Sol Blanco [JiGyu/GyuZi]

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Ése verano se cumplía un año desde que conoció a Jihoon, y el calor era todavía más agobiante de lo que recordaba.

Afortunadamente, Mingyu ya se movía por la casa con un bastón andador, aunque muy lento.

Ponerse en pie era una aventura conmovedora. Podía estar sólo unos minutos deambulando de aquí para allá, ya que se cansaba rápido; No obstante, su progreso maravillaba al doctor Hwang, quien no dejaba de agregar ejercicios nuevos al programa y metas semanales a cumplir. Él le ofreció ir a la clínica Itaewon (donde trabajaba) a entrenar en el gimnasio, aseguró que sería una experiencia 'enriquecedora'.  Las clínicas le producían un nudo en el estómago a Mingyu, aún así, como no tenía más que hacer en casa e iría sólo los jueves, accedió. Además tampoco tendría que estar en contacto con las salas de espera o las habitaciones, lo cual era un alivio. 

Se transportaba hasta allí en taxi, Joshua lo ayudaba a bajar por el ascensor y esperaba el vehículo junto a él. Ya no le acompañaba porque la universidad le demandaba mucho tiempo, además era cada vez más difícil para el mayor manejar a Mingyu, más alto y más pesado. 

No parecía incorrecto empezar a valerse por sí mismo, pero la perspectiva de salir solo después de tantos años, le inquietaba. El gimnasio principal de la Clínica Médica Itaewon era realmente impresionante, para acceder a las máquinas de entrenamiento, Mingyu sólo tuvo que presentar una forma de aprobación que el doctor Hwan elaboró. Uno de los entrenadores lo guió muy bien por las instalaciones y hasta le recomendó un plan de ejercicios funcional a su rehabilitación. 

Lo admitió, fue una buena idea.

Después de las primeras cinco sesiones, sus piernas se sentían más fuertes y podía doblar las rodillas instintivamente. Asistir al gimnasio lo mantuvo ocupado tres horas, un día por semana. 

A fines de Agosto, comenzó a ir tres veces por semana. 

Luego no sólo era fue gimnasio, él se entretuvo recorriendo las tiendas alrededor de la clínica. Itaewon tenía un gran parque, centros comerciales y peatonales con entretenimientos destinados a toda la familia. Aún precisaba apoyarse en el andador, pero no le importaba ya que nadie le conocía allí. 

Al verse en las vidrieras de los negocios, no se reconocía. Era realmente alto y su postura mejoró, el cabello también le creció los últimos meses y ahora caía tras su cuello haciéndole cosquillas.

-Maldita sea... ¿Cómo levanto ésta cosa del demonio? Pesa mil kilos... 

Un joven que Mingyu jamás había visto en el gimnasio no dejaba de quejarse. Él le había gritado al entrenador que se acerque, pero el hombre estaba ayudando a otra gente en ésos momentos (y francamente, no le habría complacido que ése extraño le llamara imbécil).

-Tienes que marcar la guía en el peso adecuado...- Dijo Mingyu, acercándose a él y enseñándole los números en la parte trasera de la máquina. El otro le prestó atención.- Aquí dice el peso... Un kilogramo, dos kilogramos... Si recién empiezas, ponlo en uno. Ahora está en treinta, ¿ves?

-Hey, gracias...- El sujeto le golpeó el brazo. Mingyu vuelve a su estación de entrenamiento sintiéndose extrañamente aliviado, era la primera vez que tomaba la iniciativa para interactuar con alguien nuevo.- Entonces, ¡¿lo pongo en uno?!- Gritó.

-Si, si...- Respondió Mingyu, empezando a incomodarse. 

El extraño se queda viéndole mientras bebía agua, a tres máquinas de distancia. 

-Por cierto...- Volvió a gritar él.- Mi nombre es Wonwoo. ¡Jeon Wonwoo!