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La luz del sol inunda la habitación, abro los ojos y los vuelvo a cerrar mientras me acostumbro a la luz, veo a Marc, abrazado a mí, aún durmiendo, luce tan irreal; con su barba incipiente, sus pestañas largas reposando, su respiración lenta, tan imperturbable y angelical, pero con sus rasgos fuertes dándole ese aire de un hombre de carácter firme y fuerte. Salgo del escrutinio de su persona y busco mi celular con la mirada, al fin lo alcanzo a ver encima de la mesita de noche, lo tomo y reviso la hora, ya son casi las siete de la mañana. Me levanto muy despacio para no despertarlo, me aproximo al ventanal, es una vista muy bonita, logro apreciarla un poco y puedo ver un jardín muy bien cuidado, decido abrir lo aludido y el aire fresco inunda mi nariz, cierro los ojos para sentirlo, es vivificante, de repente siento los brazos de Marc que se enredan en mi cintura y él aspira el olor de mi cabello.

-Tienes un olor único Fiorella -su voz logra erizar mi piel. Me gira hacia él y posa una de sus manos en mi mejilla, sus ojos me observan de una manera que hace que mi corazón esté a punto de un colapso, en un parpadear sus labios ya se encuentran encima de los míos, sus manos me atraen más hacia él... luego de unos segundos nos separamos y me siento realmente perdida, hipnotizada... hechizada por su rose tan celestial.

-Yo...yo debo ir a darme un baño -no dejo que diga nada y me apresuro a llegar al baño, justo antes de querer avanzar Marc me toma drl antebrazo.

-Tranquila, sabes que no haré  nada que tú no quieras -el problema es justo eso, que con él quiero hacer de mis pensamientos más perversos una realidad, pero sé que no es el momento, no estoy lista, y por ello hullo de él, porque mis convicciones flaquean al tenerlo cerca,  al sentirlo, y más aún saber que él desea lo mismo, y es que su cuerpo lo delata.

-Lo sé  - hablo cohibida. Me suelto de su agarre y entro al baño.

Al salir del baño Marc, ya no está. Hay una bandeja con un zumo de naranja junto con un par de croissant. Realmente tenía hambre, me siento a comer aún  envuelta en una toalla.

-Que exquisitez poder deleitarme de ese rostro lleno de placer al saciar su hambre, señorita Fiorella - el último bocado pasa rasgando mi garganta al escuchar esas palabras propias de él. Volteo lentamente hacia él  y veo que está vestido en ropa casual, unos jeans y camisa azul, que combina muy bien con sus ojos. -y... buenos días-me ve expectante -¿Qué tal amanece?

Decido ponerme en pie con movimientos torpes, pues él casi siempre logra ponerme nerviosa. Al levantarme la toalla enrollada en mi cuerpo cae al piso, me quedo paralizada al ver su mirada sobre mí detallandome sin pudor, se acerca con pasos decisivos, mi respiración se agita sin saber por qué, en un segundo está frente a mí  a solo unos centímetros de mi delgada complexión con una de sus manos en mi cintura y la otra mi rostro, su respiración está  agitada al igual que la mía, me observa fijamente con esos ojos con lo que cualquiera se pudiese derretir y no es que yo sea la excepción, sin esperar más acorta la poca distancia que había  y me besa, con deseo, lujuria, pasión... con exigencia. Es una sensación nueva en mí, no sabía  lo que era sentirse así, mi sangre bulle mientras el beso se intensifica, su agarre se vuelve firme y fuerte, pegandome más a su cuerpo, pudiendo sentir su hombría, sus manos acarician de manera desesperada, y con vehemencia todo mi cuerpo, en un instante me tiene a su merced, recostada en su cama.
Marc, se detiene y posa sus manos en mis mejillas.

-¿Quieres hacer esto? - en ningún momento he perdido el conocimiento pienso que cada quién sabe lo que hace, y realmente no es que no tenga ganas, sino que no es el momento y también está el punto de que no he estado con nadie. Así que solo niego con la cabeza.
Marc me mantiene la mirada, es como si deseara leerme, y con bastante fuerza de voluntad, logro ver que se retira un poco y me deposita un beso en la frente, levanta la toalla para luego ponermela sutilmente. Mientras me reincorporo, él se sienta a mi lado, enrolla sus brazos a mi alrededor y besa mi cabellera.

-Hablaremos solo si tú  quieres, y si sientes que te he faltado el respeto te pido disculpas, pero es que no supe controlar mis impulsos. -trata de ser cuidadoso al hablar.

-No quiero hablar, no ahora. Quiero que no me sueltes de tus brazos, quiero estar así por un buen rato.

Click Chic | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora