Aunque no recuerdo bien ese día, el día que me olvide de todo.
Porque en el juego de la vida, el que llora, es débil.
Aunque para mí no era así, para mí, llorar era la única forma de poder hacer que todos los males que selle con fuego dolieran menos.
Y así fue, sentada al borde de mi propio abismo, me prometía a mí misma no dejarme caer y lloraba, lloraba mientras la lluvia iba empapando de a poco mi cabello y mi ropa.
Cuando por fin me calme, ya no había truenos y la lluvia ya no era fría, seguía parada bajo ella, y empecé a pensar en mi vida, empecé a reflexionar en cada una de las cosas que me habían estado pasando.
Entonces, cuando ya estaba completamente empapada, me sentía tranquila y me senté debajo de unos árboles y solo pasaron unos segundos cuando regrese a la realidad, volví a mi casa y todo volvió a la normalidad.
Pasaba los días pesando en las cosas buenas que podían salir de cada situación, pero era difícil, muy difícil.
El imaginar que cuando pasará el tiempo, me arrepentiría de no haber aprovechado a las personas de mi al rededor o de temerle a los cambios drásticos, él no haber vivido mi vida como yo quería vivirla, porque las adversidades de esta misma, no me lo permitieron.
La combinación de tristeza, ganas de llorar, ponerle fin a mi sufrimiento, el necesitar a una persona que estuviese para escuchar, el querer un abrazo y no tener a quien pedírselo, él no tener el apoyo de nadie, era una combinación destructiva.

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¿Te atreverías a conocerme?
De TodoHola, soy Alie, acompáñame en esta aventura en la que me adentro a conocerme a mí misma, a conocer a los demás y a tratar de entender mi vida y las situaciones que se me ponen enfrente, la pérdida de amigos, mi apatía, mis miedos, mis sueños y hacer...