7

98 15 0
                                    

El acercamiento de Marc me pone muy, muy nerviosa, ni un músculo de mi cuerpo se mueve. Él se pone de rodillas frente a mí, hasta quedar justo en frente.
Una de sus manos se acomoda en mi rostro, mi respiración se vuelve un poco pesada y difícil de mantener. Estoy segura que si hubiese estado de pie no hubiera resistido mucho.

-No se tú pero yo me quedé con ganas de ese beso que estuvimos a punto de darnos hoy por la mañana. -habla serio, y manteniendo su ojos fijos en mis labios. Sin querer muerdo mi labio inferior, y el roza mi labio con su pulgar. Cierro mis ojos, disfrutando el roce de su tacto. Sin darme cuenta sus labios se encuentran unidos a los míos, y empiezan un movimiento sutil al que irresistiblemente correspondo, su mano izquierda sostiene mi cuello y con su otra mano toma mi cintura y me arrastra hasta él con fuerza, sin despegar nuestros labios, yo me permito enrollar mis manos en su cuello y atraerlo más hacia mí.
El aire intrigante se hace ausente en mi cuerpo y me priva de seguir disfrutando sus dulces y apasionados labios. Me separo un poco de él y sonrío a sólo centímetros de sus labios.
-Es usted un atrevido al entrar a mi cuarto -musito

-Y usted una desvergonzada al desvestirse de forma tan seductora en mi presencia. -ambos reímos, parece tan irreal esta escena que empiezo a cuestionarme si en la caída no me habré golpeado la cabeza.

-¿Cómo has hecho para venir hasta aquí? -logro decir algo coherente.

-Yo iba al baño, y escuché un grito así que pensé en venir para ayudarte y te encontré así, y quién se podría resistir -dice socarron

-Ya vete o pensarán algo malo -me ve con malicia -como que estás mal del estómago, ya sabes. -Marc sonríe mientras se pone en pie y yo le imito. Sale de mi cuarto, y un poco nefelibata, con mi mente en ese beso maravilloso me pongo el vestido y unas sandalias no muy altas. Me acomodo el cabello, si es que es posible con lo rebelde que es. Y salgo con dirección a la sala.

Los tacones poco discretos resuenan en el piso. Así que todos voltean su vista hacia mí.
-Hola -digo sonriendo y saludando con la mano. Veo de reojo a Marc y este pasa su pulgar por sus labios y me ve de una manera poco adecuada.

-Hola -responden al unísono.
Yo me ubico al lado de mi padre quien hace un espacio para que me siente.

-Tienen una hija muy hermosa -dice una señora muy elegante, y a decir verdad no se ve anticuada ni mucho menos, es una de esas señoras de las que te dices que de añoso quieres ser como ellas.

-Gracias -responde con una gran sonrisa, mi madre -ella es Fiorella, nuestra hija mayor, este año cumple sus dieciocho años, y este mismo año culmina su último grado escolar. Se retrasó un poco en la escuela porque nos cambiábamos muy a menudo de casa y como comprenderán perdió algunos años de clase -la señora solo asiente y sonríe, mientras sostiene una copa de vino entre sus manos.

-Hola Fiorella -dice la señora dirigiendo su mirada a mí -yo soy Leonor

-Mucho gusto señora -ella sonríe.

-¿Ya conociste a mis hijos? -yo asiento con la cabeza -bueno igual te hablaré un poco de ellos para avergonzarlos -dice riendo y cerrando uno de sus ojos -mira, Santiaguito es mi hijo menor, él tiene veinte años y estudia su segundo año de medicina, aunque creo que le tiene miedo a la sangre -Leonor hace una mueca rara con su cara en señal de burla creo -y él -dice señalando a Marc -es el mayor aunque sigue siendo un bebé para mí -volteo a ver a Marc, quien pone una cara de pocos amigos -él tiene veinte y tres años, recién cumplidos, estudia Leyes y es quien apoya más en la empresa a mi esposo. Son unos grandes y hermosos bebés ¿No lo crees Fiorella? -yo evito reírme a carcajadas pues dice mi mamá que es de mala educación en presencia de otras personas, así que solo esbozo una sonrisa.

-Disculpen -habla alguien entrando a la sala, volteo a ver y es Rosa. ¿No que estaba de vacaciones? -La comida está lista y servida.

-Ella es Rosa, -la aludida sonríe en señal de saludo -es quien nos ayuda en la casa, es como de la familia -habla mi mamá -Gracias Rosa -ésta se retira -Si gustan pasamos al comedor -todos asienten, y nos dirigimos al comedor.

Lucy toma mi mano y yo la veo extrañada -Son tan guapos ¿no crees? -dice viendo con añoranza a los dos jóvenes. Gustavo le alborota el cabello a Lucy y antes de que ésta grite para quejarse, le tapo la boca.

-Deja de hacer eso Gus-gus -le reprimo -hay que comportarse

-Uy sí, solo espera a que ellos se vayan y verás el regaño de mis padres -me permito sacarle mi dedo de enmedio, y caminar rápido para que no se desquite.
Gustavo pasa por mi lado.

-Ya van dos, umpa lumpa -dice susurrando a mi oído, para que nadie más lo escuche.

-Uy sí, el alto -digo quedito.
Lucy solo ríe, y se sienta en una de las sillas del comedor.
Yo me siento al lado de Marc (
para mí desgracia o bendición) y a mi otro lado está mi mamá.

El transcurso de la cena se la han pasado contando anécdotas de sus hijos, ambas familias, solo para avergonzarnos. La comida está deliciosa, es mi favorita: Filete de pollo en salsa jalapeña.

El tacto de algo en mi pierna me hace suspenderme de un respingo, logrando causar que me embarre a un lado de mi labio. Bajo la mirada sigilosamente para averiguar de qué se trata y es Rochi, por un momento pensé que era Marc ¡Este hombre me volverá loca! Agacho un poco la cabeza y veo como Lucy le tira migajas a Rochi. Veo a Lucy y la reprimo con la mirada.
Siento la mirada de alguien más, clavada en mí, así que volteo a ver, y es Marc. Acerca su mano hasta mis labios.
¿Qué hace? ¿Está loco?

Al ver mi reacción sonríe, retira su pulgar de mí, para mostrarme algunos restos de salsa, siento mi cara arder. El mismo dedo con el que retiro los restos de salsa lo mete a su boca, y quita su mirada de mí.
El solo hecho de pensar que mi padre nos vio, me da pavor. Volteo la mirada hacia todas partes, y afortunadamente nadie se ha dado cuenta, pues están absortos en su conversión o en su plato con comida.

La cena al fin acabó, y espero con ansias poder ir a sacarme estos tacones, cambiarme de ropa y tirarme a mi cama.
La escena del beso con Marc vuelve a mi mente, y siento enrojecidas mis mejillas.

En este momento nos encontramos despidiendo a la familia Johnson. Es el turno de despedirme de Santiago.
-Ha sido un gusto Fiorella, espero verla más seguido -espeta Santiago, yo solo sonrío. Marc se abre paso y me da un beso muy cerca de los labios.

-Ha sido un gusto Fiorella -dice imitando a su hermano -espero ver más seguido esas bragas con estampados de mariposa -habla muy cerca de mi oído en un tono casi inaudible.
Yo lo empujó levemente, él solo sonríe cínicamente, y yo le veo de mala cara.

Doña Leonor se acerca a mí y me abraza, dándome un beso en la mejilla.
-Nos vemos Fiorella, de verdad ha sido un gusto -se despide muy sonriente. ¡Si supiera el tipo de hijo que tiene! ¡Mirador de bragas!

Intento encontrar mi voz, pues después de lo que me dijo Marc, hasta tragar saliva se me dificulta. -Gra-gracias señora -digo tragando grueso, y con mis nervios a flor de piel -el gusto ha sido mío.

Al fin se van, y cerrando la puerta mis padres me ven con una cara de pocos amigos. No entiendo por qué, aparte de haber llegado tarde, mal vestida y apestosa no hice nada más que portarme bien, bueno sin contar lo que pasó con Marc, eso es un asunto muy aparte pues no cuenta ya que ellos no lo saben, o eso espero.

Click Chic | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora