Prologo: Mi maldito error.

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Era de noche nuevamente en Osaka, Japón, la gente de aquel lugar estaba preparada para atender a los hombres que llegaban a satisfacer los deseos carnales con las bailarinas que se ofrecían al mejor postor, Serena, una chica rubia de ojos azules, de 25 años de edad, estaba en aquel asqueroso sitio a causa de una trampa que le fue tendida por su ex novio, estaba lleno de millonarios que solo buscaban complacerse con ella, era la más solicitada por su exorbitante belleza.

La vida de esta joven era muy difícil desde hace ya años atrás, donde con engaños fue llevada a otra ciudad por quien creía era el amor que siempre deseo y por el cual daría su todo, pero estaba muy equivocada. Sus lágrimas no paraban al recordar lo feliz que era cuando era una chica libre en su ciudad, con la mayor motivación de culminar sus estudios de Psicología.

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Cinco años atrás en Tokio.

La alarma de su despertador sonó fuerte como siempre, su madre la esperaba abajo para el desayuno.

Pero la pereza no quería dejarla.

― Serena por favor, se te hará muy tarde para ir a la universidad.

― ¡Ya voy mamá! ―Grito aun dentro de las cobijas.

― Recuerda que hoy es el último día y debes presentar esos exámenes para que encuentres trabajo rápidamente. ― Dijo su padre bajando al comedor.

De un brinco reacciono y se metió a bañar, no sin antes saludar a su madre y comer un delicioso bocado de su desayuno.

La rubia era hija única de Ikuko y Kenji Tsukino, respetados por toda la sociedad de Tokio.

― Tengo que irme o se me hará muy tarde, los quiero Papá y Mamá. ― Dijo besándolos rápidamente a ambos.

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Universidad de Japón

Ya en la escuela de psicología de la universidad estaba muy nerviosa contestando todas las preguntas de su examen.

― Espero que todo esto esté correcto, lograre mi objetivo de ayudar a mis padres y ser su orgullo. ―Beso la hoja y se levantó llevándoselo a su maestro.

― Espero buenos resultados señorita. ―Profesor Hugo Tomoe.

―Desde luego que los vera profesor. ― Sonrió un poco llena de nerviosismo.

― Sabes que siempre te di mi confianza y quiero verte dando el discurso de graduación.

― Así será. ― sonrió y se marchó.

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Actualmente en Osaka, se encuentran nostálgica de solo recordar aquella conversación con el mejor de sus maestros.

―Nada de lo que dijo se cumplió Profesor, soy solo una vergüenza para mis padres.

Solo saber que confiar en un mal tipo la llevo a lo más bajo la deprimía demasiado, más el saber que allí la trataban de la peor manera. Pero solo deseaba luchar por una sola persona y ese era su pequeño hijo.

Simplemente tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora