Maybe

[10]

—No, así no —se escuchó desde el pasillo—. Hazlo de nuevo.

—¡Ya lo he hecho más de cuarenta veces! —se quejó una voz femenina.

Momo oprimió con fuerza la tela de su falda entre sus puños. Jimin no estaba solo, estaba con Jeongyeon, de nuevo. Aun así, caminó hasta la puerta del aula donde se encontraban y se armó de valor para tocarla.

Jimin le había pedido a Jeongyeon ensayar el baile un poco más después de clase ya que ella no acababa de realizar bien la coreografía. La cosa se había alargado unas tres horas y el instituto había quedado vacío a excepción de ellos, la gente de los clubs y Momo.

La chica melocotón abrió la puerta lentamente tras recibir permiso por parte del chico y caminó al interior de la sala.

—¡Momo! —Jeongyeon saltó desde su posición hasta su amiga, rodeándola con sus brazos—. ¿Cómo tú por aquí? —cuestionó justo después de separarse.

—Estuve hasta tarde estudiando en la biblioteca —contó mientras jugaba con los dobleces de su falda—. Taehyung me habló de que estabais practicando aquí, así que vine a ver cómo os encontrabais.

La chica de pelo corto sonrió.

—Pues estamos genial, avanzamos mucho —mintió levan­tando el pulgar.

—No es verdad —intervino Jimin, dejándose ver detrás de la que antes hablaba—. Jeongyeon no sabe...

La aludida empujó repentinamente al chico, evitando que ter­minase la frase.

—La coreografía es muy complicada —repuso lo más rápido que pudo, entonces.

Momo se llevó las manos al rostro.

—¿En serio? —preguntó sorprendida— ¿Qué canción es?

El rubio le proporcionó una mirada de enojo a Jeongyeon antes de responder a la recién llegada.

—Elegimos «My Name».

—¿De BoA? —cuestionó Momo. Jimin asintió, desprevenido por su conocimiento de la artista de la canción— ¡Me sé la coreografía!

—¿De verdad? —interrogó este otro, aún más sorprendido que antes.

—¡Claro! ¡Me encanta esa canción!

Los dos fijaron sus miradas por unos momentos y, antes de que Jeongyeon pudiese hacer o decir nada, Jimin ya había colocado a reproducir la canción para que Momo la bailase con él. Ambos interpretaron la música a la perfección. Estaban coordinados y sus movimientos seguían en su totalidad el ritmo de la canción —muy lejos de parecerse a la forma de bailar de Jeongyeon—.

En el momento en el que la música llegó a su clímax, Momo tomó posición delante de Jimin y comenzó a moverse como nunca Jeongyeon había visto. Después de eso, Jimin se colocó a su lado, no muy cerca de ella, y comenzaron el paso más difí­cil de la canción; consistía en colocarse de rodillas e inclinar la espalda hacia detrás poco a poco, siguiendo el ritmo. Seguido, se levantaron rápidamente abandonando la chaqueta del uniforme en el suelo y continuaron bailando hasta el final de la canción, que sería en breve.

Terminada la canción, se sentaron en el suelo, agotados pero sonrientes. Jeongyeon se sentó también, ¿ella tendría que hacer algo así?

—¡Lo haces genial! —le elogió Jimin a su recién compañera de baile— ¿Por qué no elegiste Artísticas? ¡Triunfarías en Expresión Corporal!

La chica tenía el rostro totalmente rojo —no se sabe si por el esfuerzo realizado o por otra razón.

—Mis padres no me dejaron —respondió, intentando sonreír—, el baile no me sacará de pobre.