Embarazada 2 ~ 18

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Narra Peter:

Ahora por culpa de Pato teníamos que ir a comer con ese Santiago. Y no tenía ninguna gana de ir a comer con Santiago. Y menos en ese pueblo en el que nada parecía lo suficientemente a la altura.

Terminé de vestirme de mala gana y tomé mi cartera. El día anterior por la tarde había ido al banco para arreglar el tema del dinero, y me hicieron una transferencia desde la cuenta bancaria de Australia hasta acá. También había estado comprando ropa en una tienda. Toda la ropa era horrible... Pero también debía comprender que no podía pasarme todo el viaje vistiéndome con ropa de Agustín.

Salí de mi cuarto y crucé el pasillo con la cartera en la mano. Llegué hasta el salón y allí ya estaba Lali, vestida con un vestido corto de color rosa palo y unos tacos de aguja de color blanco roto. Los nenes iban vestidos prácticamente iguales, con camisetas blancas y short de diferente color, la nena en azul claro con topos blancos, y el nene en azul marino.

Lali clavó los ojos en mí nada más entrar por la puerta de la sala:

— Por tu culpa vamos a llegar tarde — me dijo de forma maleducada.

— Eu... Estaba llamando a alguien — me excusé. Y era cierto. Desde que había llegado a Buenos Aires no la había hecho ni una sola llamada a mi mamá y necesitaba hablar con ella. Se puso re feliz al escuchar mi voz, y también me contó como estaban todos. Mi papá biológico y ella se habían reconciliado y ahora estaban viviendo juntos y felices. Y Bauti ya estaba enorme.

— ¿A quién?

— Si te interesa, esa persona a la que llamé no era Blanca.

— No te pregunté si era Blanca — ella suspiró y alzó a Allegra —. Te pregunté quién era esa persona no más.

— Mi vieja.

— Ah, esa — volvió a suspirar y agarró su cartera y las llaves de la casa.

— Esa te estuvo dando casa, comida y escondite muchos meses para que los nenes pudieran nacer en un entorno decente, así que no voy a soportar que hables mal de ella, Mariana — dije molesto y enojado.

Porque, en un momento mi mamá si que se había portado mal con ella, la había tratado de manera diferente, pero después mi mamá cambió, y empezó a tratarla como si fuera una hija más, y me dolía muchísimo que se refiriera a ella como "esa".

— He estado en Buenos Aires mucho tiempo y en ningún momento ha venido a verme, ni a mí ni a los nenes. Así que será mejor que te calles, porque cada vez que abrís la boca decís algo en lo que no tenés razón, Lanzani. Y además, ahora el que te esta dando comida y cama es mi viejo.

El viejo de Lali... Pobre hombre. Ayer me dio mucha pena cuando lo vi, acostado en una cama. Sin plata para poder realizar una rehabilitación que podía ayudarle a caminar de nuevo. Él era una persona mucho mejor que Lali, y que sus hermanos. Porque Ana también me había mirado mal el día anterior, cuando ella había sido la primera que había tratado de envenenar a Lali para matarla, o para lastimarla, y también para lastimar a los bebés, a mis propios hijos.

— Y vos solo abrís la boca para lastimarme, Espósito. Y vámonos ya, porque luego vamos a llegar tarde, me lo vas a tirar en cara pero esta vez va a ser por tu maldita culpa — la advertí agarrando a upa a Thiago.

Ella se colgó el bolso y caminó hasta la puerta. Abrió con llave y salió la primera, después salí yo con Thiago y después cerró la puerta.

— Te advierto que no es un restaurante de lujo. Acá casi todo el mundo es de clase media baja y no se puede permitir restaurantes caros como vos.

Embarazada 2 - ¿DÓNDE ESTABAS VOS?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora