14

61 7 0
                                    

Ya han pasado dos días sin saber de Marc. Me molesta tanto no poder sacarlo de mi mente, trato de evitarlo pero no lo logro.
El reloj de pared del salón de clase ya marca las cinco con treinta minutos de la tarde. Es la última clase y todos ya parecen estar desesperados por irse a casa.
Luego de unos minutos al fin suena el timbre anunciado la salida, guardo mis cosas y me dispongo a salir, hoy Alejo no pudo venir pues al parecer se enfermó de un fuerte resfriado y se tuvo que quedar en casa, y por ende tendré que irme en autobús. Me cuelgo la mochila y salgo.

—Hola Fiorella —escucho la voz de Darwin atrás de mí, me doy media vuelta para verlo.

—Ey, qué tal Darwin —trato de sonreír.

—Habías quedado de enviarme un mensaje para avisarme si aceptarías mi invitación y dicho texto nunca llegó.

—Lo siento, seguro se me olvidó, tú sabes que nos han dejado muchas tareas

—La invitación sigue en pie —le sonrío y hago intento de seguir caminando.

—Gracias lo tendré en cuenta, ahora tengo que irme se me hará tarde —ahora sí, sigo mi camino.

—¿Con quién te irás hoy? Digo, Alejandro hoy no vino —dice siguiendo mi paso a mi lado izquierdo.

—Me tengo que ir en autobús, por eso mismo no quiero que se me haga tarde —al fin llego a la salida.

—Si quieres te llevo y así aprovechas y piensas tu respuesta si irás conmigo mañana

—Prefiero que no

—Vamos, di que sí, sabes que no dejaré de insistir, no quiero que te vayas sola y te arriesgues a los peligros de la noche.

—Está bien —digo sin ánimos de seguir refutando.

En unos segundos Darwin ya está frente a mí con su moto
—Sube —hago caso y me subo —ten, póntelo —me da su casco —usualmente no suelo llevar a alguien más conmigo así que solo traigo un casco de seguridad.

El aire que provoca la velocidad que lleva la moto me hace bien, Darwin, he de aceptar que maneja muy excelente. Mis brazos los llevo apoyados en la parte de atrás de la moto pues no quise que Darwin me mal interpretara si lo rodeo con mis brazos. Fui indicándole por donde ir, pues no conocía donde queda mi casa.

—Hemos llegado —me bajo de la moto y le tiendo el casco.

—Gracias Darwin

—De nada, sana y salva en casa —yo asiento —y... Dime, qué pensaste.

—La verdad no quiero que mal intérpretes las cosas, me caes bien pero no estoy en busca de una relación.

—Al menos podemos ir como amigos —me sonríe, coqueto. Estoy segura que cualquier otra chica moriría porque él le dedicara esa hermosa sonrisa, pero no es mi caso, prefiero las hipnotizantes sonrisas de Marc. ¡Carajo, por qué no sale de mi mente!

—Está bien, pero la salida sería temprano, pues por lo noche salgo con mis amigos.

—Okay, nos vemos a la una de la tarde ¿Te parece? —yo asiento —paso por ti, buenas noches.

Click Chic | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora