no tanto como me sentía en los brazos de Nam pero necesitaba este tipo de consuelos, uno donde no me hiciera fantasear, necesitaba a un amigo, no a un amante.




-¿Interrumpo? –Reconocí la voz. –¿Joven Kim? –Su voz era diferente. –Tenemos que irnos.
-Si. –Me separé de Jackson.
-Te iré a ver mañana. –Me dio un beso en la frente, se levantó y se fue.

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ECOS DE AMOR/WOOGYUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora