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Jihoon le ayudó con premura y a la vez torpeza, pues todavía tenía sus guantes puestos. Un rato después, cuando casi todo el contenido del armario estaba fuera del mismo y él se metió dentro con las piernas dobladas, Mingyu notó lo pequeño que era; tenía las mangas dobladas hacia afuera y las botas le quedaban demasiado grandes.

-Gracias...- Dijo él, más estable y calmado.

Mingyu aún sostenía la puerta del armario manteniendolo abierto.
-Tienes calor, ¿no? Aquí no entrará la luz, puedes quitarte el casco y los guantes si quieres.

Jihoon quedó quieto un largo minuto con el casco dado vuelta en dirección a Mingyu, quien vio su propia expresión de curiosidad reflejada y que además no tenía idea qué diablos pensaba el otro, si sonreía o no, si estaba enojado o triste. Hasta que al fin, sus manos se movieron hacia arriba y retiraron el casco sin hacer ruido.

La semioscuridad en la habitación hizo que el cabello de Jihoon pareciera anormalmente azabache. Pese a la insondable penumbra, Mingyu logró apreciar lo básico en el rostro ajeno. Él tenía los párpados cerrados, rasgos delicados y la piel clara, el sector bajo su labio inferior hasta la barbilla estaba en carne viva y en sus húmedas mejillas había burbujas de piel sobresaliendo.
Su nariz era muy pequeña y sus cejas traslúcidas. Al verle abrir los ojos, Mingyu recordó un cachorro de la calle que solía jugar con él cuando era niño. Jihoon parecía frágil como un diente de león, mientras se quitaba los guantes consciente de la mirada del otro.

-Tu armario es agradable...- Comentó, intentando sonar casual. Luego sacudió su cabello, tenía las uñas bastante largas.- Pino y tres cajoneras, espacioso...

-¿Jihoon?

-Dime...

-¿Por qué lo hiciste?- Cuestiona, incapaz de despegar su mirada del sector en donde la piel de Jihoon era rosa. Imaginar lo qué tenía que pasar alguien para terminar así, le apretó el corazón.- ¿Por qué viniste todo el camino hasta aquí?

Antes que termine de formular su segunda pregunta, Jihoon tomó la puerta y tiró de ella para encerrarse dentro del armario.
-Creo que... Me volví loco. Perdóname...- Balbuceó desde el interior.- Perdón, Mingyu... ¿Podrías... Llamar a mi hermano después?

-¿Qué sucede?

-Acabo de notarlo...- Respondió con simpleza.- Acabo de notar que estoy aquí.

Mingyu podría haberse mofado de él, pero no lo hizo.
-Fuiste muy valiente afuera... Pegandome en la cabeza con un paraguas.

El otro ríe, aunque fue muy evidente que lo hizo obligado.
-Apuesto que te di un buen susto entrando en tu casa sin autorización... ¿No es un poco peligroso tener abierta la puerta todo el día?

-Verdad...- Coincidió Mingyu.- Con un inválido aquí sólo, ésta casa es el sueño de cualquier delincuente...

-Inválido para caminar... No para pelear.- Jihoon se puso algo sobre la boca porque su voz ahora sonaba amortiguada.- Momentáneamente inválido...

-Cierto...- Afirmó, y ni él lo creía.- De todos modos, me alegra que no fueses un delincuente. Apenas llegue, avisaré a tu hermano y él vendrá a buscarte, ¿si?

-Si, bien... Suena estupendo...

Sol Blanco [JiGyu/GyuZi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora