7. ATRAPADO - parte 2

444 41 18
                                    

Chrollo se quedó helado, su frente aún apoyada en el cuerpo de Hisoka. Su lucha interna era demasiado seria como para que pudiera tomarse a broma semejante afirmación. ¿Cómo que no era gay? Sintió vergüenza. Su orgullo herido lo carcomió. Se enojó por creerle, por haberlo abrazado, por haber estado casi a punto de rendirse a este hombre que lo único que hacía era burlarse de él, todo el tiempo.

Y Chrollo odiaba que se burlaran de él.

―¿Ah, no? ―preguntó; apenas dos palabras para evitar que Hisoka detecte el cambio en su voz.

Chrollo sabía que Hisoka era muy perceptivo, pero sería fácil de confundir si hacía la jugada correcta.

―No, no soy gay ―explicó Hisoka mientras le acariciaba la cabeza, ajeno a la conmoción que había causado–. Tampoco bisexual, mucho menos heterosexual; qué fea palabra...

Hisoka se detuvo. Chrollo había comenzado a acariciarle el torso, sin mirarlo.

―¿Cómo es eso? Explicame –preguntó Chrollo, sin levantar la cabeza.

Hisoka estaba sorprendido. Lo tomó de los hombros y quiso apartarlo para mirarlo a los ojos, pero Chrollo se apretó más contra él.

―¡No! No me mires... primero decime –dijo, sin despegar su frente del hueco del cuello de Hisoka.

―Dale, no esperarás que me ponga a filosofar justo ahora ―sonrió Hisoka. El gruñido molesto que profirió Chrollo le indicó que debía hacerlo.

―Bueno, está bien. Entonces, digamos que... ―comenzó Hisoka, mientras la mano de Chrollo acariciaba su pecho―. Digamos que... no me gusta que me etiqueten –contuvo la respiración cuando Chrollo siguió con su abdomen–... y me digan con quién tengo que estar y con quién no.

―Seguí ―ordenó Chrollo; le acarició la cintura.

―Sí, claro –balbuceó Hisoka–esperá... decía que...

Apenas podía hilvanar una frase, mientras Chrollo recorría su espalda, bajaba y volvía a subir por su costado; acarició la piel más sensible debajo del brazo y hasta la cintura.

–Dale, seguí –insistió Chrollo, mientras lo sujetaba de la cintura del pantalón.

–Sí, pará... ¡es que es difícil así! –dijo Hisoka con una sonrisa–. Te decía que no me dejo definir ni limitar –se estremeció–... esas etiquetas son... no sirven para... –jadeó–. Chrollo, así no puedo... soy humano.

―¿En serio? ―dijo Chrollo con una sonrisa.

Se detuvo, sujetó a Hisoka del pantalón y apartó la mano que lo acariciaba. Hisoka adivinó tarde la intención de Chrollo. Aunque logró apartarse un poco no pudo esquivar el tremendo puñetazo que recibió sobre la herida que tenía cubierta con Nen en su costado, justo sobre las últimas costillas.

Hisoka gritó. Se dobló en dos y soltó a Chrollo, quien aprovechó para pegarle una patada en la entrepierna. Cayó al piso con un aullido de dolor; casi sin poder respirar.

―¡Ahí tenés! ¡Enfermo! ―gritó Chrollo.

Con la mandíbula apretada y los puños cerrados, Chrollo contuvo el deseo de seguir pegándole. Respiró hondo y pasó a su lado, rumbo a la puerta.

―Hijo de puta... ―gruñó Hisoka mientras jadeaba en agonía.

Sin mirar atrás, extendió su mano y emitió un haz de Nen rosado. Rio entre dientes al escuchar el ruido sordo y la posterior descarga de insultos de Chrollo, a menos de tres metros detrás. Se quedó así unos minutos, respirando entrecortado, mientras esperaba que se diluyera el dolor. La catarata de insultos y amenazas de Chrollo, a quien todavía no se había dado vuelta a mirar, lo acompañó mientras se recuperaba.

Ojos de Hielo y Fuego || HisokuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora