Embarazada 2 ~ 11

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Narra Peter:

Estaba prácticamente igual. El pelo algo más corto... Pero igual. Y aún estando vestida con un simple pijama, era linda. Sus ojos no dejaban de mirarme. Parecía no sentirse nerviosa, ya que ni siquiera los desviaba de mi figura.

— ¡¡¡Lali!!! — gritó Agus cuando pareció divisarla en la oscuridad. Agus no es que divisara muy bien desde la lejanía. Pero después de gritar, comenzó a correr, de forma incansable hasta que llegó hasta donde se encontraba ella. Yo aligeré mi paso, al menos debía quedar bien, por mucha vergüenza que me diera.

Si la situación hubiera sido distinta, no me hubiera comportado de esta manera. Culpaba a Agus de todo, puesto que había sido el mismo el que le había dicho a Lali que yo me había puesto de novio con otra chica.

Pero, ¿ahora cómo la podía hacer pensar lo contrario? Lali no era ninguna estúpida, y me temía que las cosas iban a estar mal durante la visita. Se avecinaban en mi vida situaciones llenas de tensión, de nerviosismo... Cosas que, en efecto, no me gustaban ni una pica.

Cuando llegué hasta el punto, Agus y Lali se estaban abrazando. Me dirigí a Pato entonces y le tendí la mano. Pero no hubo respuesta por su parte, ni siquiera hizo intención de mover la mano.

— Buenas noches — me dijo únicamente.

Agus entonces dejó de abrazar a Lali. Ella me miró rápidamente y esta vez si que desvió la mirada.

— Hola — dije.

— Hola — respondió ella, fría.

— ¿Ni un abrazo? ¿Ni un beso? Aunque sea un beso en el cachete... ¿Nada?

Lali tosió:

— Agus, creo que no es el mejor momento — dijo ella dándose la vuelta y volviendo a entrar en la casa. Pato nos dejó pasar primero a mi amigo y a mí y entramos dentro de la casa.

Era una casa algo pequeña, sobre todo con la mía, en la que yo pasé mi infancia y parte de mi adolescencia. También estaba decorada de una forma muy anticuada... Pero al menos estaba limpia, algo que de verdad agradecía tratándose de este pueblo, repleto de basura.

— Bueno, esta es mi casa — dijo Lali —. ¿Quieren tomar algo?

El hermano de Lali dio un paso al frente:

— Creo que lo mejor es que, como bien te dije, ustedes hablen todo lo que tengan que hablar — nos dijo mirando a ambos: a Lali y a mí —, y Agus y yo vayamos al bar a tomar algo.

— Está bien — murmuré. Dios... No quería quedarme a solas con Lali, y más sabiendo lo furiosa que podría estar conmigo. Me daba muchísima vergüenza.

— Dale, vayanse — les dijo Lali a Pato y a Agus.

— Mañana por la mañana a primera hora quiero ver a mis sobrinos — dijo Agus con una sonrisa. Dejó el equipaje en una esquina de la sala y entonces se marchó con Pato al bar del pueblo.

Y... Lali y yo nos quedamos solos. Solos en una muy incómoda situación.

— ¿Café? — me preguntó ella.

— Con leche y azúcar, por favor — respondí.

— Sentate, voy a prepararlo a la cocina.

— ¿No querés que te ayude a prepararlo?

Ella negó con la cabeza:

— No, gracias. He aprendido a arreglármelas sin tu ayuda, Peter. Desde hace bastante tiempo — dijo ella. Después suspiró y caminó hasta una puerta de madera que comunicaba con la sala, supuse que esa era la cocina.

Embarazada 2 - ¿DÓNDE ESTABAS VOS?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora