Al cumplir sus dieciséis años, el menor de los hijos ya se interesaba en otras cosas: su novia, su vida social y apariencia física; estaba en plena juventud y comenzaba a ver a su hermano como un parásito que necesitaba de todos.
—Mamá, saldré con mi novia. Llegaré tarde —Toma su chaqueta.
—Antes de que te vayas, Jeremy, ve a ver a tu hermano. Me ha preguntado por ti todo el día —Coloca la comida en la bandeja.
—¡Tengo prisa! Más tarde iré a verlo...
—¡Sólo ve un momento y llévale su comida! Por favor, hijo.
—¡Esta bien! —hace gestos a espaldas de su madre— Solo se la dejo y me voy.
Tomó la bandeja y la llevo a la habitación de Ryan.
—Ryan, hora de comer. Despierta —Lo descubre y sacude repetidamente.
—¡Jeremy! ¿Dónde estabas? —se abraza a él— Hace días que no venías a verme.
—Estaba ocupado...
—¿Te fue bien en tu examen? ¿Te sirvió mi explicación?
—Sí —acerca el banco y coloca la comida en él—. Toma. Debes comer. Yo me tengo que ir.
—¡Espera! ¿Cuándo vendrás a jugar conmigo? A ti te gusta el ajedrez. Además, ¡te puedo ayudar con tus exámenes!
—¡Ya no! Es aburrido, además, ya no tengo trece años, ¡¿recuerdas?! —camina a la puerta para marcharse— Come para que mamá no llore. ¡Ya no la hagas sufrir más! —Cierra la puerta y se marcha.
—Sí... Lo siento, hermano —Su ojos se llenaban de lágrimas, cubiertos por la oscuridad.
A Jeremy no le importo dejar a su hermano con tales lágrimas y se marcho.Conforme pasaba el tiempo, Jeremy le tomaba cada vez más remordimiento a su hermano ya que era obvio que por su condición ambos padres le prestaban más atención y eso era muy duro para el menor.
Al cumplir sus diecisiete años la graduación del High School se hizo presente.
—¡Mamá! —grita mientras baja las escaleras— ¡Mi traje de gala me queda chico!
—Tranquilo, hijo. Tu padre te llevará mañana a comprar uno nuevo.
—¿En serio? —Se muestra contento.
—Sí. También comprará uno para tu hermano.
—¡¿Qué?! ¿Acaso piensan llevarlo? —No le parece la idea.
—Claro, no pensarás en que lo dejemos solo.
—Pues no… pero pueden contratar una enfermera ó dejarlo en la clínica una noche.
—¡Eres un insensible, Jeremy! ¡Es tu hermano!
—¡Ya lo sé! ¡Pero sería una pena que le diera una crisis en medio de la graduación! ¡Compréndeme, mamá!
—¡Ryan se mostró muy feliz al acompañarte en este día! Así que ya está decidido: Ryan irá.
—Esta bien. Pero le diré a la profesora que me dé el último lugar de la fila, para que se sienten ahí —Sale y azota la puerta de la cocina verdaderamente molesto.
El día de su graduación todo resulto bien, a pesar de visualizar cada clase de cosas extrañas producto de su mundo extraordinario, Ryan mantuvo la cordura, se comporto tranquilamente para no hacer enojar a su hermano, sin embargo, debido a lo apuesto que era, varias chicas compañeras de Jeremy se le acercaban para charlar con él y saludarlo, esto lógicamente molesto a Jeremy, ya que él esa noche debía ser el centro de atención.
***
Un año transcurrió desde la graduación, en ese periodo Ryan había empeorado; cada día tenía menos ratos lucidos y debido a su paranoia ya no dejaba acercársele a nadie, solo en ese año tuvo tres visitas en distintos centros psiquiátricos sin ninguna mejora, su hermano lo había abandonado por completo y los padres habían perdido la esperanza.Una tarde, Ryan se encontraba arreglándose para su cita con el psicólogo, apenas había comenzado su tratamiento de rehabilitación psicosocial.
—¡Te ves bien hijo! —Su madre cepilla su cabello.
—¿Jeremy me odia, verdad? —Mira a la nada.
—Claro que no, amor. Él se ocupa de sus cosas, y ahora que tiene novia, pues, debe estar con ella. Verás que pronto vendrá a verte.
—Sí, mamá —Trata de sonreír.
Al terminar de arreglarse la madre se dirige a la cocina, donde un Jeremy frustrado golpeaba la mesa con el puño.
—¿Qué pasa, hijo? —Lucia preocupada.
—¡Malditas mujeres! ¡Solo les interesa el dinero!
—¿Por qué dices eso?
—¡La perra de mi novia me engaño! ¡Eso paso! ¡La vi besándose con otro! —Golpea más fuerte.
—Calma, hijo. A veces pasa —lo alienta y consuela—. Ya habrá otras chicas mejores que ella. Además que puedan ver lo buen chico que eres —Lo abraza tratando de calmarlo.
—Mamá, ya estoy listo, es que no encontraba mi libro de crucigramas, ya podemos irnos —llega a la cocina y ve a su hermano—. ¡Jeremy!
—Me voy a mi habitación —No presta atención a su hermano y lloraba desconsoladamente.
—¿Qué tienes, Jeremy? ¿Por qué estás llorando?
—¡Tú lo único que haces en ésta casa es estorbar! ¡No puedes ayudar a nadie! —su frustración se descargo sobre el inocente—, ¡te odio!
—Pero... solo... ¡quería ver si podía ayudarte! —Comienza a llorar.
—Si quieres ayudarme por qué no te mueres, ¡ó simplemente desapareces!
—¡CÁLLATE! —la madre lo abofetea— ¡No descargues tu frustración y coraje sobre tu hermano! Él no tiene la culpa, ¡así que discúlpate con él ahora mismo! —Lucia furiosa.
—¡Me largo! —Sale azotando la puerta.
—Calma, cariño... Él no quiso decirte eso, solo que anda triste y molesto por su novia —lo abraza tratando de tranquilizarlo—. Vámonos, ¿si? —Limpia sus lágrimas.
—Sí, mamá.