Maybe

[13]

—Silencio —la profesora dio varias palmadas al llegar a la clase, pues todos sus alumnos estaban hablando— ¡Sentaos todos, por favor! —los alumnos obedecieron y ella comenzó a hablar— Como ya habréis oído, vuestro compañero Jinwoo se ha cambiado de instituto y ha dejado el lugar de presidente estudiantil vacante. Entonces, hemos decidido volver a esco­ger a alguien que ocupe su lugar —miró a Jeongyeon—. De cada clase de último curso, se elegirá un candidato que, junto a los demás participará en unas elecciones —todos comenza­ron a hablar, entusiasmados—. ¿Quién quiere ser candidato?

Jeongyeon lo pensó un poco: sería algo ocupado y costaría un tanto. Pero era algo que siempre proporcionaba mérito a los estudiantes que lo practicaban. Totalmente decidida, alzó su mano.

—¿Jeongyeon? —sonrió y apuntó su nombre— ¿Alguien más?

Todos quedaron notablemente sorprendidos cuando una segunda persona levantó la mano. Jeongyeon que, al situarse en primera fila no sabía de quién se trataba, se giró y quedó anonadada al ver que el segundo candidato era Jimin.

No iba en serio, ¿verdad? ¿Qué mal acto había cometido ella en su vida pasada para merecer eso?

—La vida es cruel —murmuró para sí.

Momo, que, al parecer, la había escuchado, rió. Estaba sentada junto a ella ya que la profesora había dejado unos minutos libres a los estudiantes para decidir por quién votar.

—No te preocupes —dijo—. Jimin es nuevo aquí, no lo conocen, ¡pero a ti sí! Tú serás quien reciba más votos, ya verás.

—¡Sí! —Jihyo se unió a la conversación— Y ya sabes que tienes dos votos asegurados —terminó por señalar, consiguiendo sacarle una sonrisa a Jeongyeon.

La castañita se giró hacia Jimin, que hablaba con algunos compañeros de clase. Frunció el ceño.

—Pepita de oro, mi trasero —determinó y, antes de que alguna de sus dos amigas pudiera frenarla, ya estaba caminando hacia él, con sus manos hechas puños—. Oye, Jimin —lo llamó y este dejó la conversación que estaba teniendo en segundo plano para prestarle atención a la chica.

—¿Qué pasa, Jeongyeonie? —sonrió al ver lo enfadada que estaba.

—No creo que un recién llegado deba ser el presidente del consejo estudiantil —alegó, intentando ser amable, pues había mucha gente escuchando.

—¿Intentas que me retire? —alzó una ceja.

—No, yo solo...

—¿Tienes miedo de que gane? —Jimin se acercó a ella, diver­tido por su expresión.

—¡No! ¡Es imposible que tú...! —tapó su boca, se estaba exce­diendo y había demasiada gente mirando— Solo digo que yo soy la más adecuada para el puesto.

—No lo creo, Jeongyeon —cruzó sus brazos—. Las personas agresivas no son fiables para algo así.

—¿Agresivas? —la chica estalló— ¡Yo no soy agresiva!

—De nuevo lo de siempre —chasqueó la lengua, todavía sonriente y se acercó un poco más a la castaña—. Por mucho que niegues las cosas, no cambiarán.

—Te voy a...

Antes de pensarlo dos veces, ya se había abalanzado sobre Jimin y estirado de su corbata, obligándolo a encorvar su espalda e inclinarse hacia delante. Los demás presentes no daban crédito a la escena: la estudiante diez, Jeongyeon, estaba a punto de asestarle un puñetazo a Jimin y este intentaba separarla estirando de un mechón de su corto cabello.