Capítulo 1. Alie, para ti.

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Hola, soy... ¿Qué importa quién soy?
No eres quien eres solo por tu nombre, ¿o sí?
Bueno, si la respuesta es sí, mi nombre es Alie, Alidnae.
Pero siempre creí que ser tu, era algo más que solo tú nombre, el ser amable o no con los demás, el poder ver a través de los ojos y del alma de alguien, tu esencia.
Me dejaba guiar por mis sueños y creía plenamente en ellos, me enamore del amor y de todo lo que viene consigo.
Me encantaban las películas, obras y libros que hablaran de amores, de personas que encontraban a esa persona que estaría ahí para siempre y me empeñaba en ver el amor en las calles de una pequeña ciudad cuyo nombre.. Prefiero no decir por ahora.
Empezó hace 2 años cuando comenzó el frío indomable, cuando salías por las calles y podías encontrarte a cada uno de los niños del vecindario corriendo y jugueteando con la nieve, me encantaba.
Aunque no lo soportaba, amaba el frío, amaba como se pintaba el césped color verde lleno de vida en un color blanco hermoso, parecía que cada cosa estaba hecha para encajar en su lugar perfecto, y lo era.
Parecía que la nieve era pequeña escarcha de brillos que nos llenaban a todos de alegría y a pesar de ser tan fría, nos calentaba el corazón.
Recuerdo que cuando no nevaba, llovía, y la tierra se bañaba de esa lluvia que no era fría, cuando salía el sol y se podía observar un colorido arco iris, la tierra mojada, los árboles con pequeñas gotas, echas a la medida, era simplemente enloquecedor.
Me encantaba salir a caminar y escuchar el sonido de la lluvia, cada gotita al caer hacía un sonido diferente, amaba contemplar la lluvia, si hubiera sabido, la hubiera pintado en un lienzo con pintura, pero jamás aprendí.
Yo tenía unos ojos grandes color verde aceituna con pestañas largas y rizadas, una nariz pequeñita, unos labios delgaditos pero carnosos, la piel blanca como la luna, unas mejillas ruborizadas color rosa y encima unas cuantas pecas, y una melena lacia color negro.
Solía tener el cabello largo y usar  moños de mil y un colores, pasadores de perlas y unas cuantas diademas de diamantes falsos o pequeñas cuentas que hacían juego con mi cabello.

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