Sol Blanco [JiGyu/GyuZi]

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 Wonwoo no lograba quedarse en pie, pero Mingyu se las arregló para acarrearlo otra vez hasta el ascensor. Con los ojos busca personas conocidas y a su vez intenta recordar un nombre específico pero todos parecen demasiado entretenidos con los fuegos artificiales y la música. El plan era llegar a la planta baja y pedir un taxi, ¿encontraría transporte a ésa hora y justo en Año Nuevo?

El más joven apretó los botones del ascensor y aguardó que las puertas se cierren, Wonwoo estaba apoyado contra la pared al fondo del cubículo y con la nariz roja. No recordaba haberle visto tomar frente a él, pero si aceptar cada brindis con los inversionistas, seguro era un mal bebedor y un ebrio engorroso. 

Las puertas comenzaron a cerrarse, pero antes de unirse en el centro, una mano las separó. Mingyu levantó la vista al dueño de la mano y, no supo describir por qué motivo, experimentó un alivio monumental al ver a Wen Junhui ingresar en el ascensor con ellos. El joven, que era mil veces menos atrayente que cuando lo vio bailar en la pista, se acercó a Wonwoo y le tomó del rostro. 

-¿Wonu? ¿Estás bien?- Le pregunta, con las cejas unidas en preocupación.- ¿Cuanto bebiste?

Wonwoo no le responde, deshizo su agarre violentamente y se acercó a Mingyu.
-¡Vete!- Gruñó.- Éste es mi novio, Mingyu... Y sabe artes marciales... 

Junhui recibió el anuncio como un baldazo de agua fría, pero se compuso al instante, aunque Mingyu no ignoró el estudio al que fue sometido por ésos intensos ojos felinos que se detuvieron en su mano derecha aferrando un bastón.

-¿Tienes coche, Mingyu?- Pregunta Junhui, abandonando cualquier formalidad.

-No...

-Conozco a Wonwoo. Puedo llevarlo, si quieres...- En cuanto oye éso, Wonwoo apretó más fuerte el brazo de Mingyu.- Me acompañas. Por supuesto... Te llevo a tu casa también. 

Mingyu no necesita reflexionar tanto, ambos vivían en el mismo edificio y además precisaba ayuda para manipular a Wonwoo. El más joven evitó hacer todas las preguntas que tenía atascadas en la garganta mientras descienden los cuarenta y tantos pisos hasta la cochera del hotel Mirae. 

Debió admitir que era conveniente contar con alguien como Junhui cerca, sabía muy bien como manipular a un ebrio.

Pero algo en su mente le insinúa que no era la primera vez que Wen Junhui trataba con Jeon Wonwoo en ése estado.