Capítulo 39. Feliz cumpleaños... ¿A mí?

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Después de un duro año, reviso tiempo atrás y no reconozco quién era.
Más joven.
Más terca.
Más molesta.
Más llena de tristeza.
Menos viva.
Con más ganas de demostrar lo "mala" que era para que así nadie me dañara.
Con más ganas de olvidarme de todo y no afrontar nada.
Con ganas de salir huyendo sin un futuro, de verdad.
Miro atrás, miro donde estoy y miro adelante.
He crecido.
Y no solo físicamente.
He aprendido muchas cosas.
A convivir con esta ansiedad que a veces me vuelve loca.
Y a no querer huir en cualquier momento que me sofoca.
Aprender a hablar con la gente.
Aprender a mostrarme como soy sin miedo en la mente.
¿Temor a la soledad? Jamás lo he tenido.
Ni un poco.
Cierro un ciclo.
Cierro ese año tan difícil para mi.
Ya no quiero volver atrás.
Porque miro las fotos y no soy yo.
Era una persona frágil que no quería que los demás vieran lo vulnerable que era.
Ahora sacudo mis miedos con todos los sueños que tengo.
Me sacudo para dejar ir a quien me ha dejado ir.
Me sacudo todo deseo malo.
Me sacudo la tristeza.
Porque primero necesito vaciarlo para llenarme de nuevas emociones.
Soy amor.
Soy cariño.
Soy lo que quiero transmitir.
Y yo realmente quiero transmitir comprensión.
No soy cualquier chica.
No soy común.
Me gusta usar la palabra "peculiar"
Me encanta dar amor y aunque mi alma se encuentra rota, por una historia de amor que no resulto.
Sé que llegará alguien que sepa apreciar el perfecto desperfecto que soy.
Con marañas en el pelo.
Y una taza de café.
Con mis pinturas y mis gestos.
Con este corazón que arde al fuego de mis sentimientos.
Cumpleaños, ¿ah?
¿Ya ha pasado un año?
¿O dos?
Que rápido.
Que rápido se me ha ido la vida.
Fiesta de cumpleaños.
¿Era fiesta?
Realmente no.
Simplemente buscaba reunirme con la gente que me ama y que me lo demuestra.
Que cuando pasa algo siempre me han tendido una mano y cuando no pasa nada siguen ahí.
Que no se van.
Que no se aburren.
Que me valoran por quien soy.
Mis chicas.
Mi mejor amiga.
Mis niños.
Y el, evidentemente había sido parte de mi vida y de un ciclo que me ayudó a cerrar.
Era parte de mi. Así que si, lo invite.
Y asistió.
Justo como esperaba y ansiaba. 
Y lo vi y mi corazón salía por mi pecho.
Me sentí tan contenta.
Fue una reunión fenomenal.
Un rato muy agradable.
Y compañía tan calurosa.
Después de perder un poco de conciencia en alcohol, comenzamos a cantar.
Bailamos y la reunión no tenía final.
Debo decir, que hubo varias cosas que no voy a negar.
Y no me voy a limitar a contar.
¿Alguna vez has sentido la traición más cercana que cualquier otra sensación?
Ya lo sentía...
Era cosa de esperar, y bien, la puñalada llegó, y aunque ya la esperaba, jamás imaginé que en mi cumpleaños sería aquella puñalada al corazón.
Amigas...
¿Que amigas? Si una amiga no hace eso.
Después de saber la historia de mi chico de ojos tristes.
Después de la confianza que le brinde.
Que le conté como me sentía.
Que llore en su casa.
Que la acompañe en sus travesuras sin sentido.
Después de saber cómo me sentía respecto a él y su presencia en la reunión tan importante para mi...
Ella decidió que no le importaba nada de mi sentir.
Dejo de lado cualquier sentimiento habido y por haber de mí parte hacia el.
Y en mis ojos, enfrente de todos, decidió coquetearle.
Sentí como se termino de quebrar aquel órgano vital; al que llamó corazón.
¿De verdad no le importo?
En ningún momento de la noche, lo dejó.
Cualquier movimiento iban los dos.
Como si estuvieran juntos.
Y yo.. sentía un nudo enorme en la garganta.
Porque al final.. el no era mi novio.
Pero ella era mi amiga.
Y no me dolió por el, sino por ella.
Porque sabía.
Porque no le importo.
Por sus ojitos grandes mirándome antes de tomar aquella foto, con aquel chico..
En aquella fiesta..
Aquella fiesta, que era mía.
Frente a mis ojos y sin descaro alguno.
¿Tenía derecho de molestarme?
Porque lo hice.
Me molesto la forma en que hizo las cosas.
Si quería coquetearle, adelante, pero ¿Por qué en mi fiesta? Y ¿Por qué abre mis ojos?
¿Por qué ella y por qué a él?
Más que dolor, me sentía furiosa.
Sentía que ardía en celos.
Y que no podría decir nada.
Así que me empeñé en disfrutar la fiesta.
No iba a armar un escándalo.
No ese día.
Cínicamente, me pregunto.
-Pero... ¿No estás molesta, cierto?- con aquellos ojos llenos de mentiras.
A lo cual yo respondí.
-Para nada.- con una mirada profunda, escondiendo cómo me sentía realmente.
¿Debería estar molesta? 
En ese momento debí preguntárselo.
¿Había algún motivo?
¿O te sientes culpable por algo?
Porque fue esa la razón de dicha pregunta.
La culpa.
Y después de ver cómo me destrozo.
La culpa le carcomía.
Y al otro día, hubo una platica.
De la cual, no me arrepiento en lo absoluto.
Dije lo que tenía que decir.
Le doliera a quien le doliera.
Esta vez no iba a callar mis palabras.
Y fue así como exprese todo mi dolor y mi ira.
Y después de escuchar aquellos argumentos mal armados.
Con destellos de manipulación.
De aquella persona que quiso victimizarse.
Y hacerme sentir culpable.
En vez de reconocer su error.
Decidí no seguir.
Ya no quería escuchar el mismo argumento con distintas palabras.
Pero el ejemplo más claro que puedo dar, es..
Si hubiera sido yo..
¿Cómo te hubieras sentido tú?
La herida era evidente.
Pero a pesar de cómo me sentía, yo no la odiaba.
Porque me sentía molesta.
Pero también me sentía agradecida.
Porque con ella aprendí muchas cosas.
Entre ellas a conocer mejor a las personas.
Porque las puñaladas vienen de quién menos esperamos.
Le agradezco cada lagrima.
Y cada risa.
Cada tarde en mi casa.
Y todo lo que hizo por mi.
Yo sé que también hice mucho por ella.
Y el acto de amor más grande por ella, fue no manchar su imagen, ante personas que apenas la conocían.
Yo no iba a hacer ver que ella es la mala aquí.
No me iba a victimizar.
Y tampoco trataría de hacer que sólo mis sentimientos importasen.
Simplemente las cosas fueron como fueron y no se puede ocultar.
Fue algo que todos notaron, incluso el.
De tonta no tengo ni un pelo.
Simplemente esa fue la historia de cómo se acabo una amistad, más rápido de lo que empezó.
Y que a pesar de todo, aún me siento agradecida.
Y porque le quiero, no quiero verle.
Porque le quiero, cierro esta amistad así.
En silencio.
Porque es tiempo.
Porque si a ella no le importo como me sentí yo, a mi si me importa como se siente ella.
-"Hasta me hizo llorar".
Discúlpame corazón, pero no puedes huir de las cosas.
Hubiera sido más sencillo si hubieras aceptado tu error.
Y no lo digo por hacerme la interesante.
Simplemente una disculpa sincera era lo que yo esperaba.
Porque éramos "amigas".
Porque sé pedir perdón y también sé perdonar.
No era por un chico, era por mis sentimientos.
No es por ella, es por mi.
Es por mi que tome la decisión que tome.
Por proteger mis sentimientos.
Y por no hacerle daño a ella.
Que al final.. era mi amiga.
O al menos yo si la veía como una amiga.
Quién sabe, quizá solo fui yo quien tenía ese concepto.
Quizá en otra vida..
Y por ahora, me queda decir, que le perdone hace tiempo, en silencio, como todos los actos de amor que he hecho.
En silencio le he perdonado.
Porque no vivo con rencor.
Al final, las emociones son pasajeras.
Como algunas amistades.
Te enseñan algo y luego se van.
Y solo he aprendido a decir
-"Gracias" y "Adiós"-.
Después de todo, fue un cumpleaños bastante peculiar, donde conocí más de mi misma.
Y me di cuenta de quién soy realmente.
De lo mucho que me amo y que debo valorarme.
Para que los demás me sepan amar y valorar.
Y después de soplar las velitas del pastel, pedí un deseo a la vida.
Deseo poder seguir amando a mi familia y a mis amigos.
Seguir amando con tanta intensidad. 
Con ese carisma tan mío.
Con esa fuerza más grande que el mar.
Seguir amando a mi familia rota.
Y amar los cambios.
Porque cada cambio me ha traído mucho.
Amé la forma en que me enamoré.
Amé mis amistades.
Amé los vínculos que creé.
Y amo, saber reconocer mis errores, mis defectos 
Y sobre todo, amo trabajar en ellos
Porque soy quien soy gracias a todo lo que me sucedió este año tan difícil.
Que ya pasó.
Me muestra, que todo pasa.
Y que al final, vale la pena, la sensación de calma.
Porque así me sentía.
Me sentía en paz con todo lo que había pasado.
Me sentía en paz conmigo misma y con la vida.
Con más ganas de vivir que ayer.
-"¡Vive!"-Me gritaba a susurros la muerte, que no sabemos qué tan cerca puede estar de nosotros.
Y por fin me sentía completa conmigo misma.
No necesitaba de nadie.
El estar acompañada era meramente por gusto mío.
Y así en silencio, sople a las velas. 
Las cuales se apagaron una a una.
Consumiendo aquella flamita.
Tan pequeñita.
Dejando aquel rastro de humo, con olor a sueños, esperanzas.
Y naranja.
Tan dulce y especial.
Como yo.
¡Feliz cumpleaños a mi! Me repetía la voz en mi cabeza.
Y un vistazo al espejo con mueca graciosa antes de dormir.
Me sentía plena.
Me sentía completa.
Me sentía feliz.

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