Embarazada 2 ~ 32

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Narra Lali:

La clase con Benjamín fue una auténtica mierda. Era una persona prepotente y también bastante exigente. Terriblemente insoportable y también aburrida. Pero daba igual, temía que aprobar la asignatura para seguir con la beca que me habían dado aquel año. No podía bajar las notas, y debía hacer lo que sea para poder aprobar con ese nuevo profesor.

— Como he empezado las clases muy tarde por problemas personales, he decidido comenzar desee hoy con los trabajos prácticos. El próximo jueves tenemos una clase, así que deberán analizar una de las poesías de mi libro, la que quieran ustedes — dijo seriamente —. Me la entregan el jueves y yo la corregiré. Por esta vez no voy a ser demasiado exigente a la hora de poner una nota, pero deberán aprender para la próxima vez. Recuerden esta cita, lo que empieza bien, termina mejor. Pero si desde un primer momento, veo que no saben ni siquiera redactar, van a llevar muy mal la asignatura.

Terminé de apuntar en mi agenda y levanté la mano:

— ¿Si? — me dio permiso para hablar educadamente. Con los profesores no era de esas personas que le hacía frente. Por muy tarados que fueran. Creo que habían estudiado mucho más que nosotros para llegar al puesto en el que estaban, así que se merecían un respeto.

— ¿El trabajo práctico puede ser por parejas?

Todos los compañeros empezaron a hablar, comentando que era una buena idea. Pero el profesor no sonrió para nada, es más, parecía que mi propuesta no le había gustado ni un poquito:

— No son alumnos de secundaria. Así que mi respuesta es no. Cada uno trabaja lo suyo, es más justo. Cada uno recibe una calificación personal, y no una calificación grupal.

Todos los compañeros se callaron y yo simplemente asentí con la cabeza:

— De acuerdo.

— Bien. ¿Alguna pregunta más?

Otra de mis compañeras levantó la mano:

— Decime — la dijo Benjamín.

— En caso de que no encontremos su libro para el jueves, ¿qué hacemos?

— Son adultos. Búsquense la vida. Si son muy mayores para follar, también son muy mayores para hacer lo que sea por conseguir mi libro.

Madre mía... Este profesor no se callaba para nada. y ese último comentario, sin duda, había estado fuera de lugar.

Nadie hizo más preguntas. Había sido suficiente la humillación por hoy. Después tuvimos una clase de idioma para finalizar y volvimos a casa. Me despedí rápidamente de mis compañeras y me fui corriendo para recoger a los nenes del jardín y comer los cuatro juntos en casa.

— ¿Qué tal el trabajo? — le pregunté a Peter.

— Genial. El jefe es una persona muy simpática, ya lo sabes. Dice que le puedo pedir un día si lo necesito. Llevo ya mucho tiempo trabajando con él. Para su opinión soy una persona muy ordenada y eficiente.

— Creo que eso lo has aprendido siendo padre también — dije riendo —. Así que dale las gracias a los enanos por ello.

— No les hubiera tenido sin su mamá perfecta.

— Papá es muy listo — dijo Allegra con su dulce voz.

— Sí, mi amor — añadí —. Papá es re listo.

— Y mami también es lista — dijo Thiago saliendo en mi defensa.

— Mamá es más inteligente que yo enano. Ella fue la primera en conseguir la beca para la universidad, además, supo cuidaros solita una vez, cuando papá no podía estar — dijo Peter mirándome sonriente.

— Te amo — le dije tirándole un beso.

— Por cierto, ¿hoy iba el nuevo profesor no? — me preguntó Peter.

Por desgracia...

— Sí.

— ¿Y qué tal?

— Muy regular, tirando a mal.

Peter cambia su cara de sonrisa a seriedad:

— ¿Por qué?

— Es un maleducado. Pero igualmente, por muy mal que me caiga, tengo que ser la alumna perfecta. No quiero quedarme sin la beca, mi amor. Ya hemos tenido demasiado con lo de los últimos años. Me han dado una oportunidad y tengo que aprovecharla al máximo. Por cierto, el profesor nuevo nos ha mandado un libro, ¿podrías preguntar en la librería de la Universidad si lo tienen? Es un libro de poesía de Benjamín Amadeo. Tiene que ser para antes del jueves.

— Claro mi vida... — dijo Peter mirándome preocupado —. ¿Pero te ha hecho algo?

— Ha sido un comentario hacia toda la clase.

— ¿Qué ha dicho ese desgraciado?

— Están los nenes delante.

— Ah no — Peter frunció el ceño —. Yo lo mato. ¡¿Por qué una Universidad tan prestigiosa tiene que contratar a profesores tan imbéciles?! Si vuelve a hacerte algo, vamos a quejarnos.

— Cuidado... Los nenes tienen tres años y absorben todo lo que escuchan — dije mirándoles mientras me reía.

— ¿Es malo tu profe nuevo, mami? — preguntó Thiago.

— Un poquito mi vida. Pero mamá va a hacer todo lo posible por caerle bien y aprobar.

— Todo lo que se pueda dentro de las posibilidades que tiene una mujer casada y con hijos — añadió Peter.

— ¡Ay Dios! Claro que sí Peter. Sabés como soy.

— Sos perfecta — dijo Peter riendo.

— Y también muy linda — dijo Thiago.

Y justo en ese momento, el celular de Peter comenzó a sonar.

— ¿Vas a atender? — le pregunté.

— Estamos terminando de comer — dijo mientras se metía una cucharada de pasta con pesto rosso en la boca.

— Tal vez es importante, puede ser del trabajo.

Peter movió la cabeza y se levantó de la mesa. Caminó hacia su celular y atendió poniendo cara de extrañeza.

— ¿Si? — dijo él. Después me miró, entendiendo con esa sola mirada que algo no estaba yendo como debía ir. 

Embarazada 2 - ¿DÓNDE ESTABAS VOS?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora