[Capítulo 3].- Mala primera impresión

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-- "¿Porque demonios me has seguido?"-- Me levanto del suelo y enfrento a la persona no invitada y deseada por mi.

-- "Se te quedo tu mochila y el rector me pidió que te la trajera."--Tranquilamente me responde estirando su brazo para ofrecerme recibir mi mochila. A un metro de distancia, la tomo de mala gana.

Estoy con un animo de perros por su presencia.

-- "Oh que gentil de tu parte."-- irónicamente le digo-- "Ahora si gustas, puedes retirarte."

-- "Que carácter."-- Comento el tal Harry divertido-- "Me encanta."-- Y ya simplemente lo estoy odiando.

Trago mi nerviosismo y con toda la valentía me acerco a unos centímetros de su rostro, le veo directamente a los ojos.

Puedo comprovar que me gana por cuatro centimetros.

-- "¿Puedes dejar de joderme con tu presencia y retirarte a otro lugar donde seas bienvenido?" -- Le susurro con todo mi odio, sin romper el contacto visual. Inesperadamente se acerca mas de lo que me gustaría.

Yo retrocedo automaticamente.

-- "D-Detente"-- No puedo recuperar mi voz normal. Me acorrala contra la pared que esta a mis espaldas en un abrir y cerrar de ojos. Esta tomándome de la cintura y rozando sus labios con el lóbulo de mi oreja.

Doble mierda, si hubiera sabido que haría esto, no me hubiera arriesgado yo misma. Mis malditas piernas estan como autenticas gelatinas. No puedo respirar, mi estomago se encuentra hundido con mil emociones, y estoy segura que palidecí. Todo a mi alrededor se detiene. Esto no me estaba gustando, joder, ninguna pizca.

-- "No creo irme cielo, estas siendo una perra conmigo, sin haberte hecho o dicho nada."-- Dios, no puedo ser yo por favor, no puedo estar en esta posición ahora mismo, debo de estar soñando.

Como mi voz claramente no puede salir sin temblar o tartamudear, por reflejo propio levanto mi rodilla y perfectamente le pego en su muy querido amigo. Al segundo deja libre mi cintura y me escabullo rápidamente a la salida, me giro a verlo. Esta con las manos en su parte, intentando ayudar a disminuir el dolor allí.

-- "¡Ahora si tienes un buen motivo para reprocharme algo en mi cara!"--Le grito y el levanta la cabeza para mirarme.-- "Primera y última vez que te digo. Nadie irrumpe mi espacio personal, ¿está claro?" -- Le regalo una sonrisa victoriosa antes de irme de aquel lugar. Respiro pausadamente e intento con todas mis fuerzas a que no vengan los molestos recuerdos del hombre bloqueado en mi cabeza.

Hoy me han vuelto desde el momento en que vi al chico de cabellos rizados.

La campana suena y todos lo que se supone que son personas, empiezan a salir de sus aulas para las afuera de la escuela, están como animales saliendo, pero los comprendo, yo también quiero salir de esta jodida cárcel de tiempo completo.

Junto a un árbol hay dos personas, un hombre y una mujer. Llama la atención el hombre por su altura y músculos. La mujer tiene su abdomen plano al descubierto, y lleva una coleta. Es realmente bonita, es la razon por la cual los idiotas la quedan mirando.

Se ven como unos verdaderos compañeros de ring, y supongo que uno de ellos debe de ser mi guardaespaldas innecesario.

Rezo interiormente por que fuera la mujer.

Me acerque hasta ellos y antes de hablar, uno se me adelanta.

-- "Alicia Jane Teasdale Smith, ella es Elizabeth y yo Richard, y seremos tus guardaespaldas personales hasta nuevo aviso." -- Como si fuera un robot programado, el hombre presenta a ambos.

Dijo mi nombre completo. ¿Como mierda lo sabe?

-- "Lo primero, jamás digas mi segundo nombre y del apellido también, ¿bueno?"-- Enarco una ceja y el asiente.-- "Lo segundo, ¿no era solo uno?"

-- "El señor Des nos ha solicitado a los dos para mayor seguridad de usted."-- Elizabeth me responde y yo suspíro.

Jodido Des.

Tengo que recordar quejarme de el.

-- "Esta bien." -- Murmuro, he tenido un día de mierda y ya no tengo fuerzas para discutir con alguien más.-- "Ahora hay que irnos."-- Paso a un lado de ellos y alguien toma mi brazo, dejándome inmóvil.

Qué fuerza.

-- "El auto esta por aquí señorita Alicia." -- Elizabeth me hace un gesto al camino contrario del que yo iba a tomar. Me giro sobre mis talones y los sigo hasta una cuadra y media después de la escuela. Un auto moderno negro con poralizados en negro esta ante mis ojos.

Perfecto, con esto no llamare la atención.

Que ironía, ¿no?

-- "Llamativo, genial."-- Susurro sarcasticamente para mí misma.

Richard me abre la puerta del pasajero y yo ruedo mis ojos.

-- "Tengo dos manos que están en perfectas condiciones para poder abrir la puerta del auto por mi misma."

-- "Lo siento, pero es mi trabajo."

-- "Tu trabajo es cubrir mi espalda por así decirlo, no para tratarme como su majestad."-- Lo veo suspirar y me tranquilizo un poco. Estoy tratándolo como mierda, y lo acabo de conocer.-- "Pero gracias."

Me coloco los auriculares y trato de relajarme con una canción lenta. Por la ventana del auto puedo observar como nos alejamos un poco de la ciudad y no falta mucho para llegar.

Y es aquí como en las películas, se me viene a la mente algún recuerdo. Pero lo primero que pienso es lo que me ha ocurrido en el día. Los comienzo a enumerar.

Uno. Des me llama y me da la noticia de que tendré guardaespaldas.

Dos. Me desmayo en recepción, y me carga un desconocido llamado Harry.

Tres. Salgo de enfermería a mi escondite y Harry me persiguió para llevarme la jodida mochila.

Cuatro. Me toca como se le da la gana, pero recibió su merecido.

No sé porque tengo la sensación de que será como un gran grano en el culo.

Las grandes rejas aparecen y abro mi mochila. Escarbo entre todas las cosas para encontrar el pequeño control. Apreto el botón verde y aquellas rejas se abren, dándonos el paso y cerrándose automáticamente después de entrar. Todo esto es como un gran cuento de hadas, solo que aquí no hay un final feliz para la protagonista.

¿Fobia a los hombres? |H.S| #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora