Embarazada 2 ~ 28

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Narra Lali:

Allegra y yo volvimos a entrar en la habitación del hospital dónde Peter y Thiago descansaban. Blanca había sido muy amable conmigo fuera, e incluso se había despedido de mí, diciendo que la había caído muy bien. Aunque, aún no entendía muy bien porque había entrado a hablar con Peter... Ojalá hubiera sido para despedirse para siempre. O al menos eso deseaba yo.

— Hemos vuelto — dije al cruzar la puerta.

Peter y Thiago nos miraron y sonrieron al vernos de vuelta:

— Mejor, Thiago te ha extrañado — dijo Peter

— Tampoco hemos estado tanto tiempo afuera — crucé la habitación y dejé a Allegra sentada en el sillón, justo el que estaba al lado de la pequeña camita en la que Thiago reposaba —. Además, fue un favor que me pidió Blanca.

— Sí... — dijo Peter con la voz entrecortada.

Lo miré:

— ¿Qué te ocurre?

— Nada importante.

Me recogí el pelo con una goma a un lado, mientras intentaba no tensar más el asunto. Después de estar los cuatro separados durante tanto tiempo... La cosa no funcionaba tan bien. Pero bueno, éramos familia... Aunque nos hubieran ocurrido muchas cosas. Thiago y Allegra eran nuestros hijos, y al menos por ellos, debíamos estar lo mejor posible.

Simplemente me acerqué a él y me senté en el borde de la cama del hospital. Tragué saliva y junté mis manos:

— ¿Qué te ha dicho Blanca?

— ¿Te interesa? — preguntó, sin tono irritante. Parecía no molestarle la pregunta, aunque bueno, le hubiera podido incomodar. Su ex novia (aunque aún mujer), le estaba preguntando sobre su ahora novia.

Sí, sin duda era una situación bastante extraña.

— No sé. Hablaron a solas...

— Claro, era un asunto personal — Peter sacó las manos por fuera de la cama y me miró fijamente. Parecía nervioso, y también algo triste.

¿Qué habría ocurrido con Blanca? Ella, al hablar conmigo fuera de la habitación, no parecía afectada, al contrario de Peter.

— Pero, ¿se trataba de algo malo?

— Lali, no importa ahora. Necesito hablar con vos, no de ella. Ahora... Tenemos que centrarnos en resolver todo esto, como dos adultos que somos.

Alcé una ceja:

— ¿Resolver? ¿Resolver la situación? — le pregunté. Dios... Seguro que Blanca le había hablado de mí. ¿Me diría ahora que nunca más volvería a vernos? ¿Qué se mudaría a España con Blanca, nos divorciaríamos y ellos formarían una nueva familia los dos juntos? Ay no... No quería tocar esa situación.

Yo solo quería arreglar las cosas con él, pero para bien. Para que de a poco volviéramos a estar juntos, con nuestros dos hijos, felices... Que todo esto había ocurrido cuando Santiago había pretendido estar conmigo, y justo ahí, me di cuenta de que mi verdadero amor era Peter, por muchas cosas que nos hubieran ocurrido. Era el amor de mi vida, y no existía nada más... Él y mis hijos eran lo más importante.

— Eso es. Me refiero a arreglar lo nuestro.

— Blanca... — tragué saliva de vuelta —. ¿Ella te pidió que me dejaras?

Peter negó con la cabeza:

— Al contrario. Me presentó el sermón del año, diciendo que eras una muy buena persona, que valías oro, y que no te merecías todo lo que yo te había hecho... Ni a vos, ni a los nenes.

¡Oh sí! ¡Blanca era muy sensata! Menos mal, que al menos un solo personaje de toda mi historia (al menos en los últimos años), había sido buena conmigo y había querido no meterse en mi vida.

— ¿De verdad?

— Sí, de verdad. Y bueno, ella tiene razón. Cuando, me puse de novio con Blanca, cometí el error más grande de mi vida. Pero tenés que entender la situación en la que me encontraba... — suspiró —. ¿Sabés? Me encontraba solo en un país que ni siquiera conocía. No me dejaban mantener contacto con vos, y cuando pude hacerlo, Blanca ya estaba metida y no me quería meter en un problema. Aunque bueno, ahora entiendo que ella es realmente una buena persona...

— Realmente lo es — sonreí —. Aunque bueno, también es raro que tu propia novia, bueno... Ahora ex, supongo...

— Sí, hemos terminado con la relación — aclaró.

— Supongo entonces, que es raro que ella haya dejado el camino libre para que nosotros dos estemos juntos, ¿o no?

Peter rió:

— Sí, algo raro es. Pero tal vez, estaba escrito en el destino... — respiró hondo -. Cuando te vi por primera vez, en la Residencia de la Universidad, ya hace 3 años, pensé en que eras hermosa. Y bueno, también pensé en que tenía que follarte esa misma noche.

— ¡Peter! — le reté divertida mientras miraba a los nenes.

— Ellos no se enteran... Estaba quedando lindo, no me interrumpas — dijo el riendo.

— Está bien, continua.

— Bueno, la cosa es que... Cuando lo hicimos, sentí algo... Algo que no había sentido con el resto de las chicas con las que había estado... Y eso que había estado con bastantes chicas... Pero con vos, fue todo diferente. Después me contaste lo del embarazo y bueno, no supe como tomármelo, hasta que al final acepté que iba a ser padre, y que una nueva vida, bueno, dos... Iba a depender de mí, y también de su mamá... Así que... Entre que eras hermosa, me ponía algo nervioso tu presencia... Y también lo del bebé... Pues toda esa suma, daba amor.

— ¿Nervios más presencia de Lali más bebés es igual a amor? — le pregunté riendo.

— Más que sos hermosa, y también lo de darme cuenta, aunque siempre tarde, de que sos el amor de mi vida. Pero repito, siempre hago las cosas mal y tarde.

Sonrió:

— Retira lo primero. Solo hacés las cosas tarde, pero bueno, al final siempre terminas arreglando todo... Y el arrepentimiento de una persona también cuenta.

— ¿Crees?

— Claro... — dije —. Además, has demostrado que podés ser el mejor padre. No pudiste cuidar a Allegra durante el secuestro porque rápidamente te separaron de ella, pero cuidaste de Thiago.

— Como el tesoro más preciado del mundo...

— Porque los amas. Tal vez, el secuestro fue el detonante para que realmente te dieras cuenta de todo.

— No hizo falta el secuestro, Santiago me puso súper celoso durante la comida...

— Uy Santiago, ese fue otro de los culpables...

— ¿Por qué? — preguntó Peter levantando una ceja.

— Porque bueno, me dijo que quería que lo intentáramos... Pero realmente, vos me gustabas más que nadie, y no quería perderte.

— A mí... Muchas veces cuando besaba a Blanca, pensaba que eras vos, o cuando veía a un nene por Australia, pensaba que era Thiago o Allegra, nunca dejé de pensar en vosotros... Nunca nunca...

— ¿Y entonces? — pregunté —. ¿Qué hacemos con todo esto?

— Dejá que yo empiece, por ser el que te perdió — se acercó a mí, y comenzó a besarme con el mayor amor del mundo. Y ahí fue, cuando volví a sentir las cosas que llevaba sin sentir desde hacía algunos años. Ese amor y ese cariño que mi chico me daba todos los días... Y volvíamos, porque él destino nos tenía preparada una vida juntos, y no por separado. 

Embarazada 2 - ¿DÓNDE ESTABAS VOS?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora