Narrador:
Los trenes de Buenos Aires llegaban al pueblo dos veces al día: uno a la mañana y otro a la tarde.
Y como bien era costumbre, aquella mañana llegó un tren como siempre. Los últimos pasajeros en bajar fueron una extraña pareja compuesta por una mujer y un hombre jóvenes. Se miraron entre ellos:
— Este lugar es una auténtica mierda... — comentó ella mirando a su alrededor.
— Sí. Pero, nos van a pagar bien. Así que debemos hacerlo.
— Adelante. Investiguemos, dónde está la casa.
-...-
Narra Lali:
Después de que Agus terminara de ducharse, el que pasó al baño fue Peter. Yo regresé a la cocina, está vez llevándome conmigo a los nenes, para que comieran algo y mientras así, hablar con Ana.
— ¿Sigue enojado conmigo? — me preguntó Ana.
Tragué saliva. Yo había podido perdonar a Ana, de todo corazón. Ella era mi hermana, y era la que junto con mi papá, la que me había sacado adelante. La que en verdad había sido como mi mamá.
— Ana, hace tiempo que no hablo de ese tema con Peter. Supuestamente te había perdonado, pero no se si después de todo este tiempo...
— ¿Qué cosa, Lali?
— No sé Ana... — miré a mi hermana y después miré a los nenes —. Prefiero no hablar de este tema delante de Alle y Thiago, y tampoco de Santi.
— Está bien — dijo ella con voz firme.
Me agarré la cabeza y me desplomé sobre la silla. Estaba completamente agotada, apenas había dormido a la noche, pensando en todo lo que podía ocurrirnos. Tenía claro que tardaría media vida en perdonarlo, y eso en el caso de que lo perdonara... Todo dependía de sus acciones y de sus actos. Lo que más me interesaba en este momento era una buena relación por los bebés... Y bueno, obviamente que él quisiera a sus hijos, que consiguiera acercarse a ellos, que los enanos lo quisieran.
Mi hermana no dejaba de mirarme:
— ¿Qué te pasa?
— Es complicado. Ya te lo he dicho... Además, están los nenes.
— Se pueden ir a jugar — sugirió Ana. Pero no, ya habían estado jugando solos antes. No quería dejarlos solos más rato. Además, acá en la casa había personas desconocidas para ellos, y aunque eran nenes que habían estado acostumbrados a estar en brazos de muchas personas, les costaba bastante confiar.
— Mejor no — dije.
— Lali, vos lo estás haciendo complicado. Se que te cuesta que Peter esté con otra chica, pero vos tener que seguir... Por un camino o por otro camino, pero no te podés frustrar, y estar pensando siempre en lo mismo. Si has podido sobrevivir estos dos años, ahora tenés que seguir adelante, sobre todo por ellos — Ana miró a Allegra y a Thiago.
Suspiré:
— Ana, basta. Antes no sabía muchas cosas, y ahora las sé. Y seguir adelante es mucho más complicado.
— Es un obstáculo, y creo que has madurado bastante con todo lo que ha estado ocurriendo — Ana me hablaba mirándome con seriedad —. Vos no has dejado de amarle, y ahora no le vas a dejar de amar de la noche a la mañana, te va a doler... Obvio que te va a doler. Pero, tienen una unión... Que va a estar siempre.
— Ana — repetí —, basta ya con el tema.
Estaba claro que yo había sido la primera en comenzar con el debate aquella mañana a la hora de desayunar, pero ya no quería seguir hablando de esto delante de los nenes, y con Peter y Agus despiertos, pudiendo entrar en la cocina en cualquier momento.
— Lo siento — se disculpó mi hermana —. ¿Querés más café? — me preguntó mientras se levantaba dirigiéndose a la mesa donde estaba las jarras de leche y café.
— No, gracias. Ya tomé dos tazas.
— Cómo cambiaste... Antes de irte a Buenos Aires odiabas el café, y ahora te encanta — dijo ella sonriendo y sirviéndose una tercera.
— Sí cambié, y no solo en el tema del café, como bien podés ver.
De repente, escuché unos pasos... De alguien que estaba a punto de irrumpir en la cocina. Me di la vuelta, y allí, vestido pero con su pelo mojado aún, estaba Agus, quién miraba a los nenes con una enorme sonrisa de felicidad, de esas que estaban permanentes un día entero.
— Buenos días, ahijados. ¿Cómo se despertaron? — Agus se agachó y se puso a su altura sentándose en el piso.
Los nenes lo miraron con cara extrañada. Yo reí y dije:
— Es el tío Agus, un amigo de papá y vuestro padrino.
— Y los amo mucho a los dos. Les fui a conocer cuando eran chiquitos, pero obvio, que ya no se afueran de mí... Pero yo me he estado acordando mucho de ustedes, durante mi estancia en Australia — le dio un beso en la cabeza a Allegra y otro a Thiago.
— No me robes a mis hijos, Agustín — le dijo Peter desde la puerta a Agus. Y sí, conocía esa cara. Significaban celos.
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Embarazada 2 - ¿DÓNDE ESTABAS VOS?
FanficLali lleva ejerciendo el papel de madre soltera desde el viaje de Peter, en el que él desapareció. Cuando está a punto de perder las esperanzas, la casualidad del reencuentro aparece en una estación de tren. Sí, Lali tiene claro que Peter ha regres...