–Ray–
Luego de una charla algo constructiva con Bob, fui directamente a comprar los víveres que hacían falta para preparar la comida de los próximos días.
Estaba preocupado por Gerard desde la última vez que hablé con Frankie, pero a la vez confiaba en que lo cuidaría bien.
Sin embargo había algo que me tenía realmente molesto, y eso era la conversación con Bob.
—Hola, Ray. Me sorprendió el hecho de que me llamaras con tanta urgencia. —Se sienta enfrente de mí; estábamos en mi cafetería favorita.
—Sí, lo sé. Te cité para que hablemos sobre lo que sucedió anoche... Ya sabes, con Gerard.
—Sí, entiendo. No te preocupes, Ray, yo sé que Gerard está enfermo y que además me odia y culpa por la muerte de Mikey. Créeme que lo sé perfectamente. —Frunció el ceño—. Pero aún así…—¿Aún así qué, Bob? ¿Piensas tomar alguna acción en su contra?
—¡Me golpeó fuertemente! Si no lo hubieran detenido, tal vez me habría matado. Es muy peligroso para ti vivir con un enfermo así de peligroso.
—Gerard es mi amigo y es para mí muy reconfortarte vivir a su lado, siempre ha tenido mi cariño y lo defendería de cualquiera sin importarme nada, incluso de mis amigos. Eso te incluye a ti, Bob.
—¿Me estas acaso amenazando, querido Ray? —Puso cara malévola.
—No. Eres mi amigo y en este momento te cite para que habláramos ya no del pasado, sino del presente y del futuro prometedor que puede tener nuestro amigo. Verás, Gerard ha tenido muchos avances con su enfermedad, come bien, socializa un poco más y está aprendiendo pequeños oficios que le ayudaran a reintegrarse poco a poco a la sociedad; sin embargo tenemos miedo de que la crisis de anoche haya causado algún retroceso en el tratamiento…
—Ray, date cuenta que cuidar de Gerard es mucha responsabilidad, más de la que puedes manejar... Lo que debes hacer es dejarlo con su familia y tu dedicarte a tus estudios. Además, debes pensar en lo peligroso que es vivir con un esquizofrenia. Yo puedo ayudarte.—¿Cómo?
—Conozco una clínica psiquiátrica muy profesional, los médicos son muy amables y cuentan con habitaciones muy bien equipadas, un familiar estuvo ahí y…
—¡Basta, Bob! ¿Cómo te atreves a proponerme que interne a mi amigo en una clínica? Después de todo lo que le hiciste a Mikey todavía tienes la cara para venir y querer arruinarle la vida a Gerard. ¿Sabes qué?, lárgate antes de que yo también te agarre a golpes.
—¡Cálmate, Ray! No quería que lo tomaras de esa manera. —Lucia triste—. Yo solo pienso en tu bienestar, eres mi mejor amigo y no me gustaría que te pasara algo malo. Y si te reconforta saber, no tomaré ninguna acción en contra de Gee. Sé que yo fui responsable de lo que le paso a él y a mi querido Mikey. Por eso no lo denunciaré.
—¿En serio?
—Te lo prometo. Pero quiero que sepas que no lo hago por Gee, sino por la memoria de Mikey. Él amaba a su hermano y no me lo perdonaría en vida si le hiciera algún daño. Por eso quiero que estés tranquilo, amigo. Por otra parte quiero reparar mi daño y acercarme poco a poco a Gerard y que algún día me perdone. —Tenía los ojos llorosos.
—Eso lo veo muy difícil, Bob. Será mejor que te mantengas lejos de él para evitar otra crisis. Yo te mantendré informado cuando llegue el momento preciso.
—Gracias, Ray. —Me mira por un momento—. Es curioso...
—¿Qué cosa?
—Pensé que habías superado ese amor que sentías por Gerard. Pero claro que no. Ayer, que me contaste que estuviste dispuesto a recibir un cuchillazo por él, me di cuenta que aún lo amas. Es más, lo amas más que antes, mira que aceptar traértelo hasta New York, estar al pendiente de sus medicinas, alimentación y cuidados habla mucho del amor que sientes por él. ¿Qué planeas, Ray? ¿Curar a Gerard para luego confesarle tu amor? —Lanzo una risita cínica que me molesto.
—¡No seas ridículo, Bob! Te equivocas si crees que aún estoy enamorado de Gerard. La idea de traerlo a New York fue de mi amigo Frank y él es quien se hace cargo la mayor parte del tiempo de Gee. Así que no digas tonterías. —Oculté mi rostro que se había sonrojado.
—De acuerdo... si tú lo dices, Ray. Pero a mí no me engañas, quizás te engañes a ti mismo pero a mí no. Sé que aún lo quieres.
—Piensa lo que quieras. Yo me tengo que ir. Debo preparar la comida y llevar a Gerard con el psiquiatra. Cuídate... Nos vemos luego. —Quería salir corriendo al verme descubierto.
—Bien... Gracias por el café... T...te quiero... amigo. Cuídate, ¿bien?
Salí del establecimiento.
Tomé mi automóvil y conduje al supermercado.
Realmente estaba molesto con Bob, pero bueno él siempre había sido muy ocurrente, nunca se callaba sus comentarios, los decía sin importarle si podían herir a las personas ó incluso molestarlas.
Pero en fin, una vez que compré todo lo necesario, conduje a casa, no estaba muy lejos así que solo me tomo un par de minutos llegar a ella.
Entré y todo estaba totalmente en calma, subí a la habitación de Frank y vi que Gerard dormía tranquilamente, incluso tenía una pequeña sonrisa en sus labios, solo un pensamiento se me vino al mirarlo: es realmente un angelito.
Me percate de lo que estaba sintiendo así que evadí la mirada y busqué a Frank, no fue hasta que volví en mí que me di cuenta que se escuchaban ruidos en la sala de juegos, Frankie lanzaba los dardos.
Miré un poco más a Gerard y me percaté de que sudaba un poco, me preocupé ya que Frank había mencionado que había tenido fiebre, así que toque su frente para percatarme de que no hubiera aumentado nuevamente. Por suerte no tenía nada de fiebre y lo deje descansar.
Seguidamente me dirige al cuarto de juegos y encontré a un Frank algo contento, se le notaba una sonrisa tierna que hace mucho no le veía, su cabello estaba húmedo supongo que tomó una ducha hace poco tiempo, me miró y dejó los dardos a un lado.
—Hola, Ray. Tardaste mucho... ¿Cómo te fue? —dijo con una sonrisa amable.
—Bien... Como te dijé, llame a Bob para que habláramos de lo que sucedió anoche. —Por alguna razón no podía mirarlo a la cara, estaba apenado.
—Cuéntame todo. ¿Tomará alguna acción en contra de Gee? —Lucia impaciente.
—Te contaré... ¡Ven!, vamos a la cocina. Prepararé la comida y te cuento. —Salgo por la puerta y él me sigue.
Comencé a preparar la comida y le conté todo lo sucedido durante la conversación, menos lo mío, y pareció mostrarse satisfecho pero a la vez desconfiado de las intenciones de Bob.
Terminé la preparación y le pedí a Frank que despertara al angelito para que pudiera comer y después ir con el psiquiatra.
Los tres nos sentamos a comer tranquilamente, o bueno eso parecía…
—Continuará—
P. D.: El capítulo se lo dediqué a ScreamLouderX porque quiero y puedo.