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Según Joshua le contó, Jihoon permanecía en una habitación individual del Hospital Universitario y lo que hacía era dormir al menos quince horas al día.

Desde que se enteró que estaba internado, lo único que hizo fue esperar y prepararse. Esperar su regreso o esperar noticias. Prepararse para su regreso y para afrontar la noticia ya sea buena o mala. Él estaba listo para perderlo todos los días desde que se fue.

Aún así, le sorprendió su propia decisión de seguirle la corriente a Joshua. Pero sobre todo, aceptar la ayuda de alguien más. Admitió que casi se arrepiente, cuando su hermano y Seokmin lo bajaron con mucho esfuerzo por las escaleras hasta el vestíbulo de su edificio.

De nuevo, ¿por qué permitió que ellos le ayuden? ¿por qué aceptó ir a verle? Mingyu no tenía ganas locas de ver a Jihoon y tampoco el hecho de extrañarle era suficiente motivación.

La razón era otra.
No fue lo que Jihoon dijo, ni lo que Jihoon significaba; sino lo que Jihoon hizo el día que decidió visitarle para salvarlo. Él salió por su propia voluntad al exterior, armado hasta los dientes, vulnerable como una flor congelada y expuesto a todos los riesgos del mundo sólo para jugar a ser el héroe de un idiota.
Le debía una o dos.

Días después de la tormenta, charcos salpicados con arcoiris se acumulaban en el cordón de la vereda y hacia el centro de la calle. Mingyu quedó paralizado y confundido por su entorno, por el ruido de los automóviles, por el eterno vaivén de los peatónes, por los colores y el movimiento.

Siempre que salía, su padre tenía que faltar al trabajo, su madre suspiraba ruidosamente de camino a la clínica. Mingyu sólo podía salir si el destino era algo relacionado con su invalidez, de otro modo, representaba un gran problema.

Pero con Joshua y con Seokmin, todo se sentía diferente. Su hermano siempre estaba sonriendo, era tan optimista. A Mingyu le preocupaba que Seokmin recordase el episodio tenso que se dio entre ellos aquella vez, pero el más joven le trataba muy amable.

-¿Qué es éso?- Preguntó Mingyu, señalando una bolsa a los pies de Seokmin. Estaban los tres apretujados en la parte trasera del taxi, Seokmin en medio de los hermanos Kim.

-Jihoon me pidió que le lleve un cargador extra para su computador portátil. Como no tiene mucho para hacer, navega en Internet todo el día y escucha música... Creo que lo sabes, su grupo favorito es...

-... Los Beatles.- Dijeron todos a la vez, riendo luego.

-Oye, Seokmin...- Habló Mingyu un minuto después, necesitó reunir valor para sacar el tema a colación.- Yo quiero... Disculparme. Si no fuese por mi, ése día... Ése día Jihoon.

-No tienes la culpa.- Repuso el más joven, encogiéndose de hombros.- Creo que exageré un poco al gritarte... Eres mayor que yo, mi hermano también es mayor. Él sabía lo que hacía...

Mingyu le vio de reojo.
-¿Tu crees? En mi opinión, no.

-Quien sabe...- Respondió Seokmin, echando a reír de nuevo.- Pero es muy tenaz cuando algo se le mete en la cabeza. Y actualmente, éso que tiene en su cabeza... eres tú.

Sol Blanco [JiGyu/GyuZi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora