Capítulo 1

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Todo estaba oscuro, no se veía nada ni siquiera al horizonte. Después la luz del sol comenzó a brillar y el cielo azul resplandeció, todo era hermoso y en ese instante sentí que no me faltaba nada, que todo era perfecto. Luego se me acerco un hombre al que no le podía ver el rostro, pero que sentí como si ya lo conociera, duró varios minutos a mi lado, consolándome y después comenzó a irse de mí, de mi lado. Escuché la voz de alguien que me llamaba y desperté.

_ ¡Madeleine Judith Jones Pollear!_ era mi mamá. Odio cuando me llama por mi nombre completo, es simplemente irritante. Después de unos minutos de ignorarla me di cuenta porque me llamaba y salte disparada de la cama.

Era lunes y eran las 7:30 de la mañana, esa es una gran razón, voy bastante tarde a la escuela. Me metí corriendo a la ducha y salí en menos de 5 minutos, no pensé dos veces en que ponerme, un jean azul marino y un suéter color rosa apagado -en realidad era fucsia hace unos años pero ya estaba bastante gastado- y mis convers negros, no era la ropa de diseñador y tampoco la mejor del mundo para una chica, pero me hace lucir como yo misma y resalta mi pelo negro. Bajé como una rayo al comedor para alimentarme para el largo día que me esperaba, esto es fácil de explicar "odio los lunes" y por una extraña razón siempre terminaba siendo el peor día de la semana. Me desayuné con una tajada de pan y un vaso de leche, fui al supermercado en la noche anterior pero nos decidimos a ahorrar la comida.

Han pasado 6 meses desde que mi papá entro en coma y mi madre y yo hemos hecho lo posible para mantener la casa al margen y al estilo de siempre, los estudios de mis hermanos pequeños y los míos están por delante. Ella no me obliga a trabajar, de hecho creo que no le agrada la idea, pero yo de todos modos lo hago. No la puedo dejar sola en los momentos más difíciles. Así que como si fuera mi vida, estudio en la escuela secundaria Break Light y después de clase trabajo hasta tarde -y esa es la razón por la que siempre llego tarde a clases-.

_ ¿Mamá? ¿Michael? ¿Melody?_ No hay nadie en casa, nadie me contesta. ¿Tal vez se habrán ido? Pues claro ya es bastante tarde para quedarse a esperarme. Me dispuse a salir de la casa y a tomar el autobús que me dejaba en la escuela.

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La secundaria donde estudio es la más rara de todas las que conozco, y sabiendo que no conozco muchas es prácticamente la más rara. Está llena de diferentes tipos de personas. Un director que opta por la amabilidad y la sinceridad para todos, un sub director que si te cruzas en su camino puedes que termines en prisión, unos maestros desorientados, todo tipo de estudiantes; hemos, sobresalientes, inadaptados, adinerados, extrovertidos, deportistas, futuros presidentes. Incluso hay un psicólogo y un psiquiatra, la verdad no se para que esta este último, pero estoy segura de que alguna razón habrá.

Voy por el pasillo prácticamente corriendo y me detengo en frente de la puerta del salón de la clase de Historia, suspiro, estoy a punto de que me envíen a detención por mi tardanza, se que sucederá, pero aun así entro.

_ La Segunda Guerra Mundial se produjo por..._ estaba diciendo el profesor Daweth de espaldas a los estudiantes escribiendo algo en la pizarra. Para mi suerte no se da cuenta de que llegue y me deslizo silenciosamente a mi asiento sin que él me descubra. _ ¿Quién me da una idea?_ dice mientras se voltea. _ Mm... ¿Qué tal tu Zack?

Zack, el chico más tonto y el más admirado de la escuela, todos lo apoyan en lo que dicen, todos excepto yo. En él solo veo a un mono con capacidad de hablar, ya que solo sabe jugar fútbol y seducir a las chicas.

_ Eso es fácil...fue por la falta de deportes._ responde Zack y todos en la clase sueltan una carcajada, es lo más ridículo que he escuchado._ ¡¿Qué?! Yo hubiese armado una guerra por eso.

_Bueno, Zack _ continua el maestro_ pero esa no fue la razón. Señorita Jones, ya que acaba de llegar, ¿Puedes responder a la pregunta?

Me sorprende que se hubiera dado cuenta, pero no lo hago notar y me limito a responder.

_La razón fue porque Hitler se creía mejor que todos, podemos decir que se parece a Zack pero con un poco de cerebro._ a esto todos vuelven a reír y aunque lo veo de espaldas, se que Zack está molesto. Pero continuo_ él pensaba que las demás razas no eran puras, que estaban corrompidas por la evolución y otras cosas, por eso durante la guerra arresto y asesino a todos los judíos y a los que practicaban teatro y música.

_ Eso es algo cierto. Bien, Madeleine, recuérdeme darle su pase a detención cuando termine la clase._ dice el señor Daweth dando la espalda de nuevo al grupo.

Mientras continua hablando sobre la famosa guerra, Zack voltea a verme, es rubio con ojos azules, de espalda ancha y cuerpo de atleta todo un "guapetón" como dirían las animadoras. Se por sus ojos que está molesto conmigo, lo cual ni me interesa, pero veo que guarda el sentimiento para no verse derrotado ante una chica, típico ego de deportistas. Para su suerte estamos a dos asientos de distancia y no es capaz de decir nada a los aires, para mi mala suerte no puedo desquitarme con él en el día de hoy.

Diez minutos después suena la campanada del timbre que indica que ya se acabo el tiempo de Historia e iniciará la clase de Matemáticas en otro salón. Me levanto de mi asiento y voy directo a la puerta intentando escapar de mi castigo, no puedo quedarme hasta las 6 aquí, tengo que ir a trabajar. De repente alguien bloquea mi salida, y lo miro fijamente a los ojos azules imaginándome las mejores formas de hacerle daño, pero Zack me devuelve la misma mirada. Si las miradas mataran.

_Así que eres una chica muy estudiosa._ me dice con voz de un asesino en serie. No me voy a dejar torturar de él, seré pequeña de tamaño y tal vez no tenga el mismo apoyo que él, pero mi papá me enseño algunas formas de defenderme, una vez que llegué a casa con un ojo morado, así que puedo golpearlo.

_Bueno, se algunas cosas. Como por ejemplo, se supone que el hueco en la pared debe ser cubierto por la puerta, no por un muto humano._ le respondo con algo de sarcasmo, adoro el sarcasmo.

_Muy graciosa Jones, pero si no fueras una chica te hubiese golpeado hace mucho tiempo.

_En una galaxia muy lejana, ya lo sé Zack. Ahora déjame pasar, no tengo todo el día._ estoy a punto de deslizarme debajo de su brazo cuando pone su mano en mi cara y le doy una cachetada antes de que intente otra cosa.

El señor Daweth se da cuenta de lo que está pasando y nos retiene.

_Bien chicos, ahora les tengo buenas noticias. Ya que son tan unidos_ extiendo su mano a mí con dos trozos de papel en la mano._ aquí tiene señorita Jones, sus pases para detención_ después se dirige a Zack y le dice_ y para usted señor Hawerth._ termina entregándole el mismo pedazo de papel pero con su nombre.

Un amor... que cayó del cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora