[03]

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Las amigas de Jeongyeon, llenas de confusión, la miraron sin saber muy bien qué decir. Su amiga nunca actuaba así, ¿por qué lo hacía ahora? Sí, era cierto que llevaba un rato ac­tuando extraño respecto a Jimin —hasta había manifestado su odio hacia él—, pero no pensaron que llegaría a tal extremo.

Cuando Jimin se alejó seguido de Taehyung y Jeongyeon se giró de nuevo hacia las chicas, Momo y Jihyo le miraron con el ceño fruncido. Mientras, Nayeon masticaba ruidosamente frente al silencio.

—¿Por qué me miráis así? —la castaña miró a sus amigas algo intimidada al respecto.

—¿Lo preguntas? —Jihyo, llena de enojo, cruzó los brazos.

Jeongyeon se encogió de hombros. Realmente estaba ac­tuando como si nada hubiese ocurrido y, eso, sacó a Momo de sus casillas. Momo quería a Jeongyeon como a nadie, era una segunda hermana para ella, pero en ese momento, la detestaba. Su amiga no hacía daño a los demás nunca, o, al menos, no a propósito.

—¿Por qué eres así? —Jihyo seguía insistiendo en que la castaña respondiera. Nayeon seguía masticando tan estrepitosamente como antes mientras observaba la conversación—. ¿Puedes dejar de hacer tanto ruido al comer? —se dirigió a la chica de dientes de conejito. Esta masticó más rápido hasta engullir el alimento. La pelinegra miró a las dos con desgana y exclamó levantándose al mismo tiempo de la silla—. ¡Me tenéis harta!

Momo explotó. Dio un fuerte puñetazo en la mesa y su ira estalló en forma de un grito agudo.

—¡Jihyo! —empezó la de coletas, poniéndose de pie y señalándola—. ¡Deja de reprochar siempre a los demás! ¡Tú también tienes defectos! —giró su cabeza hacia Nayeon, la que estaba asustada—. ¡Tú deja de ser infantil! ¡No llames tanto la atención! —tomó aire y se tornó hacia la chica de pelo corto. Jeongyeon pudo ver el rojo rostro de Momo—. ¡Y a ti no te hablaremos hasta que no te disculpes con ese chico! —caminó fuera de su asiento y cogió a Jihyo y a Nayeon del brazo—. ¡No nos busques!

Jihyo no opuso resistencia y caminó de la mano de Momo. En cambio, Nayeon, aun siendo forzada a levantarse, dio unas apresuradas cucharadas a la comida.

—¡No he terminado! —dijo mientras tragaba arroz desespera­damente. Jihyo ayudó a Momo y, entre las dos, se llevaron a Nayeon, la cual gritaba suplicante—: ¡No!

Jeongyeon observó cómo sacaban a la pobre dientes de conejito de la cafetería a rastras. No pudo evitar quedarse con la boca abierta. Era raro ver a Momo así. En parte, le hizo gracia. Sonrió.

Un poco más allá, en una de las esquinas de la cafetería, Jimin y Taehyung hablaban animadamente.

—Entonces, ¿eres un alumno ayudante? —le preguntó Jimin al castaño. Este asintió con la cabeza—. ¿Qué es eso?

—Al no saber eso, puedo llamarte idiota, ¿sabes? —Taehyung lo miró con un gesto de burla en su rostro.

—Me ofendes —el rubio se llevó la mano donde el corazón y fingió estar lastimado.

—Soy un alumno que ayuda, ¿sí? —prosiguió.

—Realmente, no esperaba esa respuesta —Jimin sostuvo su cabeza en una mano, apoyando el codo en la mesa—. Especí­fica, ¿quieres?

—Ayudo a los alumnos que no tienen amigos, a los que sufren acoso... —el castaño inclinó la cabeza, pensativo—. También ayudamos a los más pequeños y a los nuevos para, ya sabes, que se acostumbren a esto.

Jimin asintió disputando algo en su cabeza. Luego comentó:

—Entonces, deberías ayudarme, ¿no? —miró a Taehyung a los ojos mientras se señalaba a sí mismo.

MaybeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora