Embarazada 2 ~ 12

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Narra Lali:

No comprendía todavía porque había querido hacerme tanto daño. No entendía porque se había puesto de novio con otra chica, sabiendo que tenía a su mujer perdida en una residencia para madres solteras en Argentina. Por no hablar de que sus hijos de dos años se estaban criando sin apenas recursos económicos, y sin un padre del que poder disfrutar. Él estaba pasándola bien en Australia, y nosotros tres muriéndonos de hambre en Buenos Aires. Y todavía decía que como podía arreglarlo. Lo que no tenía era que haberlo hecho.

Sí, era muy complicado perdonar unos cuernos en esta situación.

— Siento decirte lo Peter, pero ya no se puede arreglar nada. Ya está todo hecho, no hay vuelta atrás.

— Como siempre me decía mi madre, todo tiene una solución excepto la muerte. Así que esto creo que tiene todavía arreglo. Te estoy preguntando en serio, que cómo puedo arreglarlo Lali. Necesito que me respondas.

Negué con la cabeza. Comparaba algo con la muerte, pero, realmente su partida Australia, que me hubiera dejado sola durante tanto tiempo... También era para mí la muerte. Había criado a unos hijos sola sin ayuda de nadie y tan preocupada por él, había sido realmente un camino muy difícil, casi mortal.

— Tendrías que cambiar muchísimas cosas para que pudiera perdonar te Peter. Porque es realmente complicado. Ponete en mi situación, en toda la mierda que he vivido. Solo pensás en vos mismo. ¡Sos un auténtico inmaduro! — volví a emocionarme mientras las lágrimas caían por mis mejillas —. ¡Sos una mierda! ¡Es imposible perdonar esto! ¡No puedo, no puedo! Y no creo que vaya a poder perdonar esto nunca.

Él frunció el ceño y respiró fuerte:

— Siento decirte que tú también tienes un cierto grado de inmadurez de Lali. ¿Por qué no me vas a perdonar? He venido he venido hasta acá, me ha costado muchísimo venir hasta acá... Para verte a vos, para ver a los nenes y, ¿no me perdonas? De verdad que no te entiendo...

¿Me estaba pidiendo explicaciones, en serio? Sí, me estaba pidiendo explicaciones. Jodido hijo de puta... Era un auténtico gilipollas tenía ganas de matarle de pegarle de todo... Ojalá se hubiera muerto, ojalá su padre adoptivo le hubiera matado hace dos años, justo antes de que naciera los nenes. No podía más me sentía incapaz absolutamente de todo... Y lo peor que me podía pasar, era Juan Pedro Lanzani me pidiera explicaciones de porqué no le perdonaba.

Tragué saliva y suspiré:

— No tengo ganas de hablar sobre absurdeces. Me voy a la cama.

— ¿Dormís con los nenes? — me preguntó.

— Creo que eso no es de tu incumbencia.

— ¿Por qué? También son mis hijos... ¿Viste como te estás comportando? Parecés una nenita de 6 años... Lo hice mal, ya está. Listo. Enojate, pero no me insultes. ¡Por que después de que me gasto plata en un billete para venir hasta acá, verte, hablar con vos y ver a los nenes, lo mínimo que podés hacer es comportarte un poquito bien conmigo! Entendé que yo también la pasé mal. ¡La pasé muy mal! Y Blanca me ha ayudado, y si estoy con ella es porque me ha ayudado.

Volví a suspirar:

— ¿Cómo podía yo ayudarte si ni siquiera sabía dónde mierda estabas?

Él se quedó callado. Ese silencio me daba la razón. Agarré ambas tazas de café con el resto de las cosas que había sobre la mesa y las fui colocando poco a poco. Después regresé a la sala, él seguía sentado en el mismo lugar, con la mano sujetándose la barbilla, parecía cansado, pero yo también lo estaba. Debía dejar de hacerse el importante.

— ¿Tenés lugar para dormir? — le pregunté por educación.

— No. En esta mierda de pueblo no hay ni siquiera un lugar decente para dormir.

— Es un pueblo de interior. Es normal que no haya cosas cómodas y lindas como en la ciudad. Esta el albergue, y el hostal — pensé, pero en verdad, no eran lugares demasiado limpios. Daban bastante asco, incluso a mí, que había crecido en este pequeño pueblo.

— No voy a dormir en ninguno de esos dos lugares.

— Entonces, a no ser que quieran dormir en el parque, se pueden quedar a dormir acá. Tenemos el viejo cuarto de mi hermana y el sillón. Elegí.

— Si no es molestia preferiría dormir en una cama — dijo secamente.

— Bien, dormirás en el cuarto de Ana. Vení — esperé a que se levantara del sillón, y recorriendo el pasillo le llevé hasta el harto que había justo en el fondo. Llevaba algunos años cerrados, pero al menos, era cómodo y uno de los lugares más frescos de la casa en el verano.

— Está bien — dijo Peter al entrar en el cuarto y echar un vistazo.

— Te prepararé la cama.

— No, no hace falta. Yo mismo lo hago, vos andá a dormir.

Suspiré:

— ¿Sabés acaso hacer una cama?

— Sí, sé. Sé hacer muchas más cosas que preparar una cama para irme a dormir.

Tragué saliva y me mordí el labio. Él me miró y sonrió ligeramente:

— Buenas noches.

¿Eso significaba que tenía que salirme de la habitación?

— Me voy... — titubeé —. Buenas noches.

Pero, entonces el me agarró del brazo suavemente:

— ¿Puedo verlos? Aunque sea desde la puerta... Por favor.

— ¿A los enanos?

Él asintió con la cabeza.

— Claro, sin hacer ruido. La nena duerme muy mal. Se despierta bastante a la noche.

— Lo haré con cuidado.

Juntos salimos del viejo cuarto de Ana y fuimos hasta mi cuarto. Allí abrí la puerta con mucho cuidado y entramos juntos. Los nenes descansaban sobre la cama, con almohaditas a los lados para no caerse. Peter caminó con cuidado hasta la cama y allí les examinó, me miró, sonrió y volvió a mirarles.

Suspiró sin hacer ruido y volvió conmigo. Salimos de la habitación y volví a cerrar la puerta con cuidado.

— Son... Dios... Hermosos. Apenas han cambiado.

Sonreí ligeramente.

— Los amo... Mucho. Aunque durante todo este tiempo no haya... No me haya preocupado por ellos. ¿No tienen cuna?

— No... Siempre han dormido conmigo en la cama así que...

— Entiendo. Bueno, espero que mañana pueda disfrutar mucho más de ellos.

— Sí — dije simplemente.

— Buenas noches, Lali.

— Buenas noches, Peter.

Embarazada 2 - ¿DÓNDE ESTABAS VOS?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora