Embarazada 2 ~ 29

3.1K 214 2
                                    

Narra Lali:

Las cosas cambiaron a mejor cuando nos perdonamos aquel día en el hospital. Peter y yo, poco a poco, estábamos volviendo a ser los de antes.

Tras dos semanas de internamiento, el amor de mi vida y mi precioso hijo volvieron a casa. No podía sentirme más feliz, puesto que ya estaban recuperados y los cuatro volvíamos a estar juntos. Había que legalizar todo, y lo haríamos cuanto antes, todavía nos faltaba testificar en juicio, para ver si Juan Lanzani iba o no a ingresar en la cárcel.

Durante la semana en casa, ocurrieron muchas cosas. En primer lugar, un par de días después de llegar del hospital, Santiago vino a casa. Peter estaba recuperado, pero un poco débil todavía, por lo que descansaba en el sillón grande, mientras que los nenes jugaban con Pato en el piso de mi cuarto. Agustín había salido hacia Buenos Aires para ver a las chicas y a su familia. El timbre se escuchó y yo dejé mis labores de cocina, mi Lemon Pie americano a medio hacer, para ir a abrir la puerta.

Abrí y me encontré a Santiago al otro lado. Y realmente, no parecía muy feliz:

— Hola — le saludé.

— Hola, ¿puedo pasar?

Me aparté de la puerta rápidamente:

— Sí, claro. Podés pasar, dale.

Él entró dentro de la casa y miró a Peter fijamente nada más verle. Peter levantó la mano a modo de saludo:

— Hey.

— No he venido a hablar con vos, he venido a ver a Lali — le dijo de manera muy fría.

— Eu, a Peter no le hables así — lo defendí rápidamente. ¿Quién se creía que era para hablarlo así a Peter? Sí en ningún momento le había hecho nada personalmente a Santiago. Me molestaba mucho que la gente se metiera con Peter cuando ni siquiera estaba metido en todos los problemas que habíamos pasado juntos.

— Así que de mí ya te has olvidado, ¿verdad Lali? Ahora Peter es el importante y el resto para vos ya vale 0... Que divina que sos... Re graciosa en verdad.

Levanté una ceja:

— Santiago, te dejé bien claro que yo no quería nada con vos. Te hiciste ilusiones demasiado pronto, solo te dije que quería que la situación se arreglase. Por el momento, dentro de poco tendremos un juicio para ver a dónde van todas esas personas malas que nos han hecho daño durante las últimas semanas...

— Y también, mi viejo falso — añadió Peter.

— Exacto. Así que por el momento no esta todo arreglado al 100%. Y bueno, yo ya he tomado mi camino. En primer lugar, después de todo lo del secuestro, la separación... Me he dado cuenta de que Peter es el amor de mi vida...

— Hasta hace poco no pensabas lo mismo. Pero claro, no sabés como darme la espalda y quedar bien...

Peter se levantó del sillón y le señaló con un dedo:

— Cuidadito con lo que decís, Santiago. Te aviso, ya hice muchas cosas por Lali, y las voy a seguir haciendo pase lo que pase, en primer lugar, porque es la mamá de los dos tesoros a los que más amo en el mundo, y en segundo lugar, porque todas las cosas que pasamos juntos, nos unieron aún más. Y yo también me sentí frustrado y presionado en algún momento, y eso le puede pasar a cualquier persona. Y si fueras un hombre decente, no vendrías a reclamarle nada a una madre preocupada por sus hijos que ha pasado unos días muy duros. Tan solo venir a hablar con ella para ver como se encuentra — Peter se acercó a él amenazante —. Además de metido, sos maleducado.

Santiago amagó a empujarle para atrás, pero yo fui más rápida y le agarré del brazo para que eso no ocurriera:

— Cuidado — lo avisé —. Parece que todas las cosas que te conté no sirvieron para nada. Solo querías ayudarme para tener sexo, ¿verdad?

Apareció furia en los ojos de Peter. Pato salió de mi cuarto al ver tanto alboroto y también se acercó a la pelea.

— ¿Qué ocurre? — preguntó mi hermano.

— Este pibe solo quería follarse a Lali — dijo Peter mirándolo con un asco tremendo.

Y sí, lo del sexo parecía ser real. ¿Si no por qué estaba insistiendo tanto en estar conmigo? Debía ser por algo...

— Hijo de puta — dijo Pato agarrándolo del cuello. Pero Santiago, el que parecía el más educado y respetuoso del mundo, también le agarró del cuello a mi hermano. Era una situación poco sana, para los nenes, para mi enfermo padre, y también para la delicada salud de Peter... ¡Y mi delicada salud mental! Acababa de pasar por unos momentos muy complicados... Bueno, realmente llevaba varios años pasando por momentos delicados.

— Fuera, por favor — dije sin más.

— Exacto, fuera. Acá no queremos gente que tan solo busca el sexo de una persona cuando se siente débil — le dijo mi hermano mientras soltaba su cuello.

Santiago suspiró y me miró:

— Vas a ver... — dijo amenazante.

— Ni me preocupa, mirá, podés venir al juicio de la semana que viene. La policía tiene lo bastante controlada toda esta casa, así que por mucho que quieras hacer, lo vas a tener muy complicado — dije muy seria.

Santiago nos miró mal a todos y entonces se fue de nuestra casa.

Tragué saliva, un poco más relajada.

— Ese pibe no vuelve a pisar esta casa. Y si lo hace, lo hará por encima de mi cuerpo sin vida — dijo Pato, el cuál parece un poco, o realmente bastante enojado —. Él no es quién para venir a reprocharte nada... Dios mío... Menuda mierda más grande. No deja de haber mierdas en este pueblo.

Miré a Peter. Él vino conmigo y me abrazó fuerte. No quería pasar más miedo, quería una vida tranquila, feliz, junto con Peter, mis hijos y mi pequeña familia. Ya había tenido los suficientes problemas durante una edad en la que había tenido que estar centrada en mis estudios, y no embarazada sin poder salir de una casa. El embarazo había sido lo de menos, pero el resto, se podía haber solucionado... Y nadie nos había ayudado a resolver todos los problemas que habíamos tenido.

Ahora ya la Gran Solución estaba cerca. Solo faltaba ese juicio tan esperado.

Embarazada 2 - ¿DÓNDE ESTABAS VOS?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora