Embarazada 2 ~ 6

4.2K 251 17
                                    

Narra Agus:

En verdad, aunque al principio me hubiera parecido lo contario, Peter apenas había cambiado. Su buen humor y sus ganas de vivir seguían presentes, también en sus palabras.

— Blanca es diferente a Lali — me explicó —, bueno, tan solo por una parte. Son las dos iguales de celosas.

Reí. Pocas mujeres no son celosas. Lali, Blanca... Esos celos también los sufrí con Candela en su momento, cuando estábamos de novios. Por eso mismo, entendía a Peter a la perfección. Definitivamente, las mujeres eran seres difíciles de entender.

— En cambio, con lo de esa parte diferente me refiero a que cada una tiene unas virtudes. Mientras que Lali es una persona sencilla e inocente, una persona que se adapta a cualquier situación o entorno, Blanca es mucho más exquisita. Blanca no se acostumbra a cualquier cosa, tal y como hacía Lali.

— Entonces, Blanca es una persona complicada, ¿no? — pregunté, curioso.

— Sí. No se espera menos de la hija de un Magistrado del Tribunal Supremo de España.

Abrí los ojos, asombrado:

— ¿Su padre es Magistrado?

Peter asintió con la cabeza:

— Exactamente. Por el momento, no los conozco. Pero me da miedo conocerlos, sobre todo a su padre. Es una persona seria, recta y exigente.

Por un momento me mantuve en silencio mientras pensaba una cosa. Tal vez, y solo tal vez, Peter se acercaba a Blanca con el único propósito de la ayuda de su padre. Tener a un Magistrado como suegro era ir un paso por delante. Y sobretodo, en el caso de la búsqueda de Juan Lanzani.

Tragué saliva y miré a Peter. Necesitaba hacerle esa pregunta aunque fuera algo maleducada por mi parte. Pero en el caso de que no lo hiciera, me quedaría con una enorme duda. Entonces, respiré hondo y me decidí a hablar:

— ¿No será verdad lo que creo que estoy pensando? — pregunté, haciéndome el interesante para poner en funcionamiento el cerebro de Peter.

— ¿El qué?

— Estás de novio con la hija de un Magistrado. Eso puede significar dos cosas, amor o interés.

Peter frunció el ceño:

—¿En serio pensás que estoy con Blanca por interés? ¿Por qué su padre me pueda ayudar a buscar a Juan y a sacarme de toda la mierda en la que he estado metido todos estos años, Agus?

Me encogí de hombros:

— No sé. Tan solo era una pregunta.

— Blanca ni siquiera sabe lo de mi padre, sabe pocas cosas sobre mi pasado.

Lo miré fijamente y tragué saliva. Lo sentía mucho por él, pero tenía muchas cosas que preguntarle, aunque fueran cosas terriblemente vergonzosas o desagradables. En mi cabeza anidaban muchas dudas, aunque tan solo lleváramos unas pocas horas hablando. Cuando dos amigos tardan tanto en verse, es normal que las conversaciones sean eternas. Es más, cada uno debería apuntarse en un papel las preguntas que le tiene que hacer al otro, además de todas las que surgen durante el reencuentro.

— ¿Por qué no le contaste?

— Porque lo de mi ex-padre no es una cosa que yo le pueda contar a todo el mundo así como así Agus. ¿O vos le contás a una chica que conocés que estuviste mojando la cama hasta los 6 años?

Fruncí el ceño. Ese comentario no me había hecho ninguna gracia. Peter lo sabía porque una vez se lo conté cuando yo estaba borracho y él aún no bebía demasiado.

— Con eso no se juega, Peter — dije un poco molesto.

— Si a vos no te gusto esto, a mi tampoco me gusta ir contando por ahí lo de mi viejo, bueno, mi no-viejo que siempre pensé que era mi viejo, hasta que de manera tan fría me contó toda la verdad — Peter suspiró.

Volví a pensar en mi teoría. Esa en la que solo estaba con Blanca por interés. A Lali se lo contaba absolutamente todo, pasara lo que pasara. La confianza que antes tenían entre ellos era plena. Y justamente, Peter y Blanca no tenían tal confianza. O si la tenían, no lo parecía, o por lo menos Peter no me lo había contado.

— ¿Te puedo hacer una pregunta? — pregunté.

Peter asintió:

— Me parece gracioso el Agus sorpresas. No sé lo que me vas a preguntar, tu cerebro tiene que estar funcionando muy rápido.

— Emm... ¿Qué la vas a decir a Lali cuando la veas?

— No lo sé, no creo que es una cosa que se pueda pensar con anterioridad porque después la ves, y puede pasar cualquier cosa.

— ¿Y cuándo veas a los nenes? Deben estar re grandes ya...

— Tengo muchas ganas de verlos... No sé si me van a conocer. Me da pena no haber estado presente en sus primeros pasos, cuando dijeron su primera palabra, cuando les salió el primer dientito. Imaginé tantas cosas cuando supe que Lali estaba embarazada... Pero por todos los problemas que tuve, no he podido estar presente en casi nada.

— Y cuando estás a punto de poder arreglarlo te enganchás con Blanca y te olvidás de todo lo que tenías antes.

Peter suspiró:

— Agus, no me olvidé en ningún momento de Lali y de los bebés.

Lo miré seriamente:

— ¿De verdad?

— Te lo prometo.

-...-

Narra Lali:

— ¡¡¡Laliii!!! — gritó mi hermano cuando me vio bajar del tren con los nenes. Yo sonreí de oreja a oreja, mientras que él corría hacia mí para agarrarme todo el equipaje.

Cuando estuvimos cerca, frente a frente, nos abrazamos. Hacia tanto tiempo que no nos veíamos, lo había extrañado tanto. Pero ahora por fin estaba con mi familia otra vez, cerca de personas que me querían y me iban a ayudar ante cualquier adversidad.

Pato agarró las valijas y después miró a los enanos. Thiago estaba muy tranquilo mirando todo lo que sucedía en la estación de tren, pero Allegra se movía inquieta:

— ¿Cómo están mis sobrinos hermosos? — les preguntó mi hermano. Después le dio un beso a Allegra y otro a Thiago —. El nene salió al padre, es igualito. Ojos verdes, lunar, pelo castaño clarito. No se puede negar que sea hijo suyo.

Negué con la cabeza sonriendo tímida. En verdad no tenía ganas de hablar de Peter, pero bueno, mi hermano había sacado el tema inconscientemente.

— ¿Tienen hambre? Los papás del novio de Tini tienen un café en el pueblo, muy moderno. Hacen dulces riquísimos, los invito por el regreso.

— En verdad tomé un café dentro del tren y no tengo mucha hambre.

— ¿No tenés hambre o te sentís mal? — me preguntó Pato levantando una ceja —. Soy tu hermano mayor, te conozco desde que naciste y entiendo tus caras. Sé cuando estás triste, cuando estás feliz y cuando estás pensando en cosas feas. Y ahora mismo, sé que estás pensando en cosas feas.

— Después te cuento. Cuando lleguemos a casa — dije mirando a los nenes —. Ya han pasado demasiado esta semana.

Mi hermano suspiró:

— ¿Es algo de Peter?

Asentí con la cabeza:

— Desgraciadamente. Pero, cuando lleguemos a casa te cuento.

Embarazada 2 - ¿DÓNDE ESTABAS VOS?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora