3. KURAPIKA - parte 4

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Kurapika se quedó mirando la puerta. Se enjugó las lágrimas y sacó el celular. No tenía tiempo de mortificarse por lo que había dicho Chrollo; tenía una familia que corría peligro.

Su esposa tardaba en contestar; nervioso, se levantó, caminó y miró por el ventanal; luego recordó que Hisoka podría estar viéndolo y se alejó. Al fin ella atendió; la había despertado. Se aseguró de no alarmarla con preguntas innecesarias, sonaba tranquila y ambas estaban bien. Cortó aliviado. Todavía no podía creer que Hisoka lo hubiese traicionado de esa forma.

Tomó la silla para llevarla a su lugar y le dolió el brazo. Recordó la terrible herida y sus ojos se encendieron de rojo. Materializó sus cadenas y acercó la Holy Chain a la venda. La lesión sanó en segundos gracias al poder de curación potenciado por el Emperor Time. Se quitó la venda y movió el brazo, satisfecho. Dejó la silla en su lugar frente al escritorio. Apagó las luces y salió de la oficina.

Pulsó varias veces el ascensor, pero no llegaba. El pulsador continuaba con la luz roja, pero no se oía ningún sonido de movimiento de la cabina. Cansado de esperar, decidió bajar por la escalera. Se mantuvo alerta, los del Ryodan podrían haberle tendido una trampa. Aunque no fuera parte del trato, a esa altura no podía dar nada por seguro.

Casi nada había salido como lo había planeado, a excepción de la entrega de los ojos y la confesión de Chrollo. Lo mortificaba no haber podido detener la pelea; no podía olvidar las horrendas imágenes de la pesadilla de esa mañana, tan vívidas que había despertado gritando y bañado en sudor.

Primero lo había intentado con Hisoka: lo llamó ni bien despertó. Con un tono entre dormido y borracho, Hisoka se había reído a carcajadas, le había cortado y bloqueado. Fue entonces cuando decidió aprovechar el encuentro con Chrollo para intentar convencerlo de no asistir a la pelea. Jamás pensó en el chat que había tenido con Hisoka, fue un milagro que le salvó la vida a último momento. Hizo un chasquido con la boca al recordar su fracaso. Para él era una prueba contundente de los sentimientos de Hisoka; no podía creer que Chrollo la hubiera desestimado.

Se trataba de un chat de tres días antes del cumpleaños de Neón. A las condiciones anteriores: los ojos escarlata, los de Neon y la prueba en audio y foto de una buena paliza a Chrollo con confesión incluida; se agregaba otra más, opcional, que había aparecido a último momento y que quedaba en poder de Hisoka cumplirla o no. Un empresario, muy perjudicado por los robos del Ryodan, pagaría viente mil millones de jenny por la muerte del jefe. Recordó que él mismo estaba tan emocionado que le había insistido a Hisoka para que aceptara; la paga era exorbitante, estaba seguro de que el joker no se negaría.

Antes de salir a la calle, miró su celular. Todavía estaba en pantalla lo que acababa de leer Chrollo; la respuesta de Hisoka: "Lo pensaré". Ahora sabía que Hisoka sólo lo había dicho para sacárselo de encima, que en ningún momento pensó en matarlo, ni siquiera por esa suma. Así y todo, Chrollo no le había creído. Por lo menos, se alegró de haberlo dejado por escrito; sin querer, esa imprudencia le salvó la vida. Kurapika meneó la cabeza y guardó el celular.

Se asomó a la puerta de entrada y miró hacia afuera. La calle estaba desierta y oscura. Abrió el picaporte y salió; el viento frío lo golpeó en la cara. Mientras caminaba siguió pensando en cómo se había equivocado con ellos dos: ninguno había reaccionado cómo esperaba. En eso, escuchó unas voces lejanas. Sorprendido, se pegó a la pared, oculto en las sombras. Parecían provenir de una cuadra más adelante, en diagonal. Sonaban alegres, algunos hasta gritaban de júbilo. No tardó en deducir que se trataba de la banda del Gen'ei Ryodan y el tan esperado reencuentro con su jefe.

Ojos de Hielo y Fuego || HisokuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora