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Trato de alejarme lo más pronto posible, no entiendo porqué se empeña tanto en fastidiarme. Debería de quedarse con su amiga y la perra Lulú.

—Vamos Rochi ya casi llegamos —digo animándolo.
No, en realidad me animo a mi, pues soy yo quien está siendo guiada por Rochi.

—¡Fiorella! —¡rayos! ¡¿por qué a mí?! Solo estoy a unos pasos de mi casa. Veo por el rabillo del ojo, y José está acercándose a mí. Sigo trotando, haciendo como si no lo he escuchado.
—Fiorella no escuchaste que te llamaba —es muy veloz, ¿cómo hizo para estar tan rápido a mi lado? Diantre.

—Ah, hola José. No, —digo haciendo una pausa — no te escuché ¿qué quieres?

—Solo quería saludarte —dice sonrojándose un poco, ¡por Dios! Tiene 18 años y se sonroja más que una niña.
José no es feo, pero no es mi tipo. Es un poquito más alto que yo e igual de flaco, es poco atlético y su único atractivo son sus ojos grises, son realmente bellos, e irreales realmente  y bueno si hablamos de su personalidad, es un poco 4D, (personalidad excéntrica o fuera de lo normal) pero podría decir que en clases es muy inteligente.

—Pues gracias, estoy muy bien —digo tratando de irme — nos vemos, ya debo irme —le doy una sonrisa algo forzada, pero antes de que mis pies empiecen a moverse veo a lo largo  la figura de Marc. ¿Acaso me ha seguido? ¿no se cansa de fastidiar? Mis pies responden al fin y empiezan su huida.

—Espera quería decirte algo Fiore —dice José, deteniéndome del brazo

—No, ya debo irme en serio. Hablamos otro día —veo que Marc se acerca más y José no me  está ayudando en nada.

—No demoraré lo prometo, solo escúchame porfavor —suplica

—No puedo José —trato de safarme pero él es más rápido y me enreda entre sus brazos hasta quedar cara a cara, su nariz roza la mía y logro sentir su respiración —Sueltame por favor —trato de soltarme pero no lo logro, ¡ja! Y tan flaco y débil que parecía.
Esta debe ser una pesadilla, dos intrusos que invaden de sobremanera mi espacio personal y en un solo día, esto debe ser un récord.
José se acerca a mis labios  con sus ojos cerrados y sus labios estirados para darme un beso, es bochornoso, pero antes de que se acerque a mi bica hago de lado mi cara, —sueltame José —digo molesta, removiéndome entre sus brazos.

— ¡Que la sueltes, no escuchas! —vocifera Marc, zafando el agarre en que me tenía José.

—¿Acaso eres su novio para darme órdenes de que la suelte? —habla altanero. José se ve tan pequeño y débil a la par de Marc.

Veo como José se acerca con desdén a Marc, algo así como un  gallito de pelea. Marc ni se inmuta.

—Si es así qué, ¿hay algún problema? —dice Marc con una sonrisa cínica.
Mi boca se abre con incredulidad.

José no espera a que diga más y lo empuja, pero no lo logra mover ni un poco.

Rochi y yo estamos solo de espectadores. La respuesta de Marc no se hace esperar y deja ir su puño a la cara de José. Yo me tapo la boca con mis manos. Y antes de que sigan, me pongo en medio poniendo mis manos en el pecho de Marc, que sube y baja agitado.

—¡Basta! Ya no más. —digo exasperada, pues si no lo hago Marc terminará dejándolo en el hospital al pobre José.

—Fiorella —musita José. No logro verlo pues mis ojos están puesto en el iris de Marc.

Repentinamente me volteo hacia José, con enojo —Tú ni me hables —digo con rabia mientras que un impulso cargado de furia se apodera de mí y sin darme cuenta mi mano se estrella contra su mejilla causando un estruendo y dejando mi mano repintada en su cachete.

Click Chic | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora