4

110 18 0
                                    

Al llevar nuestra orden la pelinegra que nos había atendido anteriormente me da una sonrisa de boca cerrada.
—Si necesitan algo más... —ella nos dice en tono de pregunta, yo niego con la cabeza.

—Gracias —musito ya con mi boca llena de papitas 

—¿No me darás tu número hermosura? —Alex insiste antes de que ella se marche

—No le hagas caso. — Alejo decide intervenir antes de que ella respondiera —No lo tomes a mal, él suele ser así de necio casi siempre —dice haciendo un ademán con una papita frita que tiene entre sus dedos.

—Sigo aquí —refuta Alex —Y no suelo ser así con todas, —la pelinegra no espera que Alex termine de hablar y se va —solo con las chicas lindas —dice subiendo la voz para que la chica escuche —Y gracias por ayudar Alejo —lo ve con mala cara

—De nada, para eso estamos los amigos —dice mofándose Alejo

—Hasta que por fin una chica que es inmune a tus encantos aparte de nosotras, eso si debe ser un golpe duro a tu ego, eh Alex — Estela se burla.

—Eso no es cierto —arremete con suficiencia —ella solo se quiere hacer la difícil, ya verán que en una semana mínimo, la tendré comiendo aquí —señala la palma de su mano

—No estés tan seguro —digo antes de morder mi hamburguesa, tomo un poco de jugo y continúo —ella se ve diferente, y como dice Estela, ella parece inmune a tus encantos. Y por ende no creo que te lleve una semana. —Alex ni siquiera me ve, y una sonrisa sarcástica aparenta ser la respuesta hacia a mi.

—¡Un mes! —dice casi gritando Estela

—Un mes qué —indago poniendo mis ojos en blanco.

—Es que se me ocurrió otra brillante idea —Estela parece como si viera lo más hermoso, pero su mirada es malévola. Ésta mujer da miedo, parece adorable cuando lo hace, pero todos nosotros ya conocemos esa mirada —una apuesta, Alex

—¿Mmmju? —articula Alex, con la boca llena

—Dices que la tendrías comiendo de tu mano en una semana, yo como soy considerada te daré un mes, en ese mes vendremos los fines de semana o cuando se nos antoje, pero quien pagará serás tú.

—¡ja! ¿Un mes? No es necesario tanto. Y, ¿por qué pagaría yo, lo que ustedes coman?

—Sí, un mes —contesta con toda tranquilidad, Estela. Mientras Alejo y yo decidimos seguir en silencio comiendo nuestras deliciosas y enormes hamburguesas —Y pues si ella por el contrario no te llegara a hacer caso, o no la llegues a tener en tus manos, entonces  nosotros ganamos esa comida que pagarás, pero si por otro lado lo logras, entonces ganas, y nosotros  te pagaremos lo gastado en nuestra comida, y de ahí te invitaremos nosotros por una semana la comida que quieras comer acá mismo.

—Bueno, está bien. Pero solo para que vean los poderes de macho alfa, que tengo.

—¿Alex estás seguro? —indago. Ya que apostar en estas cosas no esta bien — qué pasa si ella o tú salen mal de todo esto.

—Lo tendré todo bajo control. No es algo que este dandi, no pueda controlar —dice Alex con sus ínfulas de macho, odio tanto cuando hace eso.

—Entonces, ¿todos de acuerdo? —inquiere Estela

—Pues sí, ya qué —digo sin ánimo —¡Pero¡... pero bajo protesta. Este tipo de apuestas ya saben que no son de mi agrado.

—Okay, yo también. Ni modo, ya qué. —espeta algo escéptico Alejo

—Ya saben mi respuesta —dice Alex.

—Bien, tenemos una apuesta —concuerda Estela.

—Hablando de apuestas —intervengo — ¿ya se dieron cuenta de que nadie ganó o perdió? —nadie contesta siguen comiendo, así que continúo —¡chicos! No se hagan. Deben ayudarme con Rochi, y mi cuarto. No me abandonarán ¿verdad?

Click Chic | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora