32- FINAL

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El día de mañana partiremos a mi amada Nicaragua, y aunque la comida de estos lugares es deliciosa, mi gallopinto(1) con queso ya me hace falta.

La nubes del cielo adornan perfectamente el atardecer, me encuentro sentada en la acera de la casa, observando y admirando cada parte de este lugar. En un rato mi tía quedó de recogerme para ir a cenar, así que estoy vestida como una joven decente, con un vestido rojo pegado al cuerpo, con escote algo descubierto, y de pliegue largo, que llega abajo de mis rodillas, con unos zapatos altos, vale, si no hubiera sido porque mi tía me ha pedido que me los ponga, porque las compró para mí, me hubiera puesto algo más cómodo, el maquillaje sí lo llevo como me gusta, no exagerado, bastante natural.

El auto se estaciona justo en frente, me pongo en pie, subo al auto y veo a mi tía que me observa con una gran sonrisa.
Le saludo.

—Te ves hermosa mi niña.

—Muchas gracias tía —agradezco con nostalgia.

—¿Estabas sola?

—Sí, todo el mundo salió. Marc, Alejo, Santiago e incluso Tylor salieron alegando que es reunión de hombres. Y Francisco y Nadine salieron a una reunión con sus amigos.

—Bueno mi niña, de camino a donde vamos son unas dos horas, pero no te desesperes, que valdrá la pena. —yo asiento y le sonrío nuevamente.

....

El transcurso ha sido bastante lejos de casa, pero el paisaje es hermoso, estoy segura que no olvidaré fácilmente todo esto.

—Mi niña, ya casi llegamos. Pero antes de bajarnos del auto, quiero vendarte los ojos. ¿Me lo permites?

Dudo un momento, pero rápidamente acepto, pues confío totalmente en ella.
Amarra un pañuelo suave alrededor de mi cabeza, cubriendo mis ojos. Luego de unos minutos escucho que el auto se estaciona y alguien me ayuda a bajar, supongo que el chofer. Camino con miedo a caerme.

—Mi niña, será mejor que te quites los zapatos, creo que fue mala idea traerlos. —yo río, pues aunque no soy buena caminando con ellos, al menos no me he caído hasta el momento. La persona que me guía me ayuda a quitarme los zapatos. Después de caminar un poco siento la textura de la arena bajo mis pies y me hace sonreír.

—¿Dónde me has traído tía? —no hay respuesta, de hecho ya nadie toma mi mano y decido quitar la venda de mis ojos, y al aclarar mi vista. Ya ha oscurecido, aunque por el resplandor de unos faroles que estan algo largo, puedo ver la arena debajo de mis pies y escuchar el mar con sus olas pequeñas y fuertes, ver una luna deslumbrante y una persona de pie  que no logro distinguir pues a su rostro no llega claridad, como si mis pies tuvieran vida propia camino hacia esa persona. Y al estar más cerca, logro ver su sonrisa de oreja a oreja, una elgancia innata y unos ojos hermosos, Marc, en una sola palabra, mi Marc. Corro como una tonta hacia él, y lo abrazo. Luces comienzan a encenderse alrededor del lugar, y ahora puedo ver a más personas con unas copas de vino en mano, volteo y es Alejo quien está detrás de mí.

—¿Tú eras quien me guiaba?

—Sí —afirma sin más.

—¿Desde cuándo estuvieron ideando esto? —hablo sorprendida.

—Desde que Marc viajó hacia donde estabas y fue a buscarte, mi florecita de pradera —escucho la inconfundible voz de Alejo.

Observo a Marc, sorprendida —¿Es eso cierto? —indago, a lo que el asiente con un movimiento de su cabeza. —Es hermoso Marc, indudablemente no me olvidaré de este lugar. —no contengo las ganas y lo abrazo.

—Hay algo más señorita Fiorella.  Sé que no eres muy dada al cliché, pero es lo que quiero hacer. —unas letras que no habia visto antes se iluminan dejando ver la frase "Se mi luz". Desvío mi vista hacia él, y ya se encuentra con una rodilla en el suelo sosteniendo una cajita con un anillo adentro con pequeños fragmentos formando una flor. —Se mi flor, se mi luz, se mi razón de ser, mis ganas de levantarme cada mañana, mis sonrisas y mis lágrimas... Se mi novia, oficialmente se mi novia, se mía porque yo me entrego a ti, tal cual soy. ¿Aceptas?

Click Chic | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora