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Un chico de al menos metro setenta y cuatro se encontraba entre tanta gente que sobrepasaba el metro ochenta y cinco, esperando a que le dijeran por fin cuál sería su castigo por faltar las normas de la vía pública de Daelsan.

Sí, era típico chico problema al que no le importaba ser encontrado por sus profesores durante la noche en las diferentes calles de la ciudad.

- Min Yoongi, tu castigo será convivir en el Mundo Humano por un tiempo no definido.- cierra sus ojos fuertemente al escuchar su castigo, lo que menos quería era tener que vivir entre humanos estúpidos.

- Sí, señor.- dice una vez sabiendo que aunque llore de igual manera será enviado a tal lugar. El juez asiente conforme a la respuesta del chico.

- Partirás en dos días a Seúl, Corea del Sur, alguien de la seguridad llegará por ti a las 08:00 de la mañana, quiero que estés listo a esa hora.- sonando su martillo dio por finalizada la sesión y todos en el lugar salieron.

Mientras unos hablaban del cruel castigo, que el chico lo merecía, ninguno se dio cuenta del chico que había empezado a sufrir en silencio, lágrimas silenciosas que caían por sus mejillas, nadie estaba a su lado. Fue en ese momento que se dio cuenta que necesitaba los abrazos de aquel chico que mucho lo molestaba, pero aún así amaba más que nada en el mundo, necesitaba a Park Jimin, sí, nunca superaría su ruptura.

Una vez se encontró solo caminando por las calles sin rumbo fijo alza su mirada encontrándose con la casa de su primer amor, con manos temblorosas toca el timbre esperando que alguien le abra la puerta. No quiere ir a casa a pesar de tener que despedirse de su familia, quiere pasar una última vez con ese chico que le hace sonreír tantas veces.

-¿Hyung?- pregunta somnoliento cuando abre la puerta.- Entra, de seguro estás congelándote ahí afuera.- dice sin percatarse de las mejillas empapadas del chico.

- Gracias.- Jimin le mira confundido.

- No hay de qué, sabes que eres bienvenido en mi casa siempre.- y es ahí en donde se parte a llorar desconsoladamente.

- No lo entiendes Jiminie, yo debo irme.-

- ¿Qué? ¿Cómo que debes irte?- su voz tiembla un poco pero sabe que debe mantener la postura si quiere que esto no sea tan difícil.

- Yo he sido expulsado de este mundo, tengo que convivir con los estúpidos humanos, no me quiero ir, necesito quedarme aquí, contigo, aunque no seamos una pareja, te amo.- le abraza fuertemente sobando su espalda - Te doy las gracias por todo, por haber estado ahí conmigo en todo momento, por haberme permitido enamorarme de todas tus facetas, aquí entre nosotros, amo más tu faceta cariñosa.- suelta una risa ronca - Te amo, nunca dejaré de amarte, prometo que no te olvidaré.

Jimin posa sus manos en las mejillas del chico, que rara vez lloraba tan desolado frente a los demás, secando las lágrimas a pesar que él estaba peor que Yoongi.

- Yo tampoco te olvidaré tenlo por seguro.- ambos sonríen y lentamente hacen desaparecer la distancia entre sus labios, fundiéndose en un último beso lento en el que se dicen cuánto se aman, uno en el que se prometen jamás olvidarse.

- Te amo.-

Y se juraron amarse a pesar de todo. Lo que no sabían es que en el otro mundo alguien está esperando encontrarse con el amor de su vida, ese del que todos hablan.

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Mundo Humano [JinSu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora