Capítulo once.

3.2K 185 73
                                    

-Frank Iero-

-¡¡Ayúdame, Jared!! ¡Por favor! ¡¡Por nuestra amistad!! -grite desesperado y hecho un río de lagrimas.
-Ésta vez no es tan fácil, Frank. ¡Lo siento! ¡¡Debéis olvidarte de él!!
-No me digáis eso, por favor. Tú sabéis que yo siempre estaba pendiente de él. No le pueden hacer esto.
-Tú fuiste el responsable de esto, Frank. Debéis dejar que hagamos nuestro trabajo. Gerard se quedara aquí con nosotros. Y cuando lo veamos mejor lo llevaremos con su familia.
-Jared, por favor -insisto-, no podéis alejarlo de mí. No soportara tanto en ése lugar.
-Lo cuidaremos bien. Ahora vete, Frank. Olvídate de Gerard que él posiblemente ya se olvido de ti.
-No seáis tan cruel con mi amigo Frank, psicólogo de pacotilla. ¡Qué te estáis ganando un buen golpe! -Ray me toma en sus brazos para consolarme.
-Miren, será mejor que se vayan.
-¿Puedo venir a verlo, Jared? Por favor... solo una vez. Te juro que si me dejáis verlo solo una vez yo me desaparezco de su vida.
-No es recomendable. Mejor ya váyanse.
-Vamonos, Frankie. Dejemos que pasen unos días para que las cosas se calmen.
-Jared... por favor.
-Te llamare para decirte cómo está. Pero ya váyanse -Jared comienza a desmoronarse al verme en ése estado.
-Vamonos, Frankie. ¡Es mejor que por ahora lo dejemos así!
-Esta bien, Ray. Por favor, Jared, si aún aprecias nuestra amistad dile a Gerard que lo quiero mucho...

Salimos del consultorio de Jared y nos fuimos a casa; no podía parar de llorar, el simple hecho de imaginarme sin mi angelito me estrujaba el corazón a tal punto de causarme dolor.
¿Cómo paso todo? Pues os contare:

Todo comenzó una mañana mientras estaba en la escuela, Bert y yo ya habíamos arreglado nuestra relación, pero solo habíamos quedado como amigos.

-Oye, Frank, ¿me acompañarías a comprar un regalo para mi mamá, saliendo de aquí? Es que yo soy muy malo para elegir regalos...
-No puedo, Bert. Tú sabéis que debo irme rápido después de las clases. Debo cuidar a Gerardo.
-¿Gerardo? Lo se... Pero será rápido. A lo mucho media hora.
-Pero Ray se molestara porque llegara tarde a sus clases...
-Andale, Frankie. Te prometo que será rápido. Llegaras a tiempo.
-Bueno, esta bien. Pero debe ser rápido.
-¡Sí! ^^

-Narrador-.

Al salir de sus clases, Frank y Bert se dirigieron a la tienda.

-Hay tantas cosas que no se que comprarle.
-Yo creo que le gustaría ese adornito. Esta bonito, y, además, ya sabéis que a las mujeres les gusta. También alguna joya podría gustarle.
-¿Cómo sabes tanto de mujeres, Frankie?
-Antes me gustaban.
-Recuerdo a tu repulsiva novia. ¿Cómo se llamaba?
-¡Jamie! Pero ése no es el punto.
-Cierto... Le comprare un brazalete. ¡Seguro le gustara!
-Ok... Entonces, como ya elegiste, yo me voy.
-Frankie, ya estas aquí. ¡Ayúdame a elegir cuál!
-Pero falta poco para que Ray se vaya a sus clases.
-Me dejaras sólo...
-Ok... Vamos rápido...
-Sí.

Se fueron casi corriendo al departamento de joyería y eligieron el brazalete, Frank se despidió de Bert y tomo el autobús para llegar a su casa, pero había un detalle, faltaban quince minutos para que Ray entrara al Instituto y desesperado llamo a Frank.

-¡¿Frank, dónde estáis?! ¡Debo ir a mis clases, recuerda!
-Lo se, Ray. Me entretuve con un profesor. Y lo malo es que llegare en veinte minutos. Hay mucho tráfico.
-¡Frankie! Bueno, no te preocupéis, me iré a la siguiente hora.
-Lo siento, Ray... ¡Te juro que no volverá a pasar!
-Adiós.

Ray colgó el teléfono y busco en la nevera para preparar la comida, en ése momento llegaba Jeremy.

-¡Hola, Ray! -avienta la maleta al sillón.
-Hola.
-¿Qué no deberías estar en el Instituto?
-Sí, debería. Pero Frank aún no llega y no puedo dejar solo a Gerardo.
-¿Gerardo? ¿Dónde está?
-En la habitación. Duerme.
-¿Y Frank, dónde está?
-Se entretuvo con un profesor y viene en camino.
-Oh... Si quieres yo puedo vigilar a Gerard mientras llega Frank.
-Suena bien, pero no tenéis que hacerlo.
-No será difícil... Y menos porque dices que está dormido.
-No es buena idea.
-¿No confías en mí, verdad, Ray? Al menos déjame tratar. Mira, se que no te caigo bien, pero al menos dame la oportunidad de ayudarte.
-Mmm... No lo se...
-No lo molestare para nada, lo dejaré dormir. Solo lo vigilare mientras hago un dibujo que me encargaron.
-Bueno -mira su reloj, solo faltaban diez minutos-, esta bien. No lo despiertes, ¿de acuerdo?
-Claro.
-Me voy. Tomare un taxi, mi auto esta en el taller.
-¡Que te vaya bien!

Esquizofrenia // «Frerard».Donde viven las historias. Descúbrelo ahora