14. LA TORMENTA - parte 2

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Por unos segundos ambos se quedaron frente a frente sin decir una palabra. Hisoka rompió el silencio con una carcajada.

—Me asustaste, Chrollo. Creí que ibas a decir algo terrible. Obvio que extrañás tu banda. Ah –suspiró aliviado–, era eso al final. Qué bueno.

―No, no entendés –remarcó Chrollo con expresión seria–. Lo que digo es que tarde o temprano voy a volver con ellos. Ya lo decidí.

Hisoka lo miró con el ceño fruncido. Para él sólo había repetido lo mismo. Chrollo suspiró frustrado, como quien tiene que hacerse entender por un niño pequeño.

–Voy a volver al Ryodan –remarcó las palabras–. Y cuando eso ocurra... Bueno, lo que quiero decir es que... esto se acabó.

–No entiendo... ¿esto se acabó? ¿Qué cosa?

―¡No es tan complicado! –exclamó Chrollo–. Sé que hay personas a las que llaman "Exorcistas de Nen" que pueden borrar el Nen impuesto por otros. Sólo tengo que encontrar uno. Ya tengo gente trabajando en eso, así que es cuestión de tiempo.

–¿Y entonces? –preguntó Hisoka.

–¿En serio no te das cuenta? –Chrollo soltó un bufido– "Voy a volver al Ryodan" significa que no voy a renunciar a mi banda y no pienso llevarte conmigo. ¿Lo entendés ahora?

Hisoka se quedó mudo.

Un sonido chillón y vibrante los interrumpió. Chrollo maldijo por lo bajo, sacó el celular de su bolsillo y lo miró. Luego permaneció con la vista perdida como si meditara una respuesta. Segundos más tarde tecleó unas palabras y volvió a guardarlo. Sus hombros rígidos y su mandíbula apretada delataban su tensión a través de su fría y distante apariencia.

Hisoka se llenó de preguntas y temores: "¿Quién le escribió? ¿Por qué esa cara? ¿Estaría por irse? ¿Se marcharía ahora mismo?"

—Vos no entendés porque a vos no te pasa —dijo Chrollo con tono cansado antes de que Hisoka atinara a decir algo—. Toda esa acción, toda esa sed de sangre, esa violencia... la necesito, terriblemente –miró a Hisoka a los ojos–. Necesito volver a pelear como lo hice en el bar ¿Me entendés? No doy más. No me aguanto más así, sin hacer nada...

–Chrollo, si es por eso...

–Para vos es fácil porque salís cuando querés, peleás cuando querés... ¿Necesitás acción? te anotas en una pelea. ¿Querés asesinar porque sí? Llamas a Illumi. En cambio yo... –suspiró.

–No, no es así, yo...

–Me siento un inútil, es eso –remarcó Chrollo. Su rostro se sonrojó, avergonzado y bajó la vista–. Es horrible. Me siento como una ama de casa aburrida, frustrada, que espera todo el día a que vuelvas para charlar un rato.

–Pero... si yo te digo de salir y...

–Ya me leí todos mis libros, ya vi todas las películas que quería –continuó Chrollo, sin escuchar a Hisoka–. Esto no es vida para mí, yo no soy así, ¿entendés? Está bien que me guste quedarme solo y que no me molesten, pero esto ya es demasiado. Es horrible.

Otra ráfaga los interrumpió, más gotas aisladas cayeron, el olor a lluvia cada vez más intenso. Con un suspiro breve, como si quisiese sacarse de encima todo lo que lo agobiaba, Chrollo continuó:

–Y para colmo me cruzo con esa revista de mierda que viene a revolverlo todo. ¡Cómo si hiciera falta que me lo recuerden! –exclamó con amargura.

Ojos de Hielo y Fuego || HisokuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora